13.1.05

El misterio de la vida por Josei Toda (Parte 2)

La siguiente es una traducción de un ensayo del segundo presidente de la Soka Gakkai. El artículo fue publicado por primera vez en la edición de julio de 1955 del Daibyakurenge, una publicación de la Soka Gakkai dedicada al estudio y fue reimpresa en la Recolección de Obras de Josei Toda, vol. 3, pp. 5-22.

La eternidad de la vida
La vida humana existe a lo largo de las tres existencias de pasado, presente y futuro. La duración de la vida, en este sentido, es esencial en el budismo. El capítulo “Duración de la vida de El Que Así Llega” del Sutra del Loto establece: Si embargo, hombre de buena voluntad, han pasado inmensurables, ilimitados cientos, miles, decenas de miles, millones de nayutas de kalpas desde que yo alcancé, de hecho, la budeidad.
Supongamos que una persona tuviese que tomar quinientos, mil, diez mil, un millón de nayuta asamkhya [gran número] mil millones de veces de mundos y reducirlos a polvo. Entonces, moviéndose hacia el este, cada vez que pasa por quinientos, mil, diez mil, un millón de nayuta asamkhya mundos, esta persona deja caer una partícula de polvo y continúa hacia el este hasta que termina de dejar caer todas las partículas. Hombres de buena voluntad, ¿cuál es su opinión? ¿Se puede imaginar o calcular el número total de todos estos mundos?”


El bodisatva Maitreya y los demás dijeron al Buda: «Honrado por el Mundo, estos mundos son inmensurables, ilimitados. Uno no puede calcular su número, ni tiene la capacidad para abarcarlos. Incluso los que escuchan la voz y los pratyekabuddhas [seres iluminados] con su sabiduría libre de fallas no podían imaginar o comprender cuántos son. Aunque estamos en el estado de avivartika, no podemos captar este asunto. Honrado por el Mundo, estos mundos son inmensurables e ilimitados”.
En ese momento, el Buda dijo a la multitud de grandes bodhisattvas: “Hombres de Buena voluntad, ahora les diré esto a ustedes claramente. Imaginen que todos estos mundos, hayan o no recibido una partícula de polvo, sean también reducidos a polvo. Si una partícula representa un kalpa. El tiempo que ha pasado desde que yo alcancé la Budeidad sobrepasa esto en cien, mil, diez mil, un millón de nayuta asamkhya kalpas.
Desde entonces he estado constantemente en este mundo saha, propagando la Ley, enseñando y convirtiendo a las personas” (Sutra del Loto 16, 225).

El anterior pasaje del sutra, entre los muchos escritos de Shakyamuni, es la parte más importante, la quintaesencia de su iluminación. El significado de esta prédica a sus discípulos podría parafrasearse de la siguiente manera: “Ustedes todos piensan que yo me convertí en un Buda en este mundo. Sin embargo, la verdad es que me convertí en un Buda en el remoto pasado, hace un número incalculable de kalpas equivalente a las partículas de polvo de un enorme sistema de mundos. Y desde entonces he estado activo en este mundo saha”. Aquí él revela que su vida y su iluminación no sólo existen en este lapso de vida, sino que han existido desde el remoto pasado.

El siguiente pasaje del capítulo “Duración de la vida de El Que Así Llega”, sin embargo, se puede entender desde un enfoque diferente al del pasaje anterior: [en ese momento el Buda le dijo a la multitud de grandes bodhisattvas ... ] “Hombre de buena voluntad, El Que Así Llega observa cómo entre los seres humanos hay quienes se contentan con una Ley inferior, magra en virtud y fuerte en corrupción. Para tales personas describo cómo en mi juventud abandoné mi hogar y alcancé el anuttara-samyak-sam bodhi. Pero en verdad el tiempo desde el que yo alcancé la budeidad es extremadamente largo, como les he dicho”. (Sutra del Loto 16, 226)

En este pasaje, Shakyamuni explica que aunque aquellos que son “escasos en virtud y abundantes en corrupción” piensen que aunque sus vidas son sólo de esta vida actual, el verdadero aspecto de la vida es eterno, sin principio ni final.

En contraste con Shakyamuni, quien veía la naturaleza de la vida desde la perspectiva de la budeidad que alcanzó en el distante pasado, Nichiren Daishonin, desde el punto de vista de una persona común que está en la segunda de las seis etapas de la práctica, expone la naturaleza intrínseca de la vida y de la existencia eterna de la budeidad. Es decir, el Daishonin explica que dentro de nuestras vidas como personas comunes existe la realidad de la vida incambiable y eterna. El momento abraza la eternidad aunque la eternidad es una secuencia de momentos. El Daishonin explica que “extremadamente largo” [el Sutra del Loto] significa “sin afectación” o “dotado desde sus inicios”.

En “La máxima enseñanza afirmada por todos los budas del pasado, el presente y el futuro’ el Daishonin declara: Shakyamuni, El Que Así Llega, se percató desde el inicio, con anterioridad igual a un número de kalpas de grandes sistemas de mundos, innumerables como partículas de polvo, cuando era una persona común, que su cuerpo era tierra, agua, fuego, viento y espacio. Entonces, inmediatamente, alcanzó la iluminación. Entonces apareció en mundo tras mundo, vida tras vida, para alcanzar el Camino cada lugar a lo largo de las ocho fases de la existencia de un Buda por el bien de las enseñanzas de los demás (Gosho Zenshu, 568).

El Daishonin también declara en “La entidad de la Ley Mística”: Cuando el sabio estaba observando el principio y asignó nombres a todas las cosas, percibió que existe esta maravillosa Ley única [que simultáneamente posee tanto la causa como el efecto [renge], y la denominó Myoho-renge. Esta sola Ley que es Myoho-renge engloba dentro de sí todos los fenómenos comprendidos en los Diez Estados y en los tres mil ámbitos y no carece de ninguno de ellos. Toda persona que practique esta Ley obtendrá tanto la causa como el efecto de la budeidad, simultáneamente.

El sabio practicó con esta Ley como su maestro y alcanzó la iluminación y, por lo tanto, obtuvo simultáneamente tanto la causa como el efecto místico de la budeidad, convirtiéndose en El Que Así Llega de la perfecta iluminación y manifestó plenamente las virtudes (Writings of Nichiren Daishonin, 421).
En “Sobre los Diez Estados dharmas” el Daishonin establece:
La enseñanza teórica del Sutra del Loto expone la posesión mutua de los Diez Estados desde el punto de vista de que Shakyamuni alcanzó su iluminación por primera vez en la existencia presente; la enseñanza teórica no revela aún la posesión mutua de los Diez Estados de la iluminación inicial de la que es dotado intrínsicamente... La enseñanza teórica, por lo tanto, no se encuentra en el significado de que la budeidad no tienen ni principio ni final (Gosho Zenshu, p. 42l).

En la “Recopilación de las enseñanzas transmitidas oralmente”, el Daishonin también establece:
Los “tres cuerpos del Buda de la libertad absoluta” indican al devoto del Sutra del Loto del Último Día de la Ley. El título del tesoro de los tres cuerpos del Buda de la absoluta libertad es Nam-myoho-renge-kyo. Estos tres cuerpos son los tres puntos más importantes en la realidad expuesta en el capítulo “Duración de la vida de El Que Así Llega”. El Que Así Llega de este capítulo será descrito en términos de las seis etapas de la práctica como sigue: El Que Así Llega de la primera etapa es una persona común que entonces avanza hacia la segunda etapa cuando recibe sobre su cabeza Nam myoho-renge-kyo en cuanto escucha el título del Sutra del Loto por primera vez. Entonces se mueve hacia la tercera etapa cuando comienza a practicar al escuchar la Ley. Esta tercera etapa es para observar en la realidad el objeto de devoción de los tres mil ámbitos en un solo instante de vida. Cuando se supera el obstáculo de los impulsos humanos, entra en la cuarta etapa. En la quinta etapa, se devociona a la práctica para los demás. Cuando logra la máxima captación de que posee los tres cuerpos del Buda de la absoluta libertad se dice que es un Buda en la sexta etapa. En general, en vez de considerar que suprimir los impulsos humanos como la máxima enseñanza del capítulo “La duración de la vida de El Que Así Llega”, uno debe considerar que la vida del mortal común, inicialmente dotada, es la máxima enseñanza de este capítulo (Gosho Zenshu, 752).

Según lo aclarado en esos pasajes, los tres mil ámbitos en un solo instante de vida expuestos por Shakyarnuni explican esta enseñanza desde el punto de vista de un Buda y es un principio doctrinal tanto en sus enseñanzas teóricas como en sus enseñanzas verdaderas. Creo que los tres mil ámbitos en un solo instante de vida expuestos por el Daishonin explican esta enseñanza desde punto de vista de una persona común cuya vida es originariamente dotada con la Ley Mística. Es una práctica de observar directamente nuestra mente y con ello alcanzar la iluminación; revela la realidad de la vida en su nivel más fundamental.
A continuación, presentaré mi visión sobre la eternidad de la vida, aunque no sin el temor de que mis interpretaciones pudiesen no estar a la altura de los textos originales.

La vida existe simultáneamente con el universo. No precedió al universo, ni llegó a surgir después de que el universo se formó, ni por chance ni por creación de alguien. El universo mismo es vida; sería un error ver la vida como algo exclusivamente limitado al planeta tierra. Ahora, bañado en la extensa e ilimitada compasión del Daishonin, nos devocionamos al Gohonzon, el objeto de devoción para el logro directo de la budeidad. Al hacerlo, estamos, de hecho, intentando captar la propia realidad mística de la vida.

Algunos puede que nieguen mi visión de la eternidad de la vida y que aseveren que los seres humanos y otras criaturas evolucionaron a partir de formas de vida unicelular. Pero yo les contestaría, ¿cómo llegaron a existir estas formas de vida constituidas por una sola célula, de dónde provinieron cuando nuestro planeta al rojo vivo se enfrió?

Sea en nuestro propio planeta o en otros, cuando las condiciones son las adecuadas para que aparezcan formas de vida unicelulares, éstas aparecen. Y cuando el suelo y el clima son adecuados para que el moho o las algas florezcan, éstos proliferarán. No estoy negando la teoría de la evolución que explica su desarrollo, sino que debido a que el universo es vida en sí mismo, cuando las condiciones son las correctas, aparecen formas de vida primarias. Por lo tanto, en modo alguno puede resultar extraño pensar que miles de millones de años atrás, la raza humana pueda haber habitado en otras estrellas y que ahora se encuentre floreciendo en la tierra. Además, podemos imaginar que en algún lugar de otros mundos existan animales que estén esforzándose por evolucionar hasta convertirse en seres humanos. He oído decir a astrónomos que ciertas formas de vida vegetal pueden existir en otros planetas de nuestro sistema solar. Como no soy un astrónomo, no estoy en posición de demostrarlo, pero me siento inclinado a creer que esto puede ser así.
No puedo aceptar la visión de que las proteínas se combinan de cierta manera con otras sustancias para, en un momento determinado, producir vida. La presencia de proteínas y sustancias similares proporcionan una condición necesaria para que emerja la vida, pero la vida misma es permanentemente inherente al cosmos.
¿Cómo se mantiene la vida?

La vida es eterna. Las personas con frecuencia hablan sobre la continuación de la vida, pero nos encontramos con numerosos enfoques sobre el tema. Algunos pregonan la visión abstracta de que “la vida es eterna” creo en ello vagamente, pero las nociones así de abstractas escapan a nuestro alcance.

La vida de una persona pasa a sus descendientes, y esa persona pasa a vivir en sus descendientes. Pero esto no es algo que pueda llamarse vida eterna. Si los descendientes de una personas llegan a morir, ¿acaso esa persona dejaría de existir? Más aún, no puede considerarse eterna una vida que pudiera perecer con la destrucción de la tierra. Si llegáramos a aceptar la visión de estas personas, tendríamos que decir que la propia vida de una persona se encuentra activa en este momento en su hijo o hija, tal como lo está dentro de ella misma, lo cual sería en extremo irracional. ¿Cómo consideran estas personas sus propias vidas después de la muerte? En efecto, ellos ven los cuerpos de sus descendientes como su propio cementerio, un concepto de la vida realmente superficial. No podemos decir que comprendemos la eternidad de la vida.

Recuerdo que el famoso Chogyu Takayama [1871—1902] dijo una vez, “Los hombres realizan grandes obras que se mantienen más allá de su propia muerte. De este modo, los hombres siguen viviendo en las grandes obras que dejan tras de sí”. Debido a que Takayama era un hombre de letras tan respetado, me preocupé enormemente por su explicación. Si lo que él dijo es verdad, entonces las vidas de nosotros, las personas comunes no se pueden considerar eternas, tanto menos las vidas de los perros o los gatos. En este caso, la vida eterna no sería universal. Durante mucho tiempo yo me pregunté si esto era o no verdad. En consecuencia, llegué a la conclusión de que aunque Takayama era más que todo un hombre de letras, su visión acerca de la vida después de la muerte era excepcionalmente superficial.

Aunque esto podría ser un tanto teórico, entre las teorías de la vida que parten de hechos demostrables, nos encontramos con la idea de que dentro de los seres vivos existe algo que es como un espíritu o alma, que se mantiene vivo eternamente después de la muerte. Puesto que este punto de vista al principio es bastante aceptable, un número considerable de eruditos y muchas otras personas lo aceptan. No obstante, desde el punto de vista de la filosofía budista, carece de validez. Shakyamuni niega categóricamente la existencia del alma en su Sutra Nirvana, y define que esta creencia es no budista e incorrecta. Entonces, ¿en qué forma continúan existiendo los seres vivos? El problema de lo que ocurre después de la muerte ocupa un lugar prominente en el pensamiento budista, al igual que en otras religiones. Sin embargo, dado que esto podría fácilmente crear malos entendidos por parte de personas que no están bien versadas en las enseñanzas budistas, en este momento omitiré explicaciones detalladas o doctrinales y me dedicaré, por el contrario, a este tema en términos del sentido común. Ruego al lector sepa comprender.

La sección en verso del capítulo “Duración de la vida” del Sutra del Loto establece: “como medio hábil, yo parezco entrar en el nirvana” (SL 16, 229), así expongo que la muerte es una suerte de medio hábil. Por ejemplo, cuando se ve en términos del objetivo fundamental de la vida, es decir, estar despiertos y activos, dormir es solamente un medio. Si decimos que los seres humanos deberían estar activos, entonces no deberían necesitar del sueño. Pero sin dormir, uno no puede salir de la fatiga o trabajar con energía. De modo similar, cuando las personas envejecen, se enferman o encuentran que sus cuerpos sufren serios daños, no tienen otra alternativa que rejuvenecer su fuerza vital mediante la muerte.

El principio supremo del budismo es tres mil ámbitos en un solo instante de vida. Resulta obvio decir que el budismo resuelve el problema de la vida después de la muerte en conexión con este principio. “La apertura de los ojos” señala, “La doctrina de los tres mil ámbitos en un solo instante de vida” comienza con el concepto de la posesión mutua de los Diez Estados” (Writings of Nichiren Daishonin, 224).
Con respecto a estos Diez Estados, “El objeto de devoción para la observación de la mente” declara:
Cuando vemos de vez en cuando el rostro de una persona, a veces lo encontramos feliz, otras veces envuelto en la ira, y otras veces calmado. En ocasiones aparece la avaricia en el rostro de esa persona, otras la estupidez, y otras la perversidad de la ira es el estado de infierno, la avaricia es la de los espíritus hambrientos, la estupidez es la de los animales, la perversidad es la de los “asuras”, la alegría es la del éxtasis, y la calma es la de los seres humanos... El hecho de que todas las cosas en este mundo son transitorias está perfectamente claro para nosotros. ¿No es esta la razón por la cual los mundos de los dos vehículos están presentes en el estado de humanidad? Incluso un villano sin corazón ama a su esposa y a sus hijos. Él también tiene una porción del mundo de bodisatva dentro de sí. La budeidad es la más difíciles de demostrar. Pero debido a que usted posee los otros nueve estados, usted debería creer que usted también posee la budeidad. (Writings of Nichiren Daishonin, 358)

Si contemplamos el estado de nuestra mente a lo largo del curso de las actividades de un día, nos encontramos con que momento a momento, surgen diversos estados y se desvanecen dentro de nosotros, tales como la avaricia, la alegría o la ira. Aquí, por cierto, me gustaría explicar un poco: El pasaje citado arriba señala, “La budeidad es la más difícil de demostrar” pero, cuál es exactamente la relación o estímulo externo que nos permitirá manifestar nuestro mundo inherente de budeidad? La máxima verdad del budismo de Nichiren Daishonin es la realidad de los tres mil ámbitos en un solo instante de vida o, en términos de nuestra práctica, las Tres Grandes Leyes Secretas. De este modo, con sólo abrazar la fe en el Gohonzon del supremo santuario del budismo verdadero podemos establecer la relación que nos capacita para alcanzar la budeidad en nuestra forma presente. Sin embargo, me gustaría hablar en detalle sobre este punto en otra ocasión.

Cuando observamos el funcionamiento de nuestras mentes descubrimos que aun cuando sentimos alegría, esa alegría desaparece con el paso del tiempo. Pero ésta no se ha ido a otro lugar, como un espíritu o un alma que parte, sino que se ha vuelto a fusionar dentro de los resquicios de la mente donde ya no la podemos encontrar. Sin embargo, luego de varias horas o días, esa misma alegría aflora a la superficie de nuevo. O, supongamos que alguna circunstancia le ha causado a usted un sufrimiento, incluso después de que han pasado varias horas o varios días, si algo le recuerda la circunstancia desafortunada, ese mismo sufrimiento puede asaltarlo de nuevo. En tales casos decimos con frecuencia que se trata de un “nuevo sufrimiento”, pero entre el sufrimiento inicial y el presente existe una misteriosa continuidad; no existe brecha en absoluto entre un momento y el otro.

Un fenómeno similar se repite cuando dormimos cada noche. Aunque estemos dormidos, no podemos ubicar el lugar en el que está nuestra mente, no obstante, ésta funciona, estemos dormidos o no. Cuando dormimos, nuestra mente conciente parece desvanecerse; cuando nos despertamos regresa al instante. ¿Existe o no nuestra mente conciente? Podemos decir que existe, pero hay momentos en los que se desvanece. La visión que define las cosas ni como existencia ni como no existencia es denominada percepción de la no sustancialidad. Esta dimensión de la vida que trasciende las diferencias entre existencia y no existencia se denomina místico (myo). Cuando consideramos la mente y su funcionamiento en el microcosmos de nuestro ser, y también estudiamos las profundas enseñanzas de la filosofía budista, podemos llegar a una conclusión válida sobre la existencia o la no existencia de la continuación de la vida después de la muerte.

Como mencioné anteriormente, el universo es vida en sí mismo; por lo tanto, cuando morimos, nuestra vida se fusiona dentro de la vida mayor del universo y no existe un lugar en el que se pueda encontrar. Esto es análogo al intervalo entre los dos instantes de sufrimiento, en el cual no parece haber sufrimiento, o el intervalo entre dos momentos de regocijo en los que la alegría parece haberse desvanecido, o el intervalo del sueño en el cual nuestra mente conciente no está en un lugar en el que se pueda encontrar. Nuestra vida en la muerte no vuela en algún lugar como un espíritu. Aunque ésta se fusiona con el cosmos, sin embargo, no está por lo tanto necesariamente en paz, tal como el sueño no siempre significa descanso. Algunas personas duermen profundamente, mientras que otras sufren de pesadillas, e incluso otras, agobiadas por las preocupaciones, solamente alcanzan a dormir intermitentemente.

Podemos llegar a captar fácilmente esto de que la vida se fusiona con la vida del cosmos si estudiamos el Sutra y abrazamos la esencia del budismo en nuestros corazones. Cuando la vida en el estado de muerte surge gracias a algún estímulo externo, ésta reaparece en el mundo en forma visible y reasume las actividades de su vida. Y así como cuando uno reasume sus actividades mentales del día anterior antes de abrir los ojos en la mañana, también así nacemos llevándonos con nosotros el karma sin disminuir que hemos creado en existencias anteriores, recibiendo sus efectos a medida que vivimos nuestras vidas en este mundo.
De este modo, tal como cuando dormimos y nos despertamos, nos despertamos y dormimos, así mismo nacemos y morimos, morimos y nacemos de nuevo, manteniendo así un ciclo eterno de vida. Debido a que cada persona lleva consigo su propio destino, quienes comparten una relación de esposos, o de padres e hijos en el lapso de esta existencia, no pueden mantener esta relación eternamente. Sólo quienes abrazan la ley pura y verdadera de Nam-myoho renge-kyo, es decir, quienes tienen fe en el Gohonzon, reciben inmensos beneficios, y mantienen la conexión entre ellos a lo largo de la eternidad.

Notas al pie:
1. Shramanera: un novicio de la Orden Budista que ha prometido sostener los diez preceptos.

2. Ocho fases en la existencia de un Buda: ocho fases sucesivas que se dice manifiesta un Buda cuando aparece en el mundo para salvar a las personas. Estas fases son: 1) descender de los cielos; 2) entrar en el cuerpo de la madre 3) emerger desde el cuerpo de la madre 4) renunciar al mundo; 5) conquistar las fuerzas diabólicas; 6) manifestar la iluminación; 7) dar vueltas a la rueda de la Ley y8) entrar en el nirvana.

3. Tres mil aspectos: Un sistema filosófico establecido por T’ien-t’ai, en China, que tiene como base el Sutra del Loto. La expresión “tres mil” es una integración de los Diez Estados, su posesión mutua, los diez factores y los tres mil ámbitos de la existencia. Estos principios integradores pueden concebirse como las tres mil condiciones de vida que pueden manifestarse en un solo momento.

4. Posesión mutual de los Diez Estados: Es el principio de que cada uno de los Diez Estados contiene dentro de sí mismo a los otros nueve como potencialidad. Esto significa que la condición de vida de un individuo se puede cambiar, y que todos los seres de los nueve estados poseen el potencial para la budeidad. 5. Los tres cuerpos , es decir, tres tipos de cuerpo que posee un Buda: 1) el cuerpo “dharma”, lo cual indica la Ley a la cual es iluminado un Buda; 2) el cuerpo de “recompensa”, el cual indica sabiduría; 3) el cuerpo manifieste, el cual es la forma física que asume el Buda para salvar a las personas.

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