3.12.06

Claves para vivir en una sociedad saturada por el estress.

Jueves, Nov, 9, 2006
 
DESARROLLANDO UNA INICIATIVA MÁS AMPLIA
 
Claves para vivir en una sociedad saturada por el estress.
 
Por DAISAKU IKEDA
 
Especial para El Times de Japón.
 Vivimos en una sociedad de altos niveles de tención y estress, los síntomas de estos niveles extremos de estress pueden verse en el síndrome de "muerte por sobredosis de trabajo" y en el alto índice de suicidio.   La intimidación viciosa entre los niños es también un reflejo de este stress.  
Martin Seligman, reconocido por su investigación acerca de la psicología de la esperanza, expresa su preocupación con respecto a lo que él llama "el gran yo y el pequeño nosotros"—un dilatado ensimismamiento y un sentido de conexión con las demás personas cada vez más atenuado    Parece claro que esta tendencia debe ser confrontada si deseamos prevenir que nuestras vidas sean cada vez más estresantes.
En el pasado, la sociedad humana ofrecía estímulos y oportunidades que permitían a las personas extender una red apoyo entre todas, especialmente en situaciones altamente estresantes. Desafortunadamente, muchas de las redes que solían darnos apoyo han sido debilitadas o socavadas.   Enfrentados al estress, muchas personas sienten que no tienen a quien recurrir, que no tienen acceso al tipo de amistades o comunidades donde puedan fácil y abiertamente compartir sus problemas y preocupaciones.
El termino "estress" originalmente viene de la física y se refiere a la deformación de un cuerpo que ha sido sometido a fuerzas externas.   Luego vino a ser utilizado para referirse al efecto de diversas presiones sobre el estado de salud mental y física de las personas.  No hace falta decir, que así como diferentes materiales resisten en mayor o menor grado ante la fuerza de la presión física, así mismo nuestra habilidad para hacer frente a las situaciones estresantes varían en gran medida de persona a persona.
Un trabajo o una situación interpersonal que un individuo pueda encontrar intolerantemente estresante puede, para alguien más, no representar stress alguno.
Por esta razón, decirle a otra persona que su problema no es gran cosa, aún con la intención de ayudar y de animarlos, puede, de hecho, profundizar e intensificar su experiencia de estress.   Las reacciones del corazón humano son mecánicas y predecibles, pero infinitamente sutiles y delicadas.
Desde una perspectiva, el núcleo de la las Fuentes del stress puede encontrarse en nuestras ideas contemporáneas acerca de la naturaleza del ser.   Por otro lado, cada uno de nosotros, como "individuos libres", deberíamos ser capaces de valernos por nosotros mismos ante cualquier situación.  Al mismo tiempo, las masivas estructuras burocráticas de la sociedad tratan a la gente como piezas de engranaje para maquinarias, sin calculo del sentido de que somos impotentes para moldear nuestro destino, mucho menos de ser capaces de conducir a la sociedad humana hacia una nueva y mejor dirección.   Desgarrados entre las expectativas excesivas y los sentimientos de máxima impotencia, la gente se vuelve cada vez más susceptible a los impactos del estress.  
Aprender a lidiar con el estress exitosamente requiere que tratemos de vernos a nosotros mismos bajo una luz diferente.  Necesitamos una comprensión más profunda de nuestro verdadero potencial ilimitado así como de nuestra vulnerabilidad, de manera que podamos desarrollar nuestra fuerza como individuos a través del apoyo mutuo.
Hans Seive, quien ha sido pionero en el campo de los estudios acerca del estress, ofreció el siguiente consejo basándose en su propia experiencia batallando con el cáncer: Primero, establezca y mantenga sus propias metas de vida.   Segundo, viva de manera que su presencia sea necesaria para otros – tal manera de vivir es, en última instancia, beneficiosa para usted mismo.
Es natural para nosotros, como seres humanos, mirar hacia adelante. Nuestros ojos miran naturalmente hacia delante.   En este sentido, estamos creados para ir tras una meta.  Al mismo tiempo, extender nuestras manos a otros seres que estén sufriendo fortalece nuestra habilidad para enfrentar nuestros propios problemas y desafíos con coraje.
Los Sutras Budistas contienen esta parábola, que es muy bien conocida:
Un día, Una mujer arruinada por la pena de haber perdido a su hijo, se dirigió a  Shakyamuni.  Esta le suplicó que le devolviera la vida a su bebé.  Shakyamuni la consoló y le ofreció preparar una medicina para revivir a su hijo.   Para poder hacer esto él necesitaría unas semillas de mostaza, sin embargo, tendrían que provenir de un hogar donde nunca se hubiera experimentado la muerte de un miembro familiar.   La mujer fue de casa en casa preguntando en cada una por las semillas de mostaza.  Más no pudo en ninguna parte conseguir un hogar donde no se hubiera presentado la muerte.   A medida que continuaba su búsqueda, la mujer comenzó a darse cuenta de que su sufrimiento era algo que todo el mundo compartía.  Así que regresó a ver a Shakyamuni determinada a no dejarse vencer por el sufrimiento.
El entrenamiento físico y mental genera una transformación en nuestra experiencia de las cosas.  La misma pendiente empinada, que para el inexperto esquiador provoca sólo terror, es para el experto una fuente de gran emoción y alegría.  De la misma manera, con el estudio constante, podemos sacar conocimiento e inspiración de los más profundos y difíciles textos.
Así como el entrenamiento físico puede desarrollar las capacidades ocultas de nuestros cuerpos y así como el entrenamiento intelectual desarrolla nuestras capacidades mentales, nuestros corazones pueden ser entrenados y fortalecidos.   A través del proceso de superar el dolor, por ejemplo, se hace posible para nosotros ver más allá de nuestros sufrimientos y preocupaciones cuando desarrollamos un sentido más amplio y sano de nosotros mismos.   Esta experiencia puede inspirar actos de compasión por otros que han experimentado este mismo dolor.
Al trabajar en conjunto y por el bien de todos, es posible convertir aún las más estresantes situaciones en una oportunidad para aprender a vivir con una perspectiva elevada y con mayor energía.   Parece poco probable que las fuentes del estress que enfrentamos ahora disminuyan; es más, parece más probable que aumenten.
Ahora, más que nunca, necesitamos desarrollar las cualidades del valor, la sabiduría y la esperanza a medida que forjamos redes expansivas de apoyo.
Al final, la clave para vivir en una sociedad saturada por el estress yace en hacer propio el sufrimiento de los demás -   en liberar la capacidad humana por la empatía.  No hay necesidad de llevar en soledad la carga de un corazón pesado.
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Daisaku Ikeda.
 
 
Traducción: Irene Gil Rizo
 
Tomado como copia fiel del texto original en   http://search.japantimes.co.jp/cgi-bin/eo20061109a3.html

24.3.06

SOBRE LA ORACION

Aunque uno pudiera apuntar a la Tierra y errarle, aunque pudiera ceñir el cielo, aunque pudiera cesar el flujo de las mareas y el Sol se elevara por el oeste, jamas podria ocurrir que las oraciones del devoto del Sutra del Loto quedaran sin respuesta.

(Gosho zenshu pag. 1351)


La oracion es el coraje de no resignarse. ¡Es la lucha para extirpar la debilidad y el lamento de lo que consideramos imposible! Se puede transformar la realidad, sin falta.
La oracion es el trabajo de grabar la conviccion en lo profundo de la vida. La oracion es la desctruccion al miedo, es desterrar la tristeza, es encender la esperanza. Es la revolucion de reescribir el guion del destino. ¡Creamos en nosotros mismos! No se subestimen. Subestimarse es traicionar al budismo, porque es blasfemar la budeidad que existe dentro de nosotros. Ademas, la oracion es el desafio de hacer coincidir en engranaje del eje de nuestra vida con el movimiento del universo.
Nosotros, que estabamos envueltos por el cosmos a traves de la oracion, abrasemos al universo y lo convertimos en nuestro aliado. Es dar vuelta la historia que comienza a girar hacia la felicidad, hacia la felicidad.
Una oracion seria y ferviente lo fortalece a uno y permite que el ritmo de nuestra vida se fusione con el ritmo del universo.


(Por Daisaku Ikeda extraido del Daibyaku Renge de Enero de 2006.)

10.2.06

Uno se fortalece venciendo dificultades

A continuación se transcribe el discurso pronunciado por el presidente de la Soka Gakkai Internacional, Daisaku Ikeda, durante un encuentro para celebrar el “Día de la Pasión” de las escuelas Soka, realizado en el predio escolar de Tokio el 9 de octubre de 1999. El acto se transmitió en vivo, al mismo encuentro simultáneo que se efectuaba en el predio de Kansai. El célebre futbolista Roberto Baggio y su esposa Andreína fueron invitados especiales del encuentro.

Primero que nada, quiero dar una noticia especial. Hemos invitado al equipo de fútbol de la Escuela de Segunda Enseñanza Kyung Hee, de Corea, a venir al Japón en enero del 2000, para inau­gurar el nuevo milenio. Como sabrán, las escuelas Kyung Hee mantienen un programa de intercambio con nuestros establecimientos. El equipo de fútbol ha aceptado la invitación y jugará una serie de partidos amistosos con los seleccionados estudiantiles de las escuelas Soka de Tokio y de Kansai. El equipo que vendrá a visitarnos es muy bueno. De ahí han salido, incluso, jugadores olímpicos de fútbol…
Dicho sea de paso, en el 2002 Corea del Sur y el Japón serán sede del Mundial de Fútbol. Así que el intercambio cultural entre las jóvenes generaciones será muy importante.
Espero que los muchachos de las escuelas Soka, tanto de Tokio como de Kansai, se esfuercen de todo corazón.

¡Sobresalgan en algún campo!

Las escuelas Soka son muy buenas, tanto en rendimiento académico como en deportes. En cada una, funcionan muchos clubes estudiantiles activos, dedicados tanto al perfeccionamiento escolar como deportivo. En el Encuentro Atlético Nacional, que se realizará este mes en Kumamoto, Kyushu, estarán presentes representantes de las escuelas Soka de diversas disciplinas, elegidos por sus méritos. Ken’ichi Murai, del equipo de atletismo de nuestra escuela en Tokio, competirá en salto de longitud. Murai ya tuvo el honor de competir en los Juegos Mundiales Juveniles, que se llevaron a cabo en Polonia en julio de este año, y resultar el mejor atleta japonés. ¡Felicitaciones!
También hay varios estudiantes de la Escuela Soka de Kansai que representarán a la prefectura de Osaka: Kimiaki Kitagawa y Junji Kitagawa, del equipo de rugby; Shin’ichi Sugiyama, capitán del equipo de fútbol, y Makoto Tamari, del equipo de atletismo, que competirá en lanzamiento de jabalina. ¡Los felicito!
Dos entrenadores de nuestra escuela de Kansai han sido elegidos para dirigir los equipos de fútbol y de kendo (esgrima japonesa) de la prefectura de Osaka, para el campeonato nacional: son Seiichi Kinoshita y Tatsuya Honbo, respectivamente. ¡Un gran aplauso para ellos, también!
¡Espero que todos nuestros estudiantes triunfen!
Las escuelas Soka han sido elogiadas e incluidas entre las mejores del país. Quiero pedirles a los maestros de estos establecimientos que sigan cuidando a los alumnos como si fueran sus propios hijos, y dedicándose completamente a nutrir a estos futuros tesoros del mundo.

¡Sean personas apasionadas!

Quiero dar una cálida bienvenida al ídolo del fútbol Roberto Baggio y a su esposa Andreína. En este “Día de la Pasión”, ¿qué mejor invitado que este joven héroe mundial, el señor Baggio? A pesar de que está sumamente ocupado, ha encontrado el tiempo para venir a visitar las escuelas Soka. Se lo agradezco de todo corazón.
“¡El fútbol es pasión!”. Esta es la famosa declaración del señor Baggio. Una persona apasionada es hermosa, noble y admirable. La ardiente pasión que este joven siente por el fútbol ha cautivado no sólo a sus compatriotas italianos, sino a los simpatizantes de todo el mundo.
La vida sin pasión es vacía. Los que no tienen la pasión de desafiarse y se contentan con vivir por la fuerza del hábito no están realmente vivos; se les ha muerto el corazón. La pasión demuestra que estamos con vida.
Yo también he vivido hasta el día de hoy ardiendo de pasión por mis convicciones. He abierto un camino de victoria, enfrentado a incontables oponentes.
Antes de llegar al Japón, esta vez, el señor Baggio viajó a Israel para promover la paz y la amistad, donde tuvo la oportunidad de conocer al primer ministro israelí, Ehud Barak. Por mi parte, he sido invitado a visitar Israel, y la Universidad Soka está llevando a cabo un programa de intercambio con la distinguida Universidad Hebrea de Jerusalem.
La red soka de amistad se extiende alrededor del globo.
La señora Baggio, auténtica compañera de vida de su esposo, es madre de dos niños pequeños. Así y todo, trabaja activamente en bien de los demás, de su comunidad y de la sociedad. A mi esposa le ha impactado la postura de la señora Baggio, a quien elogia abiertamente.

Estudiantes de las escuelas Soka activos en todas las áreas

El señor Baggio nació el 18 de febrero de 1967, el año que fundé las escuelas Soka. Así que ambos tienen la misma edad: treinta y dos años. A esa misma edad, yo asumí la presidencia de la Soka Gakkai como sucesor de mi maestro Toda. En el año 2000 se cumplirán 40 años de aquella asunción.
Al señor y la señora Baggio les aguarda un futuro de esperanza ilimitada.
Las escuelas Soka celebrarán [en noviembre de 1999] su trigésimo segundo aniversario. Hoy, hay graduados de las escuelas de Tokio y de Kansai activos en una amplia diversidad de campos: la educación, las ciencias, las leyes, la medicina, los negocios y el gobierno. Muchos, incluso trabajan en las Naciones Unidas. Son tantos, que en el corto tiempo que tengo asignado en esta reunión no voy a poder nombrar todas sus ocupaciones. Como fundador de las escuelas Soka, nada podría hacerme tan feliz como ver que nuestros alumnos están efectuando una sólida contribución en la sociedad.
Seguiré orando toda mi vida por el éxito y el desarrollo de ustedes, mis amigos, los estudiantes de las escuelas Soka.

Acordarse de ser agradecidos

El señor Baggio es oriundo de un pequeño pueblo en la región septentrional de Véneto, cuyas edificaciones datan del Renacimiento. Está muy orgulloso de su magnífica aldea natal y de su rica historia. Aunque hoy es un astro de fama mundial, sigue atesorando su cálido vínculo con los lugareños que lo vieron nacer. Quisiera que tuvieran esta postura muy en mente. Es importante no olvidarnos jamás de ser agradecidos con aquellos que han alentado nuestro desarrollo y nos han brindado su apoyo. Por favor, sepan corresponder a todos ellos con el sentimiento más auténtico de gratitud. Así podrán vivir una existencia realmente humana y victoriosa.
El señor Baggio es el sexto de ocho hermanos. A los nueve años, se incorporó a un equipo de fútbol y concentró todas sus energías en el deporte de sus sueños. Como estaba naturalmente dotado para el fútbol, imagino que estudiar le habrá costado mucho más que sobresalir con el balón. Uno de sus maestros del secundario lo recuerda con sentido del humor: “Si los libros hubieran sido redondos, como un balón de fútbol, ¡habría sido uno de los grandes académicos del mundo!”.
Estoy seguro de que el señor Baggio habrá tenido que soportar muchas dificultades a causa de su intensa dedicación al fútbol. Por ejemplo, haberse graduado más tarde que los demás. Pero tomó la decisión de no dejarse vencer. “¡En el fútbol, jamás fracasaré!”; éste fue su espíritu. Las personas armadas de esta determinación son fuertes, y hacen grandes progresos.

¡No se rindan! ¡Pónganse de pie y vuelvan a comenzar!

A los catorce años, el señor Baggio comenzó su carrera profesional, donde brilló como el Sol naciente sobre el horizonte. Cada vez jugaba mejor y mejor. Al mismo tiempo, a medida que los partidos se hacían más competitivos, las lesiones comenzaron a ser un problema frecuente. Todos tenemos obstáculos en la vida; ésta no existe sin una cuota de adversidades. La única pregunta es: ¿vamos a dejarnos derrotar por los obstáculos o vamos a luchar contra ellos y a vencer? La conclusión es que la vida representa una lucha.
A los dieciocho años, el señor Baggio recibió una lesión tan fuerte que, al parecer, iba a tener que retirarse del fútbol profesional. Durante varios meses, ni siquiera pudo correr. Pero, a pesar de un impedimento tan grande para un deportista, decidió no darse por vencido. Volvió a ponerse de pie. Esta clase de determinación es realmente admirable. Es la clave para lograr la victoria durante nuestra juventud.
El señor Baggio creyó en su propia fuerza interior; se armó de todo su coraje para salir del abismo de la desesperación. Así es él. En esta actitud uno encuentra, también, la perspectiva budista, la filosofía y la forma correcta de vivir.
Las personas a las que todo les va bien de entrada inevitablemente se echan a perder, se vuelven arrogantes e indolentes. Por otro lado, los que superan una gran dificultad o un profundo sufrimiento, como la quiebra económica, alguna grave enfermedad o la pérdida prematura de uno de los padres, pueden llegar a ser los grandes vencedores y los auténticos filósofos de la vida.
Por eso superar graves obstáculos en la juventud es una fuente de buena fortuna y de beneficios. El punto es forjar una fortaleza invencible, para no entregarse nunca a la adversidad. El señor Baggio ganó esta fortaleza indómita en el mundo del fútbol.

Críticas nacidas de la envidia

Dado que el señor Baggio posee tal capacidad física y dado que ha vivido siempre de manera correcta y honesta, tuvo que sufrir constantes calumnias y críticas nacidas de la envidia. Pero él y su esposa trascendieron todo esto con dignidad y dieron al mundo un espléndido ejemplo de triunfo.
Un notable filósofo oriental dijo una vez que las críticas y las calumnias eran lo que ponía a prueba a los grandes. La persecución es la banda de honor que lucen las personas justas. Leonardo da Vinci, el genio descollante del Renacimiento, no se dejó vencer por las difamaciones y los ardides oscuros que tramaron sus adversarios. Devolvió cada embate con valentía. Fue una de las figuras más dotadas y talentosas de la historia: dejó un legado eterno en las artes y en el conocimiento. Su obra se destacó en plástica, escultura, música, arquitectura, ciencias exactas y muchos otros campos.
Pronto, en el Edificio Central de la Universidad Soka se erigirá una magnífica estatua de Leonardo da Vinci.

El genio es hijo del esfuerzo

¿Cuál fue el factor clave que hizo desplegar a Leonardo semejante potencial multifacético? Uno de los puntos que podemos mencionar es el esfuerzo que hizo por dominar idiomas extranjeros y por leer las más diversas obras. No pudo recibir la educación formal que hubiera querido, pero se ocupó de estudiarlo todo por sí mismo, aun lenguas antiguas. Muchos de sus cuadernos aún hoy se conservan; entre ellos hay glosarios, con más de nueve mil palabras extranjeras. Esta capacidad para los idiomas, que tanto se empeñó en adquirir y pulir, fue la puerta que lo condujo a numerosas obras escritas, tanto contemporáneas como de la Antigüedad. A fuerza de tanto leer, pudo perfeccionar su visión filosófica y su don para las artes. La lectura le permitió dialogar con los grandes pensadores del pasado. El tiempo que pasaba leyendo lo llenaba de satisfacción y de placer. Leonardo escogía buenos libros y los estudiaba minuciosa y humildemente.
La lectura constante de buenos libros estimula las mentes jóvenes, vivaces por naturaleza, y les permite extraer una inmensa creatividad. Por lo tanto, espero que lean buenos libros en abundancia. Quisiera que ustedes, los alumnos de las escuelas Soka, lleguen a ser “Leonardo da Vincis” del siglo XXI. Por favor, siempre traten de leer libros valiosos.
Estoy al tanto del uso que se les da a las bibliotecas en las escuelas Soka. De los ochenta mil títulos que integran la biblioteca de nuestra escuela secundaria en Tokio, cada año se piden prestados unos catorce mil. Es decir, un promedio de 7,6 libros por alumno. De unos sesenta mil títulos que hay en la biblioteca de nuestra secundaria en Kansai, se solicitan veinte mil por año, es decir, 10,9 libros por alumno. Junio es, para nosotros, el “mes del libro”; me contaron que un alumno de la Escuela Soka de Tokio pidió prestado y leyó veintinueve volúmenes en ese solo mes.
El colosal León Toltsoi también fue un voraz lector de autores orientales y occidentales, del pasado y de su época. Uno de los resultados de sus lecturas fue el Calendario de la sabiduría, una antología de citas predilectas por el escritor ruso. Entre ellas, hay una del pensador decimonónico italiano y fervoroso defensor de la independencia italiana, Giuseppe Mazzini: “La vida es una lucha entre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia, entre el egoísmo y la solidaridad humana”.1
Las personas egocéntricas viven ocupándose sólo de sí mismas. Nadie confía en alguien que trabaja sólo por su propio provecho. La forma correcta de vivir es trabajar por el bien de los demás, entablando lazos de solidaridad humana.

Ser fiel a los ideales y sostenerlos con nobleza

El doctor Aurelio Peccei (1909-1984), cofundador del influyente Club de Roma y coautor de una obra cuya autoría compartimos, fue un defensor de la libertad, un luchador contra la tiranía del fascismo italiano durante la Segunda Guerra Mundial. Viajó desde Italia hasta París especialmente para reunirse a dialogar conmigo, en 1975, aun cuando ese día habían planeado la fiesta de cumpleaños de su esposa. En otra oportunidad, en 1981 [,condujo su auto desde Roma hasta Florencia para que nos volviéramos a encontrar]. Aunque era un intelectual muy ilustre y culto, su actitud impactaba por lo humilde y modesta.
Con lágrimas en los ojos, me contó sobre su pasado de lucha en la Resistencia, junto a sus compañeros, en tiempos de guerra. Fue arrestado y sentenciado a muerte, pero eso no lo hizo retroceder un solo paso.
Dialogamos durante horas… Perdimos la noción del tiempo. Conocía perfectamente todas mis actividades y comprendía muy bien nuestro movimiento.
¡Qué noble es el que vive fiel a las propias convicciones! ¡Y qué deplorable es el que traiciona a sus compañeros!
Los jóvenes luchadores italianos de la Resistencia fueron verdaderos héroes. Hace cincuenta y cinco años, en la misma época en que el señor Makiguchi fallecía en prisión [1944], víctima del gobierno militar japonés, uno de esos héroes valientes era sentenciado a muerte por las autoridades fascistas de Italia. Antes de enfrentar su condena, escribió una última carta a su hija:

Mi vida se acaba, pero la tuya apenas ha comenzado. Lo que torna valiosa la existencia es vivir honestamente, es tener ideales, es tener el deseo de ser útil, no sólo a uno mismo, sino a toda la humanidad. […]
No estudias sólo para que tu futuro sea positivo, sino para contribuir a las personas de la sociedad. […]
No dejes que la pena te destruya. […] Cuida a tu madre por mí.2

Fue ejecutado luego de escribir estas líneas.
Las grandes personas siempre dan todo de sí mismas en bien de una causa. Es imposible concretar nobles ideales sin esta clase de consagración.
Para terminar, espero que todos ustedes, los estudiantes de las escuelas Soka en Kansai y en Tokio, se juren unos a otros esforzarse en el “campo de su misión”, con energía, propósitos claros y ardiente pasión hasta el final, igual que el señor Baggio. Lleguen a ser personas elogiadas por todos como goleadores en la actividad que cada uno elija, en el siglo XXI.
¡Y sean buenos hijos!
¡Grazie! (“Gracias”, en italiano.)

1 TOLSTOI, León: Ichinichi Issho—Jinsei Dokuhon Ichigatsu-Sangatsu, trad. al jap. por Hisaichiro Hara, Shakai Shisosha, Tokio, 1967, pág. 143 (traducción indirecta del japonés); véase TOLSTOI, León: A Calendar of Wisdom, trad. al inglés por Peter Sekirin, Scribner, Nueva York, 1997, pág. 72.


2 Itaria Teiko Undo no Isho (Las últimas cartas de los combatientes de la Resistencia italiana), edit. por Piero Malvezzi y Giovanni Pirelli, trad. al japonés por Hideaki Kawashima, Fuzambo, Tokio, 1983, págs. 191–92. Traducción indirecta del japonés.

7.1.06

Mensaje de Año Nuevo Pte Ikeda 2006:

EXTENDER EN TODO EL MUNDO EL CAMINO SOKA DE TRIUNFO HUMANO

¡Les deseo a todos un "Año de los jóvenes y del crecimiento dinámico" lleno de esperanza y de profundo significado!
Hoy, en el firmamento de nuestro siglo de la Soka titilan las luminosas constelaciones de nuestra organización en 190 países y territorios, que envuelven el mundo con la luz del humanismo, dedicadas a promover la paz, la cultura y la educación. Sinceramente les agradezco a todos, mis nobles y preciados camaradas, pues ustedes han sido la fuerza motriz que hizo posible este desarrollo colosal, sin precedentes en la historia del budismo.
El respetado economista norteamericano John Kenneth Galbraith, conocido por su sagacidad y su lúcida perspectiva, afirma que el fortalecimiento de la ciudadanía y del pueblo encierra la clave para transformar el rumbo de la historia [1]. Comparto la misma opinión. En diversos lugares del mundo, nuestros miembros están llevando a cabo actividades en beneficio de sus semejantes, con entusiasmo y energía. Su labor permitió reconocer y redescubrir el inmenso potencial de las personas anónimas; ellos están inyectando vitalidad y esperanza en el sitio donde viven y uniendo a las personas mediante lazos de confianza y de amistad. El movimiento de la SGI es una gran fuerza para impulsar la sociedad en una nueva dirección pacífica; cada vez más personas en todo el mundo están celebrando y aplaudiendo nuestras iniciativas.
El filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) observa: "Los grandes acontecimientos no son nuestras horas más ruidosas sino las más silenciosas. El mundo no gravita alrededor de los inventores de nuevos estruendos, sino alrededor de los inventores de nuevos valores..." [2]. Hoy, la humanidad necesita, sinceramente, un conjunto de nuevos valores universales, que le permitan salir del atolladero perverso que la detiene en muchos frentes.
Nichiren Daishonin escribe: "Las hambrunas se producen a raíz de la codicia; las pestes son producto de la estupidez, y la guerra es resultado de la furia" [3]. La causa a la cual se remontan todos los sufrimientos y conflictos de nuestro mundo yace en una distorsión fundamental que opera en lo más hondo de la vida humana. En consecuencia, la única forma de avanzar es cambiar el corazón y la mente de cada persona. Aunque parezca un camino largo y lejano, es la única vía esencial hacia la paz genuina y duradera.
En tal sentido, el budismo, una enseñanza fundada en la igualdad, el amor compasivo y el respeto a la dignidad de la vida, brinda un confiable tesoro de recursos y valores como los que hoy necesita imperiosamente la humanidad.
En este mundo atribulado, donde las peleas y los choques cunden sin freno, los miembros de la SGI están trabajando activamente para crear valor en los campos de la paz, la cultura y la educación. ¿En qué otro lado uno hallará una organización de tal diversidad humana, cuyos miembros trabajen unidos y armoniosamente, trascendiendo las diferencias de nacionalidad, etnia y cultura? ¿Dónde más encontraremos un cónclave de personas sinceras, que oren unidas con tanta seriedad y fervor por la paz y la felicidad de los hombres, y que ejerciten el diálogo en pos de esas metas con tanta energía y asiduidad?
El Daishonin escribe: "Si a usted le importa su seguridad personal, debería ante todo orar por el orden y la tranquilidad en los cuatro sectores del territorio, ¿no lo cree así?" [4]. Esta actitud de esforzarse en bien de la paz, estableciendo con firmeza los ideales y principios humanísticos que expone el budismo -el espíritu del rissho ankoku- encarna la filosofía universal y empírica de los verdaderos ciudadanos del mundo, aplicable a toda la humanidad. La ciudadanía mundial no es algo que exista lejos de nuestra realidad inmediata y cotidiana, o separado de la tierra en que vivimos.
El gran filósofo Emmanuel Kant (1724-1804) vivió prácticamente toda su vida sin salir del pequeño pueblo de Königsberg, en Prusia Oriental, donde nació y se educó. Sin embargo, desde ese diminuto microcosmos de su amado pueblo natal, proyectó su gigantesca odisea intelectual, abrió de par en par las alas de su pensamiento y surcó sin límites el macrocosmos del mundo y del universo infinito. Y dio a luz un sistema de pensamiento filosófico sin parangón.
El presidente y fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi (1871-1944) fue un firme propulsor de este enfoque global, asentado en la comunidad circundante. El lugar donde estamos en este preciso momento es el escenario de nuestras actividades como ciudadanos del mundo. Los buenos ciudadanos que contribuyen con su vecindario local son, al mismo tiempo, buenos ciudadanos de la comunidad global. Orar y trabajar por el bienestar y la dicha de las personas que nos rodean en nuestro entorno inmediato está directamente relacionado con la felicidad de todo el género humano.
El Daishonin escribe: "En ese momento, invariablemente aparecen los tres obstáculos y los cuatro demonios; pero cuando esto sucede, los sabios se regocijan, mientras que los necios se echan atrás" [5]. En todas las épocas, los movimientos humanísticos que marcaron una huella en la historia tuvieron que padecer oposición a causa de la envidia.
El filósofo francés Blas Pascal (1623-1662), quien luchó intrépidamente contra los ataques maliciosos y las críticas, escribió: "Tediosa y extraña es la guerra cuando la violencia intenta sofocar la verdad. Ni todo el afán de la violencia consigue debilitar la verdad; tan sólo logra darle renovado vigor" [6]. Otro célebre filósofo francés, Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), quien libró una contienda semejante, escribió que los difamadores sólo consiguen engañar a los que desean ser embaucados [7]. Nada puede eclipsar la verdad; pero nosotros debemos ocuparnos de que la verdad siempre prevalezca.
Con la "estrategia del Sutra del loto" [8], podemos triunfar sobre cualquier obstáculo. En especial, les pido a los miembros de la División de Jóvenes, sucesores de nuestro movimiento, que vivan con espíritu de desafío, que no arredren ante ninguna adversidad y que sigan desplegando siempre su potencial inmenso. También quiero que cada uno de ustedes sea un triunfador, valorado en su comunidad y en su lugar de trabajo, a medida que ponga en juego su sabiduría y su humanismo, y que brille dando lo mejor de sí cada jornada.
¡Hagamos que, en este "Año de los jóvenes y del crecimiento dinámico", cada uno de nosotros zarpe con espíritu vibrante y juvenil, rebosante de esperanza y de energía, dispuesto a dar grandes pasos adelante en la vida personal y en el kosen-rufu!
Estoy orando con alma y vida para que todos ustedes, miembros de la familia de la SGI y preciados tesoros de la humanidad, gocen de buena salud y de infinita buena fortuna, y para que vivan una existencia de profunda victoria y satisfacción.
Daisaku Ikeda
Presidente de la Soka Gakkai Internacional
En el día de Año Nuevo del 2006.

NOTAS:
[1] GALBRAITH, John Kenneth y Daisaku IKEDA: Ningen-shugi no Daiseiki o-Waga Jinsei o Kazare (Hacia un gran siglo de humanismo), Tokio: Ushio Shuppansha, 2005, págs. 35-36. (Diálogo entre el doctor Galbraith y el presidente Ikeda, aún no publicado en inglés.) [2] NIETZSCHE, Friedrich: "Así hablaba Zaratustra", en Obras inmortales, Ed. EDAF, Madrid, 1979, pág. 90.
[3] The Writings of Nichiren Daishonin (WND), pág. 989.
[4] WND, pág. 24.
[5] WND, pág. 637.
[6] PASCAL, Blas: The Provincial Letters (Cartas provinciales), en The Provincial Letters, Pensées, Scientific Treatises (Cartas provinciales, pensamientos y tratados científicos), Chicago, Encyclopaedia Britannica, Inc., 1971, pág. 98.
[7] ROUSSEAU, Jean-Jacques: "Book 12" (Libro 12), en Confessions (Confesiones), trad. al inglés por Angela Scholar, edit. por Patrick Coleman, Nueva York, Editorial de la Universidad de Oxford, 2000, pág. 626.
[8] WND, pág. 1001.

23.1.05

Cómo tener una práctica inquebrantable

Por Daisaku Ikeda
Tomado del Seikyo Criollo Abril 1998

Muchas personas se enojan y acongojan ante fenómenos que son en realidad reflejos de sus propias vidas, del estado de sus mentes y de las causas que crearon. En realidad, las personas que nos rodean reflejan nuestra condición de vida. Nuestras preferencias personales, por ejemplo, están reflejadas en sus actitudes. De todos modos, muchas personas no entienden esto y tienden a culpar a otros por sus problemas. Daisaku Ikeda
Desde el momento en que abrazamos el Gojonzon que Nichiren Daishonin nos legó para nuestra felicidad, con toda seguridad habremos escuchados ciento de veces que todo en nuestras vidas - toda alegría y tristeza- es el efecto de nuestro Karma. La teoría de la responsabilidad kármica es bastante simple de entender, pero actuar en base a ella es materia difícil. Reconocer que depende de nosotros, especialmente algo que nos hace sentir emociones tales como ira, miedo y resentimiento, requiere de valentía y honestidad. El Budismo clarifica nuestra posición kármica con la inseparabilidad de la vida con su medio ambiente.
Podemos ver nuestro Karma y la única clave que indica que el problema se encuentra dentro de uno es que se refleja en nuestro ambiente. Hasta que verdaderamente experimentamos los frutos de aceptar nuestra responsabilidad kármica - un rompimiento o liberación de algo que nos ha plagado casi toda la vida - tendremos la tendencia a ignorar el problema, deseando que se vaya, o concentramos energías tratando de cambiar nuestra situación externa o el comportamiento de otra persona.

Pero, ¡caramba!, el mismo karma continúa dándonos en la cara. Mientras pensemos que la culpa es del otro, nuestra vida permanece consumida por la culpa que nos atribuyen los demás y atormentada por nuestra propia inhabilidad de controlar esos fenómenos exteriores. Sin tener intenciones de hacerlo, hemos asumido la posición de víctima. ¿Y la ira y el resentimiento, no nos hacen sentir horribles? ¿No obstaculizan los beneficios del maravilloso Gojonzon?.

Puede que hayan escuchado esta analogía: Tomen un vaso de agua. Aparenta ser clara, pero en el fondo se acumula una capa de sedimento. El agua es nuestra vida, esa fuerza que llamamos naturaleza de Buda. El sedimento es nuestro Karma. Lo sucio representa la gente y los eventos de nuestras vidas. El agua no se hubiera puesto oscura de no ser por nuestro Karma. Observen que, sin él, sería difícil ver nuestras propias vidas, no existiría nada para purificar nuestra naturaleza de Buda - así como ningún loto crece sin un estanque con lodo. Rehusar asumir nuestra responsabilidad kármica disminuye el poder del Gojonzon en nuestras vidas, significa también que estamos buscando la ley fuera de nosotros: "Pensar que otras personas deben ser responsables por nuestra felicidad, o que no seremos felices hasta que alguien cambie, pueden ser ejemplos de buscar la Ley fuera de nosotros". (Seikyo Times, Julio, 1990. P. 17)

Tenemos esta magnífica práctica para lograr cambios necesarios dentro de nosotros, en otras pabras, hacer revolución humana. Debido a la inseparabilidad de la vida con el medio ambiente, podemos ver los cambios que hemos deseado para nuestro ambiente. Puede requerir entonar mucho Daimoku sincero para sincronizarnos con esta verdad. Asumir nuestra responsabilidad por nuestra vida entera es un acto de valentía porque incluye abrirse al espíritu de la disculpa (Zangue). El budismo no es pensar: "soy una mala persona", sino un reconocimiento de nuestra responsabilidad de haber hecho las causas que crearon la situación. ¿Qué actitud debemos cultivar al enfrentar esta dolorosa verdad que aparece de vez en cuando? Hay personas que se sienten avergonzadas, descorazonadas o cobardes si algo negativo le ocurre. Estrictamente hablando uno degrada la ley manteniendo esos pensamientos negativos. Cuando llega la situación crítica, todo lo que tenemos que hacer es avanzar con nuestra cabeza en alto, resuelto, orgullosos y valientes. (Seikyo Times, Febrero, 1990. P. 1)

Vencer los problemas de manera budista.
En el nivel mas profundo, aceptar nuestro karma es aceptar nuestra misión de bodisatvas de la tierra. En "La Nueva Revolución Humana", el protagonista, Shin' ichi Yamamoto, busca animar a una mujer que lamenta su karma. Cuando ella acababa de mudarse a un país nuevo y extraño, su esposo murió repentinamente. Desesperada le dice ha Shin'ichi: "creo que debo tener un karma espantoso". Él le asegura que "el sufrimiento y la mala fortuna que padeces existe para que puedas completar tu única y noble misión". Y sigue diciendo: El budismo enseña que aquellos que lo practican escogieron nacer en circunstancias adversas para poder ayudar a los demás. Deliberadamente hemos escogido nacer en medio de personas que sufren y ahí propagar la Ley Mística. Podemos decir que karma es otra palabra para misión. (Volumen 1, pág. 252-254)

Triunfando sobre nuestras adversidades particulares, podremos mostrar la absoluta seguridad del Budismo del Daishonin a otros. Y para nosotros, cuando finalmente triunfamos sobre un sufrimiento particular, lo que permanece es una sensación vibrante de libertad, una libertad y un poder de no temer a nada por la absoluta confianza en nuestra propia naturaleza de Buda. No representaremos el papel de víctima, sino el de vencedores. Esta es una práctica para toda la vida. Si nuestra meta es la paz mundial, nos impulsará como un cohete a través de la más ardua de la pruebas. Mientras vivimos el drama y hacemos este trabajo duro para nosotros mismos, debemos celebrar los aspectos positivos de nuestra personalidad y valorizar cuán lejos hemos llegado.

EL CAMBIANTE KARMA

por Daisaku Ikeda
Traducido por Eduardo Ciancaglini de "Unlocking the mysteries of birth and death: Buddhism in the contemporary world", MacDonald & Co., Londres, 1988, págs. 32 a 38.


En 1984 se publicó un artículo periodístico en EE.UU. acerca de la conmovedora historia de una pareja de ancianos de Connecticut que finalmente habían llegado a la conclusión de que a su hija de 42 años, quien había sobrevivido por décadas por medio de un respirador artificial, debía permitírsele finalmente morir. Cuando contaba con tan sólo 17 años de edad, había contraído una enfermedad incurable denominada "esclerosis cerebro-espinal múltiple" y, desde entonces, había quedado postrada en cama. Alrededor de tres meses antes de que sus padres tomaran la triste decisión, ella había caído en coma profundo, y un grupo de expertos médicos había diagnosticado que ya nunca se recuperaría de él.


Sus padres fueron entonces a los tribunales a solicitar que se le otorgara a su hija el "derecho a morir", y les fue así dada la autorización de desconectar el respirador que a ella le permitía sobrevivir de manera artificial. Actuando así, ellos sintieron que le habían permitido a su propia hija -a quien habían cuidado por un cuarto de siglo- morir con dignidad.

¡Que inenarrable pena y agonía deben haber experimentado estos padres al tomar tan tremenda decisión! Cuando leí esta historia, me sentí mudo testigo del sufrimiento kármico de toda la humanidad: algo que la medicina no puede curar ni la ley disfrazar. En términos budistas, el mal incurable de la hija podría clasificarse como una "enfermedad resultante del karma acumulado en existencias previas".

"Karma" significa acción; también es el término genérico con que se designan los efectos que resultan de nuestras acciones: los actos que llevamos a cabo, las palabras que pronunciamos y los pensamientos que generamos. Cada una de estas acciones físicas, verbales y mentales producen un efecto latente en nuestras vidas: cada una es una causa que puede producir un efecto u otro en una fecha posterior. De esta manera, el concepto de karma encierra tanto el efecto como la causa de la variedad de cosas que pensamos, hablamos y actuamos en nuestras vidas cotidianas -tanto las buenas como las malas, superficiales o profundas, livianas o pesadas.

El budismo considera que el karma posee diversos aspectos y, consecuentemente, lo divide en una cantidad de categorías, de las cuales las principales podrían ser el karma positivo, el karma negativo, el karma presente, el karma pasado, el karma mutable, el karma inmutable, el karma a manifestarse en la vida presente, el karma a manifestarse en la próxima existencia y el karma a manifestarse en una existencia del futuro remoto.

Analicemos brevemente estas diferentes categorías de karma:
El término "karma positivo" o "buen karma" alude a las acciones que se llevan a cabo como producto de nuestras buenas intenciones, bondad y compasión. Por el contrario, cuando hablamos de "karma negativo" o "mal karma" nos referimos a las acciones provenientes de los deseos mundanos tales como la avaricia, la ira o la estupidez. La obra denominada "Tesoro de análisis de la Ley" así como también otros tratados de la tradición budista dividen el mal karma en diez actos malos: las tres malas acciones de matar, robar y tener relaciones sexuales ilícitas; las cuatro malas acciones verbales de mentir, adular, difamar e hipocresía; y las tres malas acciones mentales de avaricia, ira y estupidez (o el albergar visiones erróneas). El "karma presente" es aquél que uno ha realizado y cuyos efectos aparecerán a lo largo de nuestra vida presente. El "karma pasado" es el karma formado en existencias previas. El "karma inmutable" es el que produce un resultado fijo, mientras que el "karma mutable" carece de un resultado absolutamente fijo, y cuyo efecto no necesariamente aparece en un momento determinable.

Más aún, el karma formado en esta vida puede, a su vez, ser clasificado en tres clases según el período en que se manifieste su retribución kármica. El "karma a ser manifestado en la vida presente" es, obviamente, aquél que emergerá durante nuestro presente período vital. Análogamente sucede con el "karma a ser manifestado en la próxima existencia" y con el "karma a manifestarse en una existencia futura".
Como ya hemos destacado, el budismo considera todas nuestras acciones en términos de la relación "causa y efecto". Por ejemplo, algunas personas estudian con ahínco y, como consecuencia de ello, aprueban sus exámenes exitosamente. Otras personas llevan a cabo acciones que benefician a la comunidad y, como resultado, reciben medallas y condecoraciones. Por el contrario, existen personas que se solazan en una manera descuidada de vivir y, de esta manera, arruinan su salud. En todos estos ejemplos dados, podemos apreciar cómo funciona la ley causal, y podríamos calificar también a estos ejemplos como "karma presente", es decir karma relativamente liviano y superficial.

Por el contrario, es casi imposible que nosotros seres humanos percibamos aquellas causas kármicas que se hallan grabadas en las profundidades de nuestra vida, en nuestra conciencia alaya. No obstante, el budismo -partiendo de la base de que la vida continua existiendo eternamente a lo largo del pasado, presente y futuro- enfatiza la severidad de la ley de causalidad que gobierna las causas y efectos kármicos que se encuentran almacenados en las profundidades de la vida.

No existirán problemas si el karma que uno forma es bueno o, más aún, si el karma de uno es leve o superficial. Pero muchos karmas son tan pesados y se encuentran tan profundamente arraigados en las profundidades de la vida (conciencia alaya) que uno no puede alterarlo tan fácilmente. Por ejemplo, supongamos que alguien deliberadamente hace a otra persona extremadamente infeliz o hasta provoca su muerte. El culpable podrá rebuscárselas para escaparse de su castigo o, por el contrario, arrepentido, puede ser arrestado y enfrentar su deuda con la ley. En cualquier caso, la persona ha formado mal karma. Este karma negativo sin falta conducirá, según la severa ley de causalidad, a un sufrimiento kármico de extrema miseria que está más allá de nuestro poder de erradicarlo.

Hemos afirmado varias veces que el budismo enseña que la vida continúa existiendo eternamente a lo largo del pasado, presente y futuro. Esto es importante a lo largo de tener en cuenta la existencia del mal karma acumulado en vidas anteriores. El karma pasado reside dentro de nuestra conciencia alaya y, cuando es activado por alguno de los innumerables estímulos de nuestra vida cotidiana, cobra forma y substancia e influencia nuestra vida estrictamente según su impulso básico.

Las escrituras budistas explican que la Ley de Causalidad trabaja en la vida de los seres humanos desde innumerables puntos de vista. Por ejemplo, el "Sutra de la Contemplación del suelo de la Mente" afirma:
"Si quiere comprender las causas del pasado, contemple los resultados que éstas manifestaron en el presente. Y si desea saber qué resultados serán manifestados en el futuro, observe las causas que existen en el presente".

De modo parecido, el Parinirvana Sutra afirma:
"Hombres de fe devota: ya que ustedes han cometido incontables faltas y acumulado un pesado karma negativo en el pasado, deberán esperar la retribución que corresponde a todo lo hecho. Quizás tengan que ser difamados, maldecidos con un aspecto desagradable, pobremente vestidos y alimentados; tal vez busquen riquezas en vano, nazcan en una familia indigente o herética, o sean perseguidos por su soberano".
A la luz de la doctrina de la causalidad kármica, la visión de que la felicidad o infelicidad de una persona es provocada ya sea por otras personas o por el medio ambiente es superficial. Algunas personas creen que nuestros destinos individuales son predeterminados por un ser superior, pero esta concepción niega la libertad del individuo. El budismo, por el contrario, enseña que la causa fundamental de la propia felicidad o infelicidad no yace más que dentro de uno mismo.

Y si budismo enseña que el karma acumulado en vidas pasadas modela nuestro presente, esto podría llevarnos a hacernos una pregunta fundamental: ¿Es inútil esforzarse, entonces, por mejorarnos a nosotros mismos? Afortunadamente, la respuesta es "no" ya que nuestras acciones presentes modelarán nuestro futuro. El concepto de karma no tiene nada que ver con el concepto occidental de determinismo. Por el contrario, el budismo enuncia la Ley que nos posibilita percibir el significado de nuestro propio karma individual y, utilizando los sufrimientos y angustias derivados del mal karma a manera de salvavidas, logramos transformarnos no sólo a nosotros mismos sino también a la sociedad y el mundo como un todo.
Hablando en términos generales, los animales no son creativos, pero los seres humanos sí lo somos: ésta es una de las diferencias fundamentales entre el reino animal y la humanidad. Entonces, el hecho de que hayamos nacido como seres humanos indica que poseemos el potencial para alterar el curso de nuestras vidas, no importa cuán restringidos estemos por causa de nuestro mal karma, siempre que lo reemplacemos con buen karma: esta es la esencia de la libertad humana.

El budismo afirma que el sufrimiento humano -que el mero esfuerzo del individuo no puede eliminar de la existencia- en el fondo proviene de causas kármicas que, en sí mismas, son el resultado de los deseos mundanos. Pero el budismo, además expresa claramente cómo la vida de una persona se encuentra dotada con un "yo" puro y poderoso capaz de canalizar los deseos para que trabajen a favor del bien y la felicidad de uno mismo. Este principio constituye una de las numerosas enseñanzas derivadas del Sutra del Loto, pero es sólo en las enseñanzas de Nichiren Daishonin que se revela esta doctrina desde un punto de vista práctico. De este modo, practicando el budismo del Daishonin somos capaces de llevar a cabo principios budistas tales como "deseos mundanos son iluminación" y "la oscuridad fundamental es iluminación fundamental" y, de esta manera, cambiar nuestro karma para nuestro bien.

21.1.05

LA UNIÓN ES EL PUNTO DE PARTIDA DE LA VICTORIA

(A continuación se transcribe el discurso pronunciado por el presidente de la Soka Gakkai Internacional, Daisaku Ikeda, durante la tercera sesión de la Reunión nacional ejecutiva realizada el 4 de agosto de 2003.)

Chu-ko K’ung-ming (181-234; Zhuge Liang) fue un antiguo héroe chino que el segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, admiraba tremendamente. Recuerdo con entrañable afecto mis días de juventud, cuando solíamos estudiar con él el Romance de los tres reinos, cuyo protagonista era, precisamente, K’ung-ming.
En el siglo III, la China estaba dividida en tres reinos: el de Wei, al norte, muy poderoso y gobernado por Ts’ao Ts’ao; el de Wu, al sudeste, regido por Sun Ch’üan; y el de Shu Han, al sudoeste, liderado por Liu Pei, a quien prestaba servicio K’ung-ming como general y primer ministro. Entre estos estados se desató una feroz guerra por el poder. En esta época turbulenta, K’ung-ming luchó valerosamente por proteger a su patria, consciente de que el destino del estado de Shu Han pendía sobre sus hombros.
Todos ustedes, los que se han dado cita hoy aquí, son los Chu-ko K’ung-ming de la Soka Gakkai.
Ya he hablado de este tema en varias ocasiones, pero hoy me gustaría analizar las teorías de K’ung-ming sobre el liderazgo, su método para forjar valores humanos y su enfoque de la lucha.

Aunar la sabiduría de todos
K’ung-ming dijo: “La base del buen gobierno yace en escuchar las opiniones de los demás”.
[1]
Este era el principio que sostenía su visión del liderazgo. Cuando uno lidera un grupo de muchas personas, no sólo es importante hablarles. Además, es necesario escuchar las opiniones de los demás, establecer las causas de preocupación de la gente y sumar la sabiduría de todos. A partir de allí, podrá crearse una gran ola de avance dinámico, que se extenderá a cada rincón.
K’ung-ming creó una asamblea donde se reunían representantes de todo el reino a dialogar, conferenciar y escuchar las opiniones de todos.
Este gran héroe fue un líder que supo tomar la iniciativa. Dado que, en general, todas las personas observan lo que hacen las personas en posiciones de liderazgo, un líder debe ser siempre modelo y ejemplo para los demás.

Nunca desaprovechar una oportunidad
No dejar que se escapen las oportunidades… En esta regla encontramos el fundamento de las innumerables victorias logradas por K’ung-ming.
Él dijo: “Perder el tiempo, aunque sea la más mínima fracción, es más lamentable que perder piedras preciosas, pues las oportunidades son más difíciles de encontrar y más fáciles de perder”.
Cuando una oportunidad se va, no vuelve más; por eso, dijo que no debíamos dejarlas pasar.
K’ung-ming también manifestó: “Un líder de grandes dimensiones no se afloja el cinturón para descansar ni deja huellas cuando camina a causa de su lentitud; sólo así puede estar listo en todo momento para aprovechar las oportunidades cuando las ve llegar”.
En otras palabras, uno tiene que estar siempre preparado para atrapar las oportunidades y aprovecharlas al máximo sin perder tiempo.

Mantenerse alertas
K’ung-ming era osado y valiente en la batalla. Decía: “Los que luchan en la línea del frente nunca deben estar inmóviles”, y “Los soldados que marchan a la vanguardia no deben ponerse de pie para luego quedarse quietos; si lo hacen, obstruirán a los ballesteros que vienen detrás”.
El señor Toda también solía advertir a los líderes de la primera línea que no fuesen distraídos ni lentos. Si ellos marchan siempre un paso o dos adelante, podrá abrirse un camino hacia el progreso.
Si los responsables no se mantienen alertas, acabarán interfiriendo con el avance de los que vienen detrás. Pero esto marcará su fracaso como líder.

Jamás ser arrogantes
¿Cuáles son las cualidades que deben tener los líderes en quienes descansa la prosperidad de un país? K’ung-ming decía enfáticamente que un conductor jamás debía ser soberbio.
Estas fueron sus palabras: “Si los líderes son arrogantes, actuarán con descortesía, y si son descorteses, perderán el apoyo de los demás. Pero si pierden el apoyo de los demás, el pueblo se rebelará”.
Si los responsables se vuelven altaneros y poco respetuosos, alejarán de su lado a los miembros y perderán su apoyo. Es una regla que se aplica no sólo a países sino también a las organizaciones.
K’ung-ming también advertía a los líderes que no se relacionaran con gente poco virtuosa: “Asóciense con sabios ministros, pero mantengan distancia de aquellos que carecen de virtud”.
Esta es la forma de asegurar el florecimiento de un país.

Líderes inapropiados
K’ung-ming también cita ocho clases de personas que no están en condiciones de ejercer el liderazgo. Son aquellos que:

1. Poseen una insaciable codicia de riquezas.
2. Envidian a las personas talentosas y capaces.
3. Se complacen hablando mal de los demás y rodeándose de aduladores.
4. Siempre están dispuestos a analizar los errores ajenos pero no se conocen a sí mismos.
5. Son indecisos y vacilantes.
6. Tienen excesiva afición por el alcohol e ignoran lo que es el autocontrol.
7. Son hipócritas y cobardes.
8. Hablan en forma manipuladora, con actitud grosera y arrogante.

El señor Toda solía aconsejar estrictamente a los responsables: “No interesa lo que hagan los demás. Todo depende de ustedes y de su determinación”. Todo queda determinado por la decisión interna de los líderes. Para llegar a ser responsables sabios, por favor, graben este punto en su corazón.

El enfoque de la lucha
Una vez que se empieza una batalla, hay que triunfar. K’ung-ming era muy severo en la forma de arengar a los líderes que emprendían una lucha. En otras palabras, era estricto consigo mismo.
Decía: “Si una sola persona resulta herida, es mi responsabilidad personal”.
La filosofía del liderazgo de K’ung-ming se basaba en una conciencia sumamente rigurosa y en su sentido de responsabilidad hacia el bienestar de los semejantes. Su decisión era no permitir que una sola persona resultara herida, quedara abandonada o fuera infeliz.
K’ung-ming también esbozó los puntos que siempre debía tener en cuenta un líder antes de lanzarse a la batalla:
1. Usar estrategias nuevas e inesperadas.
2. Planificar todo exhaustiva y cuidadosamente.
3. Actuar con calma y serenidad.
4. Unir el corazón y la mente de las personas a su cargo.


Vigilancia constante
En la célebre declaración de lealtad de K’ung-ming a su gobernante [Liu Ch’an, heredero y sucesor del difunto Liu Pei], éste dice: “Cumpliré mi deber con la espalda inclinada hasta el día en que muera”.
Este era un fragmento que solía recitar el gran primer ministro chino Zhou Enlai, quien fue el Chu-ko K’ung-ming del siglo XX. En su declaración, K’ung-ming también se remitía a sus luchas pasadas:

Desde el día en que asumí mi cargo a las órdenes del ex gobernante [Liu Pei], nunca descansé cómodo mientras dormí, nunca me deleité saboreando un solo plato durante las comidas; por el contrario, siempre busqué cumplir mi deber con dedicación absoluta.

Y refiriéndose a la dedicación infatigable de un líder, escribió:
Aunque reciba honores, no se jactará; aunque se le encomiende el poder, no actuará arbitrariamente; aunque otro acuda a rescatarlo, él no ocultará esta deshonra; aunque lo aparten de su cargo, no mostrará sorpresa o temor. Así pues, los actos de un líder excelso nunca muestran agitación, en ninguna circunstancia posible, de la misma manera que una gema pura jamás se contamina.

Los líderes que triunfan son los que poseen un espíritu de lucha inquebrantable. Por favor, demuestren un sabio liderazgo, al igual que K’ung-ming.

Los presagios de la derrota
Todo acontecimiento tiene algo que lo presagia, si uno sabe observar con atención. Esto es especialmente válido en el caso de la derrota, que siempre es predecible y responde a una causa identificable.
K’ung-ming enunció varias señales que presagian la derrota inminente de una organización:

1. Cuando los líderes se debilitan. Este es un factor capaz de definir la derrota. Los que conducen cualquier emprendimiento deben poseer un firme deseo de triunfar y estar preparados a dar la vida entera con tal de alentar a sus camaradas. No es exagerado decir que la victoria y la derrota dependen íntegramente del espíritu de lucha de nuestros líderes.

2. Cuando las personas forman camarillas y se consagran a su beneficio personal. En efecto, cuando alguien deja que su principal motivación sea el interés personal, pierde de vista los objetivos de su organización.

3. Cuando las personas dividen al grupo en facciones y crean intrigas entre sí para promover sus propios intereses. El señor Toda no toleraba a los que trataban de crear divisiones o facciones dentro de la Soka Gakkai. Los reprendía estrictamente y se aseguraba de que abandonaran su postura arrogante.

4. Cuando acceden a los cargos de poder personas de naturaleza retorcida, que adulan a sus superiores. Cuando los lugares de autoridad o de responsabilidad quedan en manos de aduladores, la gente teme su poder y prefiere callar.
K’ung-ming dijo que todas estas señales eran presagios de derrota.

Las características de una organización exitosa
K’ung-ming también describió varias características que tienen las organizaciones triunfales:

1. Los puestos de responsabilidad están asignados a personas talentosas.
2. La organización en conjunto posee unión y una moral elevada.
3. Hay buenas relaciones entre los líderes y los miembros.
4. Todos siguen esmeradamente las instrucciones.
5. Todos se esfuerzan con coraje y seriedad.
6. En la organización prevalece un clima de convicción y de dignidad.
7. Las recompensas y sanciones se administran de manera justa e imparcial.

La unión es de vital importancia para la Soka Gakkai, como lo son el optimismo y la vivacidad del espíritu. Avancemos valientemente, con sinceridad y actitud segura.

Forjar valores humanos para la victoria
¿Cómo forjar valores humanos y permitirles trabajar de la mejor manera para asegurar la victoria?
K’ung-ming valoraba no sólo la capacidad sino también el temple humano y la personalidad. Lo que menos le preocupaba era la posición social de la gente.
“Mi corazón es imparcial. No juzgo a las personas basado en los prejuicios personales”. Este era el credo de K’ung-ming.
Y con respecto a la forma de seleccionar valores humanos, K’ung-ming decía:

Cuando gobiernan líderes superiores, dejan que otros escojan personas de talento, en lugar de hacer todas las designaciones en forma personal. Los logros de las personas han de medirse con parámetros objetivos, no con inclinaciones arbitrarias o prejuicios personales. Si se adopta este sistema, será difícil que los valores humanos pasen inadvertidos y que las posiciones de poder acaben en manos de incapaces.

K’ung-ming también advertía: “La mayor contribución que uno puede hacer en nombre de la lealtad es recomendar personas capaces. Pero a la hora de hacerlo, la gente tiende a dejarse llevar por sus preferencias personales”.
No debemos permitir, bajo ningún concepto, que se genere una situación en que los líderes, guiados por sus prejuicios, causen sufrimiento a incontables personas. Es importante elogiar y apoyar sinceramente a los que realmente trabajan con ahínco, a los que más se esfuerzan. Espero que todos ustedes sean así de considerados y de generosos.
K’ung-ming también decía: “No todas las personas son brillantes. No todos los caballos son campeones. No todas las herramientas están hechas con solidez. Por eso hay que aprovechar de la manera óptima los recursos con los que contamos”.
Nada en este mundo es perfecto. Lo que nos dice K’ung-ming es que aprovechemos al máximo las virtudes de cada persona.

Fortaleza y coraje para hacer frente a cualquier contingencia
K’ung-ming ofrecía siete métodos para juzgar la personalidad de un ser humano. Son los siguientes:

1. Observar si la determinación o la actitud de la persona cambia en función de los rumores o de las opiniones ajenas.
2. Ver cómo responde la persona cuando es severamente reprendida. La verdadera personalidad de un individuo suele ponerse de manifiesto cuando éste es sometido a una dura reconvención.
3. Averiguar los proyectos y las opiniones de una persona para ponderar sus conocimientos y sus criterios de juicio. Esto también nos permitirá conocer el grado de responsabilidad de un ser humano.
4. Anunciar una situación de emergencia y observar el coraje y la fortaleza con que un individuo la afronta. El coraje y la fortaleza en situaciones críticas son cualidades indispensables en todo líder.
5. Observar cómo se comporta una persona cuando toma bebidas alcohólicas.
6. Poner a prueba su integridad ofreciéndole privilegios y beneficios.
7. Asignarle una misión importante y observar cuán digna de confianza es esa persona.

Elementos indeseables
Además, K’ung-ming decía que debíamos apartarnos de las siguientes cinco clases de personas, porque suelen causar problemas tanto en un país como en una organización. Quiero darlas a conocer como advertencia para el futuro:

1. Los que crean facciones y rupturas, y envidian y calumnian a los individuos de recta personalidad.
2. Las personas vanidosas, excesivamente afectas a la ropa lujosa y a llamar la atención.
3. Los que siembran confusión exagerando y tergiversando las cosas.
4. Los que tratan de manipular a los demás en provecho propio o para obtener ganancias personales.
5. Las personas ambiciosas que entablan alianzas secretas con los enemigos.

Permanecer fieles a nuestras convicciones
¿Cuál es la cualidad más decisiva que nos define como seres humanos? Según K’ung-ming, permanecer fieles a nuestras convicciones. Cito sus palabras:

El espíritu de la fidelidad es, para el ser humano, como el agua profunda para el pez. Así como el pez muere cuando el agua desaparece, cuando los hombres pierden la fe en sus convicciones perjudican la sociedad y hacen daño a sus semejantes. Por eso un buen líder es leal a sus principios. De esta forma, podrá lograr sus aspiraciones y construir una digna reputación.

Poseer aspiraciones elevadas
K’ung-ming instaba a las futuras generaciones a tener nobles ideales y aspiraciones, y a no vivir de manera frívola y vacía. Decía:

Si su voluntad no es fuerte e invencible, si han perdido la pasión, desperdiciarán la vida sin perseguir nada notable, prisioneros de su propia sensación de futilidad, siempre sujetos a los límites de lo ordinario, sin poder escapar de los estados más bajos de la existencia.

Si esquivan el esfuerzo y sólo buscan la comodidad y la seguridad, su espíritu acabará estancándose y marchitándose. ¡No vivan una existencia vacía y sin sentido! Dedíquense al bien supremo, a concretar su misión, a cumplir la responsabilidad que se les ha encomendado! ¡De esto se trata nuestra fe! Asumiendo este desafío es como podemos construir una vida de esperanza ilimitada, de inmensa plenitud y de creación de valores.

K’ung-ming advirtió a su propio hijo:

La persona sabia purifica su corazón y disciplina su cuerpo, con el sincero afán de cultivar la virtud. Si no se liberan de los apegos y de los deseos personales, sus aspiraciones jamás serán claras; si no adquieren calma y serenidad, sus pensamientos jamás se proyectarán muy lejos.

Somos el producto de nuestras aspiraciones. Cuando uno vive cada día en pos de sus ideales y de sus anhelos, puede construir una existencia realmente grande y genuina.

Amistad verdadera
Permítanme finalizar este discurso de hoy compartiendo con ustedes unas palabras de K’ung-ming sobre la verdadera amistad:

Es difícil mantener durante mucho tiempo relaciones oportunistas. El vínculo con los amigos verdaderos no echa flores en verano ni pierde las hojas en invierno; jamás se desvanece, en ninguna de las cuatro estaciones, y a medida que resiste horas buenas y malas sólo se fortalece más y más.

Salgamos a entablar muchas nuevas amistades verdaderas, este verano.


[1] Las citas atribuidas a K’ung-ming que menciona el presidente Ikeda en este ensayo han sido extraídas de fuentes en japonés y traducidas indirectamente al español.

19.1.05

Educación para un desarrollo sostenible

Por DAISAKU IKEDAEspecial para el Japan Times
The Japan Times onlineLunes, 22 de noviembre de 2004


El año 2005 marcará el inicio del Decenio de las Naciones Unidas para la Educación con miras al Desarrollo Sostenible. La Década ofrece una oportunidad vital para cristalizar progresos concretos que permitan colocar a la sociedad humana en el camino hacia la viabilidad. Más de la cuarta parte de las vidas humanas viven en condiciones de pobreza crónica. El hambre, los conflictos militares, los abusos a los derechos humanos, la degradación medioambiental y los cambios climáticos son todos amenazas para la dignidad humana – en realidad, para la supervivencia. Los cambios que enfrentamos son claros e inevitables.

El desarrollo sostenible ha sido definido como aquél que cubre las necesidades del presente sin que comprometa el que futuras generaciones puedan cubrir sus propias necesidades. Esto incluye aspectos tan diversos como la paz, la integridad ecológica y los derechos humanos, y nos exige una reevaluación de nuestro concepto de "progreso". Si se desea proporcionar la oportunidad para que todas las personas aprendan sobre los valores, el comportamiento y el estilo de vida que se requiere para el logro de una transformación positiva de la sociedad, la educación para el desarrollo sostenible debe encontrar un lugar central a lo largo de toda la serie de esfuerzos educativos que se realizan.

Puesto que el desarrollo sostenible es un concepto tan amplio, puede hacer que confluyan cuerpos de conocimiento que, de otra manera, serían desconocidos; puede dar también apertura a nuevas y emocionantes posibilidades para la colaboración multidisciplinaria y para la “cross-fertilization”. Pero es especialmente vital que nos enfoquemos en los niños y en los adultos jóvenes. Al mismo tiempo, la educación para un desarrollo sostenible debe involucrar activamente cuerpos tradicionales de conocimiento y sitios informales de aprendizaje como son la familia, la fábrica y la comunidad local.

Para lograr lo sostenible, tendremos que hacer uso de las más ricas fuentes de sabiduría con que la humanidad ha contado tanto en el pasado como en el presente, y ponerlas al servicio del futuro que todos debemos compartir. La Carta de la Tierra, una declaración de valores y principios compartidos que fue pulida y formulada mediante un proceso de diálogo sostenido en el que estuvieron involucrados representantes de las tradiciones culturales y espirituales del mundo, expresa los retos de un modo conciso: “Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras”. En lo más fundamental, nuestra supervivencia gira en torno a que logremos un cambio profundo dentro de los seres humanos mismos. Solamente una reorientación en la vida interior de la humanidad nos permitirá estar a la altura de los extraordinarios retos que enfrentamos.

En una ocasión anterior propuse los siguientes tres atributos para una ciudadanía global: - Sabiduría para percibir la interconexión entre la vida y todo lo que existe. - Valentía para no temer o negar las diferencias y para, por el contrario, respetar a las personas de las diversas culturas, luchando por comprenderlas, y por crecer gracias al contacto con ellas. - Compasión para mantener una empatía imaginativa que llegue más allá de nuestro entorno inmediato y que se extienda hasta los que sufren en lugares distantes. Creo que el proceso de desarrollo y fortalecimiento de estas cualidades se halla en las bases de la educación para el desarrollo sostenible. Desde el punto de vista budista, nuestro objetivo más apremiante está en comprender las fuerzas internas que yacen dentro del corazón humano y que llevan a las personas a romper y dañar la armonía con el medio ambiente natural y con las demás personas, en un acto que, en fin de cuentas, es autodestructivo.

El budismo considera que la incapacidad para reconocer la realidad de la interconexión es "oscuridad fundamental" o ignorancia. Esto significa desconocimiento de la red de interdependencia que sustenta nuestra existencia en el planeta. Es la falta de capacidad o rechazo para percibir las cadenas de causas y efectos mediante las cuales nuestras acciones influyen sobre nuestro alrededor, de maneras que, a la larga, impactan nuestras propias vidas. Es la fría brutalidad y la estupidez lo que nos hace ver que la miseria de los demás pudiera ser la base de nuestra propia felicidad. Esta actitud se refleja tristemente en patrones de consumo de recursos que socavan los sistemas de vida del planeta en el que vivimos. Un nuevo despertar a la realidad de nuestra interconexión e interdependencia debe tomar forma concreta en los esfuerzos por extender la solidaridad y la preocupación hacia aquellos con quienes compartimos este breve lapso de la historia de nuestro planeta.

Debemos aprender a actuar hoy con sentido de responsabilidad hacia las generaciones que nos sucederán. Jamás debemos rendirnos ante las fuerzas del odio y la división que amenazan en el mundo, ni ante el sentido envenenado de futilidad e impotencia que el odio y la división dejan. Dentro de la grandiosa red interconectada de seres, cada persona tiene un propósito único que llevar a cabo, una contribución que sólo él o ella puede hacer realidad. Incluso si las personas se ven involucradas en un comportamiento problemático, no debemos caer en la tentación de considerar que las personas son un problema.

Debemos, por el contrario, aprender a considerar que cada individuo es una fuente de potencial realmente ilimitado. También debemos recordar que la sabiduría y la comprensión para resolver los más apremiantes retos ya existen como posibilidades escondidas e inexploradas dentro de los corazones de las personas que están vivas hoy y, muy especialmente, en los corazones y las mentes de los jóvenes.

Para que la educación para lo sostenible sea efectiva debe estar enraizada en una fe profunda en la humanidad – en la determinación de despertar a la sociedad humana mediante los entrelazados procesos del aprendizaje, la reflexión y el empoderamiento. El fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, fue un educador; su primer trabajo, "La geografía de la vida humana", escrita en 1903, ofrece una exploración detallada de la interrelación entre la humanidad y su ambiente natural. Al inicio de ese libro, Makiguchi describe los objetos de su estudio, los diversos accesorios de la vida diaria, señalando que estos son, de hecho, resultados de labores de personas de otras tierras.

En su trabajo, podemos sentir el pulso común y escuchar la respiración compartida del yo y el otro, de personas cercanas y lejanas que no vemos, cuyas vidas están vinculadas a las nuestras en relaciones de apoyo mutuo. Sus esfuerzos como educador se enfocaron en capacitar a los niños para desarrollar una valoración concreta a las relaciones que nos conectan a los unos con los otros, con el ambiente natural y con el mundo. Makiguchi señaló el hecho de que aunque los humanos no podemos crear materia, podemos crear valor. Él vio el desarrollo de la sabiduría como la clave para hacer que los niños aumenten su capacidad para hacer que el mundo sea un lugar más sano, más hermoso, mejor. Creo que esta captación – que nuestra capacidad para crear valor no está intrínsicamente limitada por los recursos físicos que tenemos a nuestra disposición – apunta hacia un aspecto medular de lo sustentable: ¿Dónde encontrar la sabiduría para hacer más con menos? ¿Cómo crear ilimitado valor a partir de un limitado recurso natural, de modo que todas las personas – las de hoy y las del futuro – puedan disfrutar de vidas dignas, cómodas y plenas?

La clave para este reto está en confrontar la naturaleza de los deseos humanos: que controlemos nuestros deseos o que nuestros deseos nos controlen a nosotros; que, según las palabras de un Sutra, nosotros seamos los maestros de nuestras mentes o que nuestras mentes sean nuestros maestros. El budismo enseña que los deseos se pueden transformar. La sed de justicia es un deseo, como también lo es el deseo de liberar al mundo de sufrimiento innecesario. La valentía, la sabiduría y la compasión, cualidades que mencioné anteriormente, pueden actuar para liberar estas formas más elevadas del deseo, para animar a la reflexión, a la acción y a la transformación.

El éxito del Decenio de las Naciones Unidas para la Educación con miras al Desarrollo Sostenible dependerá de si la educación puede tocar las vidas de las personas al más profundo nivel. Los esfuerzos para el futuro que provienen directo del corazón tienen el poder para cambiar el mundo. Daisaku Ikeda es presidente de la Soka Gakkai Internacional y fundador de la Universidad Soka.

Una versión ampliada de este artículo aparecerá en la edición de febrero de 2005 del Development Education Journal ( www.dea.org.uk)