23.1.05

Cómo tener una práctica inquebrantable

Por Daisaku Ikeda
Tomado del Seikyo Criollo Abril 1998

Muchas personas se enojan y acongojan ante fenómenos que son en realidad reflejos de sus propias vidas, del estado de sus mentes y de las causas que crearon. En realidad, las personas que nos rodean reflejan nuestra condición de vida. Nuestras preferencias personales, por ejemplo, están reflejadas en sus actitudes. De todos modos, muchas personas no entienden esto y tienden a culpar a otros por sus problemas. Daisaku Ikeda
Desde el momento en que abrazamos el Gojonzon que Nichiren Daishonin nos legó para nuestra felicidad, con toda seguridad habremos escuchados ciento de veces que todo en nuestras vidas - toda alegría y tristeza- es el efecto de nuestro Karma. La teoría de la responsabilidad kármica es bastante simple de entender, pero actuar en base a ella es materia difícil. Reconocer que depende de nosotros, especialmente algo que nos hace sentir emociones tales como ira, miedo y resentimiento, requiere de valentía y honestidad. El Budismo clarifica nuestra posición kármica con la inseparabilidad de la vida con su medio ambiente.
Podemos ver nuestro Karma y la única clave que indica que el problema se encuentra dentro de uno es que se refleja en nuestro ambiente. Hasta que verdaderamente experimentamos los frutos de aceptar nuestra responsabilidad kármica - un rompimiento o liberación de algo que nos ha plagado casi toda la vida - tendremos la tendencia a ignorar el problema, deseando que se vaya, o concentramos energías tratando de cambiar nuestra situación externa o el comportamiento de otra persona.

Pero, ¡caramba!, el mismo karma continúa dándonos en la cara. Mientras pensemos que la culpa es del otro, nuestra vida permanece consumida por la culpa que nos atribuyen los demás y atormentada por nuestra propia inhabilidad de controlar esos fenómenos exteriores. Sin tener intenciones de hacerlo, hemos asumido la posición de víctima. ¿Y la ira y el resentimiento, no nos hacen sentir horribles? ¿No obstaculizan los beneficios del maravilloso Gojonzon?.

Puede que hayan escuchado esta analogía: Tomen un vaso de agua. Aparenta ser clara, pero en el fondo se acumula una capa de sedimento. El agua es nuestra vida, esa fuerza que llamamos naturaleza de Buda. El sedimento es nuestro Karma. Lo sucio representa la gente y los eventos de nuestras vidas. El agua no se hubiera puesto oscura de no ser por nuestro Karma. Observen que, sin él, sería difícil ver nuestras propias vidas, no existiría nada para purificar nuestra naturaleza de Buda - así como ningún loto crece sin un estanque con lodo. Rehusar asumir nuestra responsabilidad kármica disminuye el poder del Gojonzon en nuestras vidas, significa también que estamos buscando la ley fuera de nosotros: "Pensar que otras personas deben ser responsables por nuestra felicidad, o que no seremos felices hasta que alguien cambie, pueden ser ejemplos de buscar la Ley fuera de nosotros". (Seikyo Times, Julio, 1990. P. 17)

Tenemos esta magnífica práctica para lograr cambios necesarios dentro de nosotros, en otras pabras, hacer revolución humana. Debido a la inseparabilidad de la vida con el medio ambiente, podemos ver los cambios que hemos deseado para nuestro ambiente. Puede requerir entonar mucho Daimoku sincero para sincronizarnos con esta verdad. Asumir nuestra responsabilidad por nuestra vida entera es un acto de valentía porque incluye abrirse al espíritu de la disculpa (Zangue). El budismo no es pensar: "soy una mala persona", sino un reconocimiento de nuestra responsabilidad de haber hecho las causas que crearon la situación. ¿Qué actitud debemos cultivar al enfrentar esta dolorosa verdad que aparece de vez en cuando? Hay personas que se sienten avergonzadas, descorazonadas o cobardes si algo negativo le ocurre. Estrictamente hablando uno degrada la ley manteniendo esos pensamientos negativos. Cuando llega la situación crítica, todo lo que tenemos que hacer es avanzar con nuestra cabeza en alto, resuelto, orgullosos y valientes. (Seikyo Times, Febrero, 1990. P. 1)

Vencer los problemas de manera budista.
En el nivel mas profundo, aceptar nuestro karma es aceptar nuestra misión de bodisatvas de la tierra. En "La Nueva Revolución Humana", el protagonista, Shin' ichi Yamamoto, busca animar a una mujer que lamenta su karma. Cuando ella acababa de mudarse a un país nuevo y extraño, su esposo murió repentinamente. Desesperada le dice ha Shin'ichi: "creo que debo tener un karma espantoso". Él le asegura que "el sufrimiento y la mala fortuna que padeces existe para que puedas completar tu única y noble misión". Y sigue diciendo: El budismo enseña que aquellos que lo practican escogieron nacer en circunstancias adversas para poder ayudar a los demás. Deliberadamente hemos escogido nacer en medio de personas que sufren y ahí propagar la Ley Mística. Podemos decir que karma es otra palabra para misión. (Volumen 1, pág. 252-254)

Triunfando sobre nuestras adversidades particulares, podremos mostrar la absoluta seguridad del Budismo del Daishonin a otros. Y para nosotros, cuando finalmente triunfamos sobre un sufrimiento particular, lo que permanece es una sensación vibrante de libertad, una libertad y un poder de no temer a nada por la absoluta confianza en nuestra propia naturaleza de Buda. No representaremos el papel de víctima, sino el de vencedores. Esta es una práctica para toda la vida. Si nuestra meta es la paz mundial, nos impulsará como un cohete a través de la más ardua de la pruebas. Mientras vivimos el drama y hacemos este trabajo duro para nosotros mismos, debemos celebrar los aspectos positivos de nuestra personalidad y valorizar cuán lejos hemos llegado.

EL CAMBIANTE KARMA

por Daisaku Ikeda
Traducido por Eduardo Ciancaglini de "Unlocking the mysteries of birth and death: Buddhism in the contemporary world", MacDonald & Co., Londres, 1988, págs. 32 a 38.


En 1984 se publicó un artículo periodístico en EE.UU. acerca de la conmovedora historia de una pareja de ancianos de Connecticut que finalmente habían llegado a la conclusión de que a su hija de 42 años, quien había sobrevivido por décadas por medio de un respirador artificial, debía permitírsele finalmente morir. Cuando contaba con tan sólo 17 años de edad, había contraído una enfermedad incurable denominada "esclerosis cerebro-espinal múltiple" y, desde entonces, había quedado postrada en cama. Alrededor de tres meses antes de que sus padres tomaran la triste decisión, ella había caído en coma profundo, y un grupo de expertos médicos había diagnosticado que ya nunca se recuperaría de él.


Sus padres fueron entonces a los tribunales a solicitar que se le otorgara a su hija el "derecho a morir", y les fue así dada la autorización de desconectar el respirador que a ella le permitía sobrevivir de manera artificial. Actuando así, ellos sintieron que le habían permitido a su propia hija -a quien habían cuidado por un cuarto de siglo- morir con dignidad.

¡Que inenarrable pena y agonía deben haber experimentado estos padres al tomar tan tremenda decisión! Cuando leí esta historia, me sentí mudo testigo del sufrimiento kármico de toda la humanidad: algo que la medicina no puede curar ni la ley disfrazar. En términos budistas, el mal incurable de la hija podría clasificarse como una "enfermedad resultante del karma acumulado en existencias previas".

"Karma" significa acción; también es el término genérico con que se designan los efectos que resultan de nuestras acciones: los actos que llevamos a cabo, las palabras que pronunciamos y los pensamientos que generamos. Cada una de estas acciones físicas, verbales y mentales producen un efecto latente en nuestras vidas: cada una es una causa que puede producir un efecto u otro en una fecha posterior. De esta manera, el concepto de karma encierra tanto el efecto como la causa de la variedad de cosas que pensamos, hablamos y actuamos en nuestras vidas cotidianas -tanto las buenas como las malas, superficiales o profundas, livianas o pesadas.

El budismo considera que el karma posee diversos aspectos y, consecuentemente, lo divide en una cantidad de categorías, de las cuales las principales podrían ser el karma positivo, el karma negativo, el karma presente, el karma pasado, el karma mutable, el karma inmutable, el karma a manifestarse en la vida presente, el karma a manifestarse en la próxima existencia y el karma a manifestarse en una existencia del futuro remoto.

Analicemos brevemente estas diferentes categorías de karma:
El término "karma positivo" o "buen karma" alude a las acciones que se llevan a cabo como producto de nuestras buenas intenciones, bondad y compasión. Por el contrario, cuando hablamos de "karma negativo" o "mal karma" nos referimos a las acciones provenientes de los deseos mundanos tales como la avaricia, la ira o la estupidez. La obra denominada "Tesoro de análisis de la Ley" así como también otros tratados de la tradición budista dividen el mal karma en diez actos malos: las tres malas acciones de matar, robar y tener relaciones sexuales ilícitas; las cuatro malas acciones verbales de mentir, adular, difamar e hipocresía; y las tres malas acciones mentales de avaricia, ira y estupidez (o el albergar visiones erróneas). El "karma presente" es aquél que uno ha realizado y cuyos efectos aparecerán a lo largo de nuestra vida presente. El "karma pasado" es el karma formado en existencias previas. El "karma inmutable" es el que produce un resultado fijo, mientras que el "karma mutable" carece de un resultado absolutamente fijo, y cuyo efecto no necesariamente aparece en un momento determinable.

Más aún, el karma formado en esta vida puede, a su vez, ser clasificado en tres clases según el período en que se manifieste su retribución kármica. El "karma a ser manifestado en la vida presente" es, obviamente, aquél que emergerá durante nuestro presente período vital. Análogamente sucede con el "karma a ser manifestado en la próxima existencia" y con el "karma a manifestarse en una existencia futura".
Como ya hemos destacado, el budismo considera todas nuestras acciones en términos de la relación "causa y efecto". Por ejemplo, algunas personas estudian con ahínco y, como consecuencia de ello, aprueban sus exámenes exitosamente. Otras personas llevan a cabo acciones que benefician a la comunidad y, como resultado, reciben medallas y condecoraciones. Por el contrario, existen personas que se solazan en una manera descuidada de vivir y, de esta manera, arruinan su salud. En todos estos ejemplos dados, podemos apreciar cómo funciona la ley causal, y podríamos calificar también a estos ejemplos como "karma presente", es decir karma relativamente liviano y superficial.

Por el contrario, es casi imposible que nosotros seres humanos percibamos aquellas causas kármicas que se hallan grabadas en las profundidades de nuestra vida, en nuestra conciencia alaya. No obstante, el budismo -partiendo de la base de que la vida continua existiendo eternamente a lo largo del pasado, presente y futuro- enfatiza la severidad de la ley de causalidad que gobierna las causas y efectos kármicos que se encuentran almacenados en las profundidades de la vida.

No existirán problemas si el karma que uno forma es bueno o, más aún, si el karma de uno es leve o superficial. Pero muchos karmas son tan pesados y se encuentran tan profundamente arraigados en las profundidades de la vida (conciencia alaya) que uno no puede alterarlo tan fácilmente. Por ejemplo, supongamos que alguien deliberadamente hace a otra persona extremadamente infeliz o hasta provoca su muerte. El culpable podrá rebuscárselas para escaparse de su castigo o, por el contrario, arrepentido, puede ser arrestado y enfrentar su deuda con la ley. En cualquier caso, la persona ha formado mal karma. Este karma negativo sin falta conducirá, según la severa ley de causalidad, a un sufrimiento kármico de extrema miseria que está más allá de nuestro poder de erradicarlo.

Hemos afirmado varias veces que el budismo enseña que la vida continúa existiendo eternamente a lo largo del pasado, presente y futuro. Esto es importante a lo largo de tener en cuenta la existencia del mal karma acumulado en vidas anteriores. El karma pasado reside dentro de nuestra conciencia alaya y, cuando es activado por alguno de los innumerables estímulos de nuestra vida cotidiana, cobra forma y substancia e influencia nuestra vida estrictamente según su impulso básico.

Las escrituras budistas explican que la Ley de Causalidad trabaja en la vida de los seres humanos desde innumerables puntos de vista. Por ejemplo, el "Sutra de la Contemplación del suelo de la Mente" afirma:
"Si quiere comprender las causas del pasado, contemple los resultados que éstas manifestaron en el presente. Y si desea saber qué resultados serán manifestados en el futuro, observe las causas que existen en el presente".

De modo parecido, el Parinirvana Sutra afirma:
"Hombres de fe devota: ya que ustedes han cometido incontables faltas y acumulado un pesado karma negativo en el pasado, deberán esperar la retribución que corresponde a todo lo hecho. Quizás tengan que ser difamados, maldecidos con un aspecto desagradable, pobremente vestidos y alimentados; tal vez busquen riquezas en vano, nazcan en una familia indigente o herética, o sean perseguidos por su soberano".
A la luz de la doctrina de la causalidad kármica, la visión de que la felicidad o infelicidad de una persona es provocada ya sea por otras personas o por el medio ambiente es superficial. Algunas personas creen que nuestros destinos individuales son predeterminados por un ser superior, pero esta concepción niega la libertad del individuo. El budismo, por el contrario, enseña que la causa fundamental de la propia felicidad o infelicidad no yace más que dentro de uno mismo.

Y si budismo enseña que el karma acumulado en vidas pasadas modela nuestro presente, esto podría llevarnos a hacernos una pregunta fundamental: ¿Es inútil esforzarse, entonces, por mejorarnos a nosotros mismos? Afortunadamente, la respuesta es "no" ya que nuestras acciones presentes modelarán nuestro futuro. El concepto de karma no tiene nada que ver con el concepto occidental de determinismo. Por el contrario, el budismo enuncia la Ley que nos posibilita percibir el significado de nuestro propio karma individual y, utilizando los sufrimientos y angustias derivados del mal karma a manera de salvavidas, logramos transformarnos no sólo a nosotros mismos sino también a la sociedad y el mundo como un todo.
Hablando en términos generales, los animales no son creativos, pero los seres humanos sí lo somos: ésta es una de las diferencias fundamentales entre el reino animal y la humanidad. Entonces, el hecho de que hayamos nacido como seres humanos indica que poseemos el potencial para alterar el curso de nuestras vidas, no importa cuán restringidos estemos por causa de nuestro mal karma, siempre que lo reemplacemos con buen karma: esta es la esencia de la libertad humana.

El budismo afirma que el sufrimiento humano -que el mero esfuerzo del individuo no puede eliminar de la existencia- en el fondo proviene de causas kármicas que, en sí mismas, son el resultado de los deseos mundanos. Pero el budismo, además expresa claramente cómo la vida de una persona se encuentra dotada con un "yo" puro y poderoso capaz de canalizar los deseos para que trabajen a favor del bien y la felicidad de uno mismo. Este principio constituye una de las numerosas enseñanzas derivadas del Sutra del Loto, pero es sólo en las enseñanzas de Nichiren Daishonin que se revela esta doctrina desde un punto de vista práctico. De este modo, practicando el budismo del Daishonin somos capaces de llevar a cabo principios budistas tales como "deseos mundanos son iluminación" y "la oscuridad fundamental es iluminación fundamental" y, de esta manera, cambiar nuestro karma para nuestro bien.

21.1.05

LA UNIÓN ES EL PUNTO DE PARTIDA DE LA VICTORIA

(A continuación se transcribe el discurso pronunciado por el presidente de la Soka Gakkai Internacional, Daisaku Ikeda, durante la tercera sesión de la Reunión nacional ejecutiva realizada el 4 de agosto de 2003.)

Chu-ko K’ung-ming (181-234; Zhuge Liang) fue un antiguo héroe chino que el segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, admiraba tremendamente. Recuerdo con entrañable afecto mis días de juventud, cuando solíamos estudiar con él el Romance de los tres reinos, cuyo protagonista era, precisamente, K’ung-ming.
En el siglo III, la China estaba dividida en tres reinos: el de Wei, al norte, muy poderoso y gobernado por Ts’ao Ts’ao; el de Wu, al sudeste, regido por Sun Ch’üan; y el de Shu Han, al sudoeste, liderado por Liu Pei, a quien prestaba servicio K’ung-ming como general y primer ministro. Entre estos estados se desató una feroz guerra por el poder. En esta época turbulenta, K’ung-ming luchó valerosamente por proteger a su patria, consciente de que el destino del estado de Shu Han pendía sobre sus hombros.
Todos ustedes, los que se han dado cita hoy aquí, son los Chu-ko K’ung-ming de la Soka Gakkai.
Ya he hablado de este tema en varias ocasiones, pero hoy me gustaría analizar las teorías de K’ung-ming sobre el liderazgo, su método para forjar valores humanos y su enfoque de la lucha.

Aunar la sabiduría de todos
K’ung-ming dijo: “La base del buen gobierno yace en escuchar las opiniones de los demás”.
[1]
Este era el principio que sostenía su visión del liderazgo. Cuando uno lidera un grupo de muchas personas, no sólo es importante hablarles. Además, es necesario escuchar las opiniones de los demás, establecer las causas de preocupación de la gente y sumar la sabiduría de todos. A partir de allí, podrá crearse una gran ola de avance dinámico, que se extenderá a cada rincón.
K’ung-ming creó una asamblea donde se reunían representantes de todo el reino a dialogar, conferenciar y escuchar las opiniones de todos.
Este gran héroe fue un líder que supo tomar la iniciativa. Dado que, en general, todas las personas observan lo que hacen las personas en posiciones de liderazgo, un líder debe ser siempre modelo y ejemplo para los demás.

Nunca desaprovechar una oportunidad
No dejar que se escapen las oportunidades… En esta regla encontramos el fundamento de las innumerables victorias logradas por K’ung-ming.
Él dijo: “Perder el tiempo, aunque sea la más mínima fracción, es más lamentable que perder piedras preciosas, pues las oportunidades son más difíciles de encontrar y más fáciles de perder”.
Cuando una oportunidad se va, no vuelve más; por eso, dijo que no debíamos dejarlas pasar.
K’ung-ming también manifestó: “Un líder de grandes dimensiones no se afloja el cinturón para descansar ni deja huellas cuando camina a causa de su lentitud; sólo así puede estar listo en todo momento para aprovechar las oportunidades cuando las ve llegar”.
En otras palabras, uno tiene que estar siempre preparado para atrapar las oportunidades y aprovecharlas al máximo sin perder tiempo.

Mantenerse alertas
K’ung-ming era osado y valiente en la batalla. Decía: “Los que luchan en la línea del frente nunca deben estar inmóviles”, y “Los soldados que marchan a la vanguardia no deben ponerse de pie para luego quedarse quietos; si lo hacen, obstruirán a los ballesteros que vienen detrás”.
El señor Toda también solía advertir a los líderes de la primera línea que no fuesen distraídos ni lentos. Si ellos marchan siempre un paso o dos adelante, podrá abrirse un camino hacia el progreso.
Si los responsables no se mantienen alertas, acabarán interfiriendo con el avance de los que vienen detrás. Pero esto marcará su fracaso como líder.

Jamás ser arrogantes
¿Cuáles son las cualidades que deben tener los líderes en quienes descansa la prosperidad de un país? K’ung-ming decía enfáticamente que un conductor jamás debía ser soberbio.
Estas fueron sus palabras: “Si los líderes son arrogantes, actuarán con descortesía, y si son descorteses, perderán el apoyo de los demás. Pero si pierden el apoyo de los demás, el pueblo se rebelará”.
Si los responsables se vuelven altaneros y poco respetuosos, alejarán de su lado a los miembros y perderán su apoyo. Es una regla que se aplica no sólo a países sino también a las organizaciones.
K’ung-ming también advertía a los líderes que no se relacionaran con gente poco virtuosa: “Asóciense con sabios ministros, pero mantengan distancia de aquellos que carecen de virtud”.
Esta es la forma de asegurar el florecimiento de un país.

Líderes inapropiados
K’ung-ming también cita ocho clases de personas que no están en condiciones de ejercer el liderazgo. Son aquellos que:

1. Poseen una insaciable codicia de riquezas.
2. Envidian a las personas talentosas y capaces.
3. Se complacen hablando mal de los demás y rodeándose de aduladores.
4. Siempre están dispuestos a analizar los errores ajenos pero no se conocen a sí mismos.
5. Son indecisos y vacilantes.
6. Tienen excesiva afición por el alcohol e ignoran lo que es el autocontrol.
7. Son hipócritas y cobardes.
8. Hablan en forma manipuladora, con actitud grosera y arrogante.

El señor Toda solía aconsejar estrictamente a los responsables: “No interesa lo que hagan los demás. Todo depende de ustedes y de su determinación”. Todo queda determinado por la decisión interna de los líderes. Para llegar a ser responsables sabios, por favor, graben este punto en su corazón.

El enfoque de la lucha
Una vez que se empieza una batalla, hay que triunfar. K’ung-ming era muy severo en la forma de arengar a los líderes que emprendían una lucha. En otras palabras, era estricto consigo mismo.
Decía: “Si una sola persona resulta herida, es mi responsabilidad personal”.
La filosofía del liderazgo de K’ung-ming se basaba en una conciencia sumamente rigurosa y en su sentido de responsabilidad hacia el bienestar de los semejantes. Su decisión era no permitir que una sola persona resultara herida, quedara abandonada o fuera infeliz.
K’ung-ming también esbozó los puntos que siempre debía tener en cuenta un líder antes de lanzarse a la batalla:
1. Usar estrategias nuevas e inesperadas.
2. Planificar todo exhaustiva y cuidadosamente.
3. Actuar con calma y serenidad.
4. Unir el corazón y la mente de las personas a su cargo.


Vigilancia constante
En la célebre declaración de lealtad de K’ung-ming a su gobernante [Liu Ch’an, heredero y sucesor del difunto Liu Pei], éste dice: “Cumpliré mi deber con la espalda inclinada hasta el día en que muera”.
Este era un fragmento que solía recitar el gran primer ministro chino Zhou Enlai, quien fue el Chu-ko K’ung-ming del siglo XX. En su declaración, K’ung-ming también se remitía a sus luchas pasadas:

Desde el día en que asumí mi cargo a las órdenes del ex gobernante [Liu Pei], nunca descansé cómodo mientras dormí, nunca me deleité saboreando un solo plato durante las comidas; por el contrario, siempre busqué cumplir mi deber con dedicación absoluta.

Y refiriéndose a la dedicación infatigable de un líder, escribió:
Aunque reciba honores, no se jactará; aunque se le encomiende el poder, no actuará arbitrariamente; aunque otro acuda a rescatarlo, él no ocultará esta deshonra; aunque lo aparten de su cargo, no mostrará sorpresa o temor. Así pues, los actos de un líder excelso nunca muestran agitación, en ninguna circunstancia posible, de la misma manera que una gema pura jamás se contamina.

Los líderes que triunfan son los que poseen un espíritu de lucha inquebrantable. Por favor, demuestren un sabio liderazgo, al igual que K’ung-ming.

Los presagios de la derrota
Todo acontecimiento tiene algo que lo presagia, si uno sabe observar con atención. Esto es especialmente válido en el caso de la derrota, que siempre es predecible y responde a una causa identificable.
K’ung-ming enunció varias señales que presagian la derrota inminente de una organización:

1. Cuando los líderes se debilitan. Este es un factor capaz de definir la derrota. Los que conducen cualquier emprendimiento deben poseer un firme deseo de triunfar y estar preparados a dar la vida entera con tal de alentar a sus camaradas. No es exagerado decir que la victoria y la derrota dependen íntegramente del espíritu de lucha de nuestros líderes.

2. Cuando las personas forman camarillas y se consagran a su beneficio personal. En efecto, cuando alguien deja que su principal motivación sea el interés personal, pierde de vista los objetivos de su organización.

3. Cuando las personas dividen al grupo en facciones y crean intrigas entre sí para promover sus propios intereses. El señor Toda no toleraba a los que trataban de crear divisiones o facciones dentro de la Soka Gakkai. Los reprendía estrictamente y se aseguraba de que abandonaran su postura arrogante.

4. Cuando acceden a los cargos de poder personas de naturaleza retorcida, que adulan a sus superiores. Cuando los lugares de autoridad o de responsabilidad quedan en manos de aduladores, la gente teme su poder y prefiere callar.
K’ung-ming dijo que todas estas señales eran presagios de derrota.

Las características de una organización exitosa
K’ung-ming también describió varias características que tienen las organizaciones triunfales:

1. Los puestos de responsabilidad están asignados a personas talentosas.
2. La organización en conjunto posee unión y una moral elevada.
3. Hay buenas relaciones entre los líderes y los miembros.
4. Todos siguen esmeradamente las instrucciones.
5. Todos se esfuerzan con coraje y seriedad.
6. En la organización prevalece un clima de convicción y de dignidad.
7. Las recompensas y sanciones se administran de manera justa e imparcial.

La unión es de vital importancia para la Soka Gakkai, como lo son el optimismo y la vivacidad del espíritu. Avancemos valientemente, con sinceridad y actitud segura.

Forjar valores humanos para la victoria
¿Cómo forjar valores humanos y permitirles trabajar de la mejor manera para asegurar la victoria?
K’ung-ming valoraba no sólo la capacidad sino también el temple humano y la personalidad. Lo que menos le preocupaba era la posición social de la gente.
“Mi corazón es imparcial. No juzgo a las personas basado en los prejuicios personales”. Este era el credo de K’ung-ming.
Y con respecto a la forma de seleccionar valores humanos, K’ung-ming decía:

Cuando gobiernan líderes superiores, dejan que otros escojan personas de talento, en lugar de hacer todas las designaciones en forma personal. Los logros de las personas han de medirse con parámetros objetivos, no con inclinaciones arbitrarias o prejuicios personales. Si se adopta este sistema, será difícil que los valores humanos pasen inadvertidos y que las posiciones de poder acaben en manos de incapaces.

K’ung-ming también advertía: “La mayor contribución que uno puede hacer en nombre de la lealtad es recomendar personas capaces. Pero a la hora de hacerlo, la gente tiende a dejarse llevar por sus preferencias personales”.
No debemos permitir, bajo ningún concepto, que se genere una situación en que los líderes, guiados por sus prejuicios, causen sufrimiento a incontables personas. Es importante elogiar y apoyar sinceramente a los que realmente trabajan con ahínco, a los que más se esfuerzan. Espero que todos ustedes sean así de considerados y de generosos.
K’ung-ming también decía: “No todas las personas son brillantes. No todos los caballos son campeones. No todas las herramientas están hechas con solidez. Por eso hay que aprovechar de la manera óptima los recursos con los que contamos”.
Nada en este mundo es perfecto. Lo que nos dice K’ung-ming es que aprovechemos al máximo las virtudes de cada persona.

Fortaleza y coraje para hacer frente a cualquier contingencia
K’ung-ming ofrecía siete métodos para juzgar la personalidad de un ser humano. Son los siguientes:

1. Observar si la determinación o la actitud de la persona cambia en función de los rumores o de las opiniones ajenas.
2. Ver cómo responde la persona cuando es severamente reprendida. La verdadera personalidad de un individuo suele ponerse de manifiesto cuando éste es sometido a una dura reconvención.
3. Averiguar los proyectos y las opiniones de una persona para ponderar sus conocimientos y sus criterios de juicio. Esto también nos permitirá conocer el grado de responsabilidad de un ser humano.
4. Anunciar una situación de emergencia y observar el coraje y la fortaleza con que un individuo la afronta. El coraje y la fortaleza en situaciones críticas son cualidades indispensables en todo líder.
5. Observar cómo se comporta una persona cuando toma bebidas alcohólicas.
6. Poner a prueba su integridad ofreciéndole privilegios y beneficios.
7. Asignarle una misión importante y observar cuán digna de confianza es esa persona.

Elementos indeseables
Además, K’ung-ming decía que debíamos apartarnos de las siguientes cinco clases de personas, porque suelen causar problemas tanto en un país como en una organización. Quiero darlas a conocer como advertencia para el futuro:

1. Los que crean facciones y rupturas, y envidian y calumnian a los individuos de recta personalidad.
2. Las personas vanidosas, excesivamente afectas a la ropa lujosa y a llamar la atención.
3. Los que siembran confusión exagerando y tergiversando las cosas.
4. Los que tratan de manipular a los demás en provecho propio o para obtener ganancias personales.
5. Las personas ambiciosas que entablan alianzas secretas con los enemigos.

Permanecer fieles a nuestras convicciones
¿Cuál es la cualidad más decisiva que nos define como seres humanos? Según K’ung-ming, permanecer fieles a nuestras convicciones. Cito sus palabras:

El espíritu de la fidelidad es, para el ser humano, como el agua profunda para el pez. Así como el pez muere cuando el agua desaparece, cuando los hombres pierden la fe en sus convicciones perjudican la sociedad y hacen daño a sus semejantes. Por eso un buen líder es leal a sus principios. De esta forma, podrá lograr sus aspiraciones y construir una digna reputación.

Poseer aspiraciones elevadas
K’ung-ming instaba a las futuras generaciones a tener nobles ideales y aspiraciones, y a no vivir de manera frívola y vacía. Decía:

Si su voluntad no es fuerte e invencible, si han perdido la pasión, desperdiciarán la vida sin perseguir nada notable, prisioneros de su propia sensación de futilidad, siempre sujetos a los límites de lo ordinario, sin poder escapar de los estados más bajos de la existencia.

Si esquivan el esfuerzo y sólo buscan la comodidad y la seguridad, su espíritu acabará estancándose y marchitándose. ¡No vivan una existencia vacía y sin sentido! Dedíquense al bien supremo, a concretar su misión, a cumplir la responsabilidad que se les ha encomendado! ¡De esto se trata nuestra fe! Asumiendo este desafío es como podemos construir una vida de esperanza ilimitada, de inmensa plenitud y de creación de valores.

K’ung-ming advirtió a su propio hijo:

La persona sabia purifica su corazón y disciplina su cuerpo, con el sincero afán de cultivar la virtud. Si no se liberan de los apegos y de los deseos personales, sus aspiraciones jamás serán claras; si no adquieren calma y serenidad, sus pensamientos jamás se proyectarán muy lejos.

Somos el producto de nuestras aspiraciones. Cuando uno vive cada día en pos de sus ideales y de sus anhelos, puede construir una existencia realmente grande y genuina.

Amistad verdadera
Permítanme finalizar este discurso de hoy compartiendo con ustedes unas palabras de K’ung-ming sobre la verdadera amistad:

Es difícil mantener durante mucho tiempo relaciones oportunistas. El vínculo con los amigos verdaderos no echa flores en verano ni pierde las hojas en invierno; jamás se desvanece, en ninguna de las cuatro estaciones, y a medida que resiste horas buenas y malas sólo se fortalece más y más.

Salgamos a entablar muchas nuevas amistades verdaderas, este verano.


[1] Las citas atribuidas a K’ung-ming que menciona el presidente Ikeda en este ensayo han sido extraídas de fuentes en japonés y traducidas indirectamente al español.

19.1.05

Educación para un desarrollo sostenible

Por DAISAKU IKEDAEspecial para el Japan Times
The Japan Times onlineLunes, 22 de noviembre de 2004


El año 2005 marcará el inicio del Decenio de las Naciones Unidas para la Educación con miras al Desarrollo Sostenible. La Década ofrece una oportunidad vital para cristalizar progresos concretos que permitan colocar a la sociedad humana en el camino hacia la viabilidad. Más de la cuarta parte de las vidas humanas viven en condiciones de pobreza crónica. El hambre, los conflictos militares, los abusos a los derechos humanos, la degradación medioambiental y los cambios climáticos son todos amenazas para la dignidad humana – en realidad, para la supervivencia. Los cambios que enfrentamos son claros e inevitables.

El desarrollo sostenible ha sido definido como aquél que cubre las necesidades del presente sin que comprometa el que futuras generaciones puedan cubrir sus propias necesidades. Esto incluye aspectos tan diversos como la paz, la integridad ecológica y los derechos humanos, y nos exige una reevaluación de nuestro concepto de "progreso". Si se desea proporcionar la oportunidad para que todas las personas aprendan sobre los valores, el comportamiento y el estilo de vida que se requiere para el logro de una transformación positiva de la sociedad, la educación para el desarrollo sostenible debe encontrar un lugar central a lo largo de toda la serie de esfuerzos educativos que se realizan.

Puesto que el desarrollo sostenible es un concepto tan amplio, puede hacer que confluyan cuerpos de conocimiento que, de otra manera, serían desconocidos; puede dar también apertura a nuevas y emocionantes posibilidades para la colaboración multidisciplinaria y para la “cross-fertilization”. Pero es especialmente vital que nos enfoquemos en los niños y en los adultos jóvenes. Al mismo tiempo, la educación para un desarrollo sostenible debe involucrar activamente cuerpos tradicionales de conocimiento y sitios informales de aprendizaje como son la familia, la fábrica y la comunidad local.

Para lograr lo sostenible, tendremos que hacer uso de las más ricas fuentes de sabiduría con que la humanidad ha contado tanto en el pasado como en el presente, y ponerlas al servicio del futuro que todos debemos compartir. La Carta de la Tierra, una declaración de valores y principios compartidos que fue pulida y formulada mediante un proceso de diálogo sostenido en el que estuvieron involucrados representantes de las tradiciones culturales y espirituales del mundo, expresa los retos de un modo conciso: “Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras”. En lo más fundamental, nuestra supervivencia gira en torno a que logremos un cambio profundo dentro de los seres humanos mismos. Solamente una reorientación en la vida interior de la humanidad nos permitirá estar a la altura de los extraordinarios retos que enfrentamos.

En una ocasión anterior propuse los siguientes tres atributos para una ciudadanía global: - Sabiduría para percibir la interconexión entre la vida y todo lo que existe. - Valentía para no temer o negar las diferencias y para, por el contrario, respetar a las personas de las diversas culturas, luchando por comprenderlas, y por crecer gracias al contacto con ellas. - Compasión para mantener una empatía imaginativa que llegue más allá de nuestro entorno inmediato y que se extienda hasta los que sufren en lugares distantes. Creo que el proceso de desarrollo y fortalecimiento de estas cualidades se halla en las bases de la educación para el desarrollo sostenible. Desde el punto de vista budista, nuestro objetivo más apremiante está en comprender las fuerzas internas que yacen dentro del corazón humano y que llevan a las personas a romper y dañar la armonía con el medio ambiente natural y con las demás personas, en un acto que, en fin de cuentas, es autodestructivo.

El budismo considera que la incapacidad para reconocer la realidad de la interconexión es "oscuridad fundamental" o ignorancia. Esto significa desconocimiento de la red de interdependencia que sustenta nuestra existencia en el planeta. Es la falta de capacidad o rechazo para percibir las cadenas de causas y efectos mediante las cuales nuestras acciones influyen sobre nuestro alrededor, de maneras que, a la larga, impactan nuestras propias vidas. Es la fría brutalidad y la estupidez lo que nos hace ver que la miseria de los demás pudiera ser la base de nuestra propia felicidad. Esta actitud se refleja tristemente en patrones de consumo de recursos que socavan los sistemas de vida del planeta en el que vivimos. Un nuevo despertar a la realidad de nuestra interconexión e interdependencia debe tomar forma concreta en los esfuerzos por extender la solidaridad y la preocupación hacia aquellos con quienes compartimos este breve lapso de la historia de nuestro planeta.

Debemos aprender a actuar hoy con sentido de responsabilidad hacia las generaciones que nos sucederán. Jamás debemos rendirnos ante las fuerzas del odio y la división que amenazan en el mundo, ni ante el sentido envenenado de futilidad e impotencia que el odio y la división dejan. Dentro de la grandiosa red interconectada de seres, cada persona tiene un propósito único que llevar a cabo, una contribución que sólo él o ella puede hacer realidad. Incluso si las personas se ven involucradas en un comportamiento problemático, no debemos caer en la tentación de considerar que las personas son un problema.

Debemos, por el contrario, aprender a considerar que cada individuo es una fuente de potencial realmente ilimitado. También debemos recordar que la sabiduría y la comprensión para resolver los más apremiantes retos ya existen como posibilidades escondidas e inexploradas dentro de los corazones de las personas que están vivas hoy y, muy especialmente, en los corazones y las mentes de los jóvenes.

Para que la educación para lo sostenible sea efectiva debe estar enraizada en una fe profunda en la humanidad – en la determinación de despertar a la sociedad humana mediante los entrelazados procesos del aprendizaje, la reflexión y el empoderamiento. El fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, fue un educador; su primer trabajo, "La geografía de la vida humana", escrita en 1903, ofrece una exploración detallada de la interrelación entre la humanidad y su ambiente natural. Al inicio de ese libro, Makiguchi describe los objetos de su estudio, los diversos accesorios de la vida diaria, señalando que estos son, de hecho, resultados de labores de personas de otras tierras.

En su trabajo, podemos sentir el pulso común y escuchar la respiración compartida del yo y el otro, de personas cercanas y lejanas que no vemos, cuyas vidas están vinculadas a las nuestras en relaciones de apoyo mutuo. Sus esfuerzos como educador se enfocaron en capacitar a los niños para desarrollar una valoración concreta a las relaciones que nos conectan a los unos con los otros, con el ambiente natural y con el mundo. Makiguchi señaló el hecho de que aunque los humanos no podemos crear materia, podemos crear valor. Él vio el desarrollo de la sabiduría como la clave para hacer que los niños aumenten su capacidad para hacer que el mundo sea un lugar más sano, más hermoso, mejor. Creo que esta captación – que nuestra capacidad para crear valor no está intrínsicamente limitada por los recursos físicos que tenemos a nuestra disposición – apunta hacia un aspecto medular de lo sustentable: ¿Dónde encontrar la sabiduría para hacer más con menos? ¿Cómo crear ilimitado valor a partir de un limitado recurso natural, de modo que todas las personas – las de hoy y las del futuro – puedan disfrutar de vidas dignas, cómodas y plenas?

La clave para este reto está en confrontar la naturaleza de los deseos humanos: que controlemos nuestros deseos o que nuestros deseos nos controlen a nosotros; que, según las palabras de un Sutra, nosotros seamos los maestros de nuestras mentes o que nuestras mentes sean nuestros maestros. El budismo enseña que los deseos se pueden transformar. La sed de justicia es un deseo, como también lo es el deseo de liberar al mundo de sufrimiento innecesario. La valentía, la sabiduría y la compasión, cualidades que mencioné anteriormente, pueden actuar para liberar estas formas más elevadas del deseo, para animar a la reflexión, a la acción y a la transformación.

El éxito del Decenio de las Naciones Unidas para la Educación con miras al Desarrollo Sostenible dependerá de si la educación puede tocar las vidas de las personas al más profundo nivel. Los esfuerzos para el futuro que provienen directo del corazón tienen el poder para cambiar el mundo. Daisaku Ikeda es presidente de la Soka Gakkai Internacional y fundador de la Universidad Soka.

Una versión ampliada de este artículo aparecerá en la edición de febrero de 2005 del Development Education Journal ( www.dea.org.uk)

13.1.05

Martin Luther King, ensayo de Daisaku Ikeda

DIARIO ARGENTINA SEIKYO (1/5/02)

Tengo un sueño Por Daisaku Ikeda

Un ensayo sobre la pasión y los ideales.
A 34 años de su muerte, las cualidades de Martin Luther King (h) siguen inspirando la lucha por una sociedad igualitaria.

Martin Luther King


Cambiar el sentido común:
A pocos días de haberse conmemorado el 34º aniversario de la muerte de Martin Luther King (hijo) (ocurrida el 4 de abril de 1968), Argentina Seikyo presenta una recopilación de dos ensayos del Presidente de la SGI, en donde analiza las cualidades que convirtieron a este líder del movimiento por los derechos de los afroamericanos en una fuente de inspiración para toda raza oprimida.


(Extractado de los discursos dado el 7 de septiembre de 2000 y el 3 de marzo de 2002.).
Hoy, me gustaría hablar sobre el doctor Martin Luther King (1929-1968), un hombre realmente monumental, clérigo de oficio y líder central del movimiento norteamericano por los derechos civiles, profundamente comprometido con la resistencia no violenta. Fue asesinado a los 39 años, en plena lucha por los derechos humanos [un 4 de abril de 1968]. Héroe genuino, el doctor King inspiró a millones de personas con su potente oratoria, y hasta el día de hoy sigue siendo una figura venerada y respetada en los Estados Unidos.
Nadie es tan valiente como una persona de verdaderas convicciones religiosas. Los líderes huecos y vanidosos sólo fingen valentía para vender una imagen.

El movimiento norteamericano por los derechos civiles fue la contienda que tuvo lugar en los años cincuenta y sesenta para poner fin a la discriminación contra los afro-americanos y conquistar en bien de esta minoría los derechos garantizados por la Constitución de su país. Como resultado de esa lucha, en 1964 se promulgó el Acta de Derechos Civiles; el doctor King, líder de ese movimiento de bases no violentas, obtuvo al año siguiente el Premio Nobel de la Paz por esa conquista histórica.

El movimiento del doctor King por los derechos humanos se basó en sus creencias religiosas. La religión constituye un cimiento para que la gente construya su vida. Cuando el pueblo posee una firme base interior de fe humanística, comienzan a cumplir su propósito más digno y elevado todas las demás ramas del quehacer humano: la economía, la filosofía, la educación y el gobierno. Por eso, un movimiento religioso humanístico necesariamente ha de estar dedicado a mejorar la sociedad y a concretar la paz para toda la humanidad. Con esta convicción, los miembros de la SGI hemos desarrollado nuestra actividad en bien de la paz, la cultura y la educación, basados en el Budismo.

Actualmente la SGI, en cooperación con varias entidades, está auspiciando muestras que dan a conocer a la opinión pública de varias ciudades del mundo la lucha no violenta y pacifista del doctor King.
En los Estados Unidos, la SGI-USA y la Capilla Internacional Martin Luther King de la Universidad Morehouse están auspiciando conjuntamente la muestra itinerante “Gandhi, King e Ikeda: Un legado para la Paz”. El mes pasado, abrió sus puertas en Canadá otra edición de la muestra, que ilustra las actividades no violentas del Mahatma Gandhi, el doctor King y el presidente Ikeda. En Italia y en Suiza, también se han ofrecido muestras similares, sobre la vida y los logros de estos tres paladines de la paz, que tuvieron una excelente repercusión de público en diversas localidades.

La noche siempre desemboca en la aurora:
El doctor King tenía una firme fe en el futuro. Declaró: “El amanecer llegará. El desencanto, la congoja y la desesperación nacen a la medianoche, pero después, ceden con la llegada del alba”.
No nos dejemos derrotar por las dificultades. Por dura y penosa que sea nuestra situación en el presente, sin falta llegará el amanecer. “La noche siempre desemboca en la aurora”, como decía el escritor japonés Eiji Yoshikawa.

El doctor King insistía: “La peor tragedia de este mundo es saber lo que está bien y no hacerlo”. ¡Hacer lo que está bien! Lo trágico es no hacerlo... Este era el mensaje del doctor King. En medio de las peores tormentas de hostilidad, su clamor era pura bravura: “La medida suprema para evaluar a un ser humano no es la posición que adopta en horas de conveniencia y comodidad, sino el lugar que elige ocupar en momentos de desafío y de controversia”.

Como miembros de la SGI, nuestro verdadero valor como seres humanos resplandece cuando tratamos de comunicar a los demás el Budismo mediante el diálogo franco y honesto, un diálogo en el cual nos esforzamos por guiar a la gente hacia el auto-conocimiento real, estimularla a comprender la verdad de la vida y a discernir la mejor manera de vivir.

El doctor King decía: “No nos preguntarán cuántos títulos académicos hemos obtenido ni cuánta fortuna amasamos, sino cuánto hicimos en bien de los demás”. Lo que importa es de qué manera contribuimos con los semejantes.

“Tengo un sueño”:
El doctor King pronunció su discurso conmovedor en la marcha por los derechos civiles, que se realizó en Washington D.C. el 28 de agosto de 1963, cien años después de la Proclama de Emancipación de Abraham Lincoln que liberó a los esclavos. En los peldaños que conducen al Lincoln Memorial, ante una multitud de casi trescientas mil personas, el doctor King pronunció sus famosas palabras: “¡Tengo un sueño!”. Así rugió un león de treinta y cuatro años... Hablar con pasión y luchar enérgicamente contra la injusticia es un emblema de la juventud. Nosotros, en la SGI, también tenemos un sueño: el sueño del kosen-rufu.

En su alocución, el doctor King dijo: “Hoy quiero decirles, amigos míos, que a pesar de las dificultades y frustraciones del momento actual, sigo teniendo un sueño. [...] Sueño con que, un día, esta nación se ponga de pie y viva fiel al verdadero significado de su credo: ‘Creemos que estas verdades son axiomáticas, y que todos los hombres son creados iguales”.

El doctor King consagró su vida a este noble sueño, y murió como un mártir, fiel a su causa.
Este edificio en el que estamos hoy, el Centro en Memoria del Presidente Makiguchi, está dedicado a la memoria del fundador y primer presidente de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, un hombre que, al igual que el doctor King, abrigó un sueño de paz y de justicia, y murió en la cárcel por sus convicciones. El presidente Makiguchi, arrastrado a la muerte por las fuerzas insanas del nacionalismo, fue uno de los más grandes pensadores de este siglo, una persona de la cual todo el Japón debería sentirse orgulloso.

Ir al lugar más difícil:
El movimiento del doctor King enfrentó muchos peligros y obstáculos; también hubo momentos en que se vio obligado a soportar amargos reveses. Pero en cada oportunidad, el doctor King salió a actuar con bravura y lanzó una vigorosa ofensiva para superar la adversidad.

La práctica que distingue a los líderes auténticamente brillantes es salir a luchar con determinación mucho más intensa cuando las cosas pasan por su peor momento.
Muy a menudo, la derrota vuelve cobarde a las personas y las lleva a formular quejas y reclamos. Pero, en realidad, las complicaciones y reveses son una estupenda oportunidad para convertir el veneno en medicina. El doctor King llevó su movimiento a Birmingham, Alabama, una zona tremendamente afectada por la discriminación racial. Creía que una victoria en el lugar más difícil podía cambiar el rumbo de los acontecimientos y convertirse en fuerza motriz para definir la victoria total en la lucha por la libertad y la justicia.

Ir al lugar más difícil... Aquí está la clave. Es común que las personas piensen en irse cuando surgen los problemas y la situación se torna mucho más exigida. Pero un líder de primer calibre busca, deliberadamente, ir a los lugares donde aguardan los desafíos más duros. Este es el emblema que distingue a las grandes personas. El doctor King demostró este espíritu con su propia vida. Y en esto veo su fortaleza.
Yo también he salido a buscar los desafíos más crudos, y por eso pude triunfar en cada oportunidad. Esto es válido en cualquier contienda. Desde que asumí la presidencia de la Soka Gakkai, oré sin cesar para poder proteger correctamente la organización que fundaron los presidentes Makiguchi y Toda, y oré para enfrentar cualquier persecución yo solo, sin que nadie más tuviera que sufrir.

El aliento persona a persona:
El doctor King resolvió expandir su movimiento en el sitio más inhóspito y crear un impulso poderoso como una tormenta arrasadora. Para eso, él mismo marchó al frente, él mismo fue de un lado al otro, él mismo salió a dialogar con pequeños grupos y con personas de todos los sectores. Es un punto que espero puedan grabar en su corazón.

Si se limitan a participar en las reuniones multitudinarias, nunca podrán conocer a los concurrentes en forma personal. Así es imposible comunicarse de vida a vida. Las reuniones pequeñas revisten una gran importancia: una solidaridad profunda y poderosa sólo se construye a partir del diálogo individual. A cada lugar donde iba, el doctor King recibía una respuesta fría e intransigente. Pero nada lo detuvo: fue un hombre sabio y de notable grandeza. En su pecho ardía un apasionado espíritu de lucha. Estaba decidido a insuflar entusiasmo y compromiso en aquellos que habían abandonado la lucha, y a unirlos a todos hasta crear una poderosa fuerza orientada a la justicia. Dialogaba sin descanso con la gente, debatía con franqueza cualquier tema que se le presentaba, hasta llegar a la raíz. Siempre era cortés y cordial, y, por sobre todas las cosas, sincero en su relación con los demás. Los líderes deben hablar con claridad. De nada sirve hacer declaraciones ambiguas que fomenten la confusión o conduzcan a un entendimiento errado. Es importante que los responsables perciban la esencia de los problemas, identifiquen claramente lo que preocupa a la gente y, luego, tracen un plan concreto de acción.

El movimiento unido que gestó el doctor King creció con la fuerza de un torrente, hasta que logró el apoyo de millones de ciudadanos y se tradujo en una victoria irrefrenable. El doctor King vivió con la convicción inamovible de que el universo se pone del lado de la verdad y la justicia. ¡Tengamos nosotros esta misma convicción! ¡Avancemos para crear un movimiento que goce del apoyo del universo entero, y logremos un triunfo resonante en todas nuestras metas!


Notas:
1- KING, Martin Luther: “A Knock at Midnight” (Un golpe a medianoche), en Strength to Love (La fortaleza de amar), Philadelphia, Fortress Press, 1963, pág. 68.
2- SHUKER, Nancy: Martin Luther King, Nueva York, Chelsea House Publishers, 1985, n.p.
3- KING, Martin Luther (h): “On Being a Good Neighbor” (Sobre la buena vecindad), en Strength to Love (La fortaleza de amar), Philadelphia, Fortress Press, 1963, pág. 35.
4- KING, Martin Luther King (h): “Three Dimensions of a Complete Life” (Las tres dimensiones de una vida completa), en Strength to Love (La fortaleza de amar), Nueva York, Harper & Row, Publishers, 1963, pág. 72. 5- KING, Martin Luther (h): “I Have a Dream” (Tengo un sueño), en The Penguin Book of Twentieth-Century Speeches (El libro Penguin de los discursos del siglo XX), edit. en inglés por Brian MacArthur, Penguin Books, Londres, 1993, págs. 333–34.

Más allá de la motivación económica

Discurso pronunciado por Daisaku Ikeda en la Universidad de las Filipinas, Manila, Filipinas, el 10 de abril de 1991.

Quiero agradecer al doctor Abueva, distinguido presidente de la Universidad de las Filipinas; a la canciller, doctora Roman; al decano de la Facultad de Administración de Empresas, doctor Agulto (h), y a los muchos miembros del claustro docente que hoy me honran con su presencia, por haberme invitado a disertar en esta venerable institución, de orgullosa trayectoria académica.

También quisiera manifestar mis sinceras felicitaciones a todos los estudiantes que hoy se gradúan; su egreso coincide con el auspicioso 75o. aniversario de esta Facultad de Administración de Empresas. Ya que todos ustedes, estudiantes y docentes, son defensores de los ideales de ciudadanía mundial proclamados por el gran héroe filipino, José Rizal, hoy quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones sobre su visión.

El espíritu de equidad
Desde joven, atesoré el refrán que dice: "Controla tus negocios, para que ellos no te controlen a ti". Por su naturaleza, el principal objetivo de los negocios es la eficiencia económica y la búsqueda del provecho. Si un empresario se deja dominar por sus negocios y sólo piensa desde una óptica corporativa, no hará más que competir para obtener mayores ganancias. Y esta misma actitud competitiva es la que, tan a menudo, ha dado origen a las guerras. Para que las actividades empresarias marchen a tono con el trabajo en bien de la paz, la lógica del capital debe ser atemperada por la lógica del humanismo. ¿Cómo lograrlo? En japonés, existe el término kosei, que puede traducirse como "espíritu de equidad". También significa, por un lado, igualdad e imparcialidad, y, por el otro, justicia. He quedado muy impresionado al saber que, en idioma tagalog, el término katarungan también incluye este doble significado de justicia y de igualdad.

Una persona imbuida de este espíritu de equidad o justicia jamás dejar de reconocer las contradicciones inherentes a la actividad económica, por las cuales los países e individuos ricos se enriquecen cada vez más, mientras que los pobres empobrecen sin remedio. La persona justa reconoce claramente la amenaza insidiosa del desarrollo económico que se expande a costa del ambiente mundial y del delicado equilibrio ecológico de la naturaleza. Aunque esté de más señalarlo, una persona así nunca permitiría "exportar" la contaminación a países donde las reglamentaciones son menos estrictas. El caso japonés viene a cuento de este particular; creo que el Japón debería reflexionar seriamente sobre sus actividades en el extranjero.

Desde luego, el espíritu de justicia no es algo que exista a priori. Cuando el doctor Abueva disertó en la Universidad Soka el año pasado, se refirió al espléndido espíritu tradicional filipino de bayanihan (ayuda recíproca en las sociedades comunales). Estos sistemas populares para asegurar el bienestar de todos se forjan y se adquieren a través de las tribulaciones y las pruebas de la historia. Creo que, mediante estos desafíos, el espíritu de equidad va dejando de ser el ethos de un pueblo para convertirse en un principio universal, fuerte como el acero, cálido como el Sol, vasto como el cielo.

El tipo de prueba o de experiencia a la que me refiero se ve retratada magistralmente en el gran relato bélico Without Seeing the Dawn (Sin ver el amanecer), de Stevan Javellana, ex alumno de esta Universidad. Al leer el libro, recordé con dolor las atrocidades cometidas por el ejército japonés durante la Guerra del Pacífico, y se encendió en mí un intenso y sincero deseo de ofrecer mis profundas disculpas, como ciudadano japonés. Éste es uno de los capítulos más deshonrosos de la historia de mí país, para cualquiera que, como yo, ansíe fervientemente construir cimientos de amistad entre las naciones, y sostener la causa de la paz en bien de la paz de las generaciones futuras.

La novela de Javellana nos cuenta la historia de tres primos de carácter bondadoso, que se ven separados y obligados a combatir el uno contra el otro como enemigos. Dos de ellos, en el bando de las milicias anti-japonesas, y el otro, del lado de las fuerzas policiales que cooperan con el ejército japonés de ocupación. Una de las escenas que más me impresionó es el diálogo que mantienen Carding y Gondoy, cuando descubren que su primo Polo se halla entre las fuerzas enemigas que planean atacar en una emboscada.

--Tenemos órdenes que cumplir... --dijo Carding, con resignación.
Pero Gondoy no se quedó callado.
-Es ridícula esta guerra... --suspiró--, donde uno tiene que luchar contra su hermano.
--Gondoy --dijo Carding--, Polo es, para todos nosotros, un primo y un amigo. Pero no tenemos opción...--Será como dices, pero a mí estas cosas me destrozan el ánimo. Ojalá esta guerra se terminara de una buena vez...

En este sencillo diálogo, uno advierte la búsqueda de una decisión justa o correcta, en lo que hace a la pugna entre violencia y no violencia.

Una meta sin concretar
Probablemente, el enfrentamiento de posiciones no tenga una respuesta "correcta"; la ambivalencia filosófica es lo que hace de esta historia algo tan trágico. Si uno tuviera que dar una respuesta por aproximación, tendría que buscarla en una síntesis entre ambas posiciones, desde una dinámica dialéctica. Así pues, la "tesis" del tradicional énfasis filipino en la familia y los lazos de sangre (corporificados en el bondadoso Gondoy) interactúa con la "antítesis" de la fuerza y el crudo realismo encarnado por Carding. La síntesis resultante también podría verse como el salto de una visión limitada y parcial hacia una perspectiva "holística" y más amplia. El verdadero sentido de la equidad debe nacer de un espíritu universal, que se manifieste en este plano más elevado.

En el mundo de los negocios, esta visión universal no debería dejarse achatar por la búsqueda obsesiva del bienestar propio o de la nación, sino tener en cuenta, a cada momento, el interés "holístico" de todo el planeta y de la humanidad. Tal actitud nos inspiraría a formular juicios imparciales, aun cuando, a veces, impliquen cierto sacrificio personal, e incluso a trascender la ganancia y el provecho propio.

En uno de los últimos pasajes de la renombrada novela El filibusterismo, José Rizal señala: "Yo no quiero decir que nuestra libertad se conquiste a filo de espada, [...] pero, sí, la hemos de conquistar mereciéndola...". Aunque Rizal se vio atrapado en un conflicto de agonía entre los ideales y la realidad, así y todo, persiguió su lejano sueño, donde la no-violencia triunfaba sobre la violencia, y el poder del espíritu se imponía sobre la fuerza bruta. En tal sentido, la victoria del espíritu es, a la vez, el triunfo de la lógica del humanismo sobre la lógica del capital.

Creo que la revolución de febrero de 1986 hizo avanzar al país hacia la realización del sueño que acarició Rizal. El hecho de que una dictadura arraigada durante diecisiete años haya sido derribada mediante el poder del pueblo, sin recurrir a la violencia, es un logro extraordinario que brillará por siempre en los anales de la historia mundial.

El doctor Abueva describió esta victoria con gran acierto, en su discurso inaugural cuando asumió la presidencia de la Universidad de las Filipinas: Nuestro pueblo, en EDSA [nombre de una calle famosa en las Filipinas], tradujo en acción las virtudes más hondas de nuestra raza, nuestro amor por la paz y la libertad, nuestro sentido de comunidad y de solidaridad, nuestro respeto a la dignidad humana, nuestra naturaleza profundamente moral y religiosa..

Este triunfo fue, para el pueblo de las Filipinas, un gran paso adelante en la historia. Habiendo llegado hasta aquí, cada uno de ustedes posee la valiosa y auténtica misión de seguir avanzando, hasta que se cumplan y se perfeccionen los ideales de la revolución que aún resta concretar.
Con este pensamiento en mente, quisiera finalizar mis palabras citando un fragmento de un poema que Rizal escribió durante su juventud.

¡Alza tu tersa frente,juventud filipina, en este día!¡Luce resplandecientetu rica gallardía,bella esperanza de la Patria mía!
Vuela, genio grandioso,y les infunde noble pensamiento,que lance vigoroso,más rápido que el viento,su mente virgen al glorioso asiento.

Espero que los nuevos egresados de esta magnífica universidad concreten todas sus aspiraciones y logren un éxito brillante. Tengo la convicción de que la Universidad de las Filipinas seguirá extendiendo su notable trayectoria, para hacer feliz a su tierra y dar un futuro más luminoso al mundo entero.

El misterio de la vida por Josei Toda (Parte 2)

La siguiente es una traducción de un ensayo del segundo presidente de la Soka Gakkai. El artículo fue publicado por primera vez en la edición de julio de 1955 del Daibyakurenge, una publicación de la Soka Gakkai dedicada al estudio y fue reimpresa en la Recolección de Obras de Josei Toda, vol. 3, pp. 5-22.

La eternidad de la vida
La vida humana existe a lo largo de las tres existencias de pasado, presente y futuro. La duración de la vida, en este sentido, es esencial en el budismo. El capítulo “Duración de la vida de El Que Así Llega” del Sutra del Loto establece: Si embargo, hombre de buena voluntad, han pasado inmensurables, ilimitados cientos, miles, decenas de miles, millones de nayutas de kalpas desde que yo alcancé, de hecho, la budeidad.
Supongamos que una persona tuviese que tomar quinientos, mil, diez mil, un millón de nayuta asamkhya [gran número] mil millones de veces de mundos y reducirlos a polvo. Entonces, moviéndose hacia el este, cada vez que pasa por quinientos, mil, diez mil, un millón de nayuta asamkhya mundos, esta persona deja caer una partícula de polvo y continúa hacia el este hasta que termina de dejar caer todas las partículas. Hombres de buena voluntad, ¿cuál es su opinión? ¿Se puede imaginar o calcular el número total de todos estos mundos?”


El bodisatva Maitreya y los demás dijeron al Buda: «Honrado por el Mundo, estos mundos son inmensurables, ilimitados. Uno no puede calcular su número, ni tiene la capacidad para abarcarlos. Incluso los que escuchan la voz y los pratyekabuddhas [seres iluminados] con su sabiduría libre de fallas no podían imaginar o comprender cuántos son. Aunque estamos en el estado de avivartika, no podemos captar este asunto. Honrado por el Mundo, estos mundos son inmensurables e ilimitados”.
En ese momento, el Buda dijo a la multitud de grandes bodhisattvas: “Hombres de Buena voluntad, ahora les diré esto a ustedes claramente. Imaginen que todos estos mundos, hayan o no recibido una partícula de polvo, sean también reducidos a polvo. Si una partícula representa un kalpa. El tiempo que ha pasado desde que yo alcancé la Budeidad sobrepasa esto en cien, mil, diez mil, un millón de nayuta asamkhya kalpas.
Desde entonces he estado constantemente en este mundo saha, propagando la Ley, enseñando y convirtiendo a las personas” (Sutra del Loto 16, 225).

El anterior pasaje del sutra, entre los muchos escritos de Shakyamuni, es la parte más importante, la quintaesencia de su iluminación. El significado de esta prédica a sus discípulos podría parafrasearse de la siguiente manera: “Ustedes todos piensan que yo me convertí en un Buda en este mundo. Sin embargo, la verdad es que me convertí en un Buda en el remoto pasado, hace un número incalculable de kalpas equivalente a las partículas de polvo de un enorme sistema de mundos. Y desde entonces he estado activo en este mundo saha”. Aquí él revela que su vida y su iluminación no sólo existen en este lapso de vida, sino que han existido desde el remoto pasado.

El siguiente pasaje del capítulo “Duración de la vida de El Que Así Llega”, sin embargo, se puede entender desde un enfoque diferente al del pasaje anterior: [en ese momento el Buda le dijo a la multitud de grandes bodhisattvas ... ] “Hombre de buena voluntad, El Que Así Llega observa cómo entre los seres humanos hay quienes se contentan con una Ley inferior, magra en virtud y fuerte en corrupción. Para tales personas describo cómo en mi juventud abandoné mi hogar y alcancé el anuttara-samyak-sam bodhi. Pero en verdad el tiempo desde el que yo alcancé la budeidad es extremadamente largo, como les he dicho”. (Sutra del Loto 16, 226)

En este pasaje, Shakyamuni explica que aunque aquellos que son “escasos en virtud y abundantes en corrupción” piensen que aunque sus vidas son sólo de esta vida actual, el verdadero aspecto de la vida es eterno, sin principio ni final.

En contraste con Shakyamuni, quien veía la naturaleza de la vida desde la perspectiva de la budeidad que alcanzó en el distante pasado, Nichiren Daishonin, desde el punto de vista de una persona común que está en la segunda de las seis etapas de la práctica, expone la naturaleza intrínseca de la vida y de la existencia eterna de la budeidad. Es decir, el Daishonin explica que dentro de nuestras vidas como personas comunes existe la realidad de la vida incambiable y eterna. El momento abraza la eternidad aunque la eternidad es una secuencia de momentos. El Daishonin explica que “extremadamente largo” [el Sutra del Loto] significa “sin afectación” o “dotado desde sus inicios”.

En “La máxima enseñanza afirmada por todos los budas del pasado, el presente y el futuro’ el Daishonin declara: Shakyamuni, El Que Así Llega, se percató desde el inicio, con anterioridad igual a un número de kalpas de grandes sistemas de mundos, innumerables como partículas de polvo, cuando era una persona común, que su cuerpo era tierra, agua, fuego, viento y espacio. Entonces, inmediatamente, alcanzó la iluminación. Entonces apareció en mundo tras mundo, vida tras vida, para alcanzar el Camino cada lugar a lo largo de las ocho fases de la existencia de un Buda por el bien de las enseñanzas de los demás (Gosho Zenshu, 568).

El Daishonin también declara en “La entidad de la Ley Mística”: Cuando el sabio estaba observando el principio y asignó nombres a todas las cosas, percibió que existe esta maravillosa Ley única [que simultáneamente posee tanto la causa como el efecto [renge], y la denominó Myoho-renge. Esta sola Ley que es Myoho-renge engloba dentro de sí todos los fenómenos comprendidos en los Diez Estados y en los tres mil ámbitos y no carece de ninguno de ellos. Toda persona que practique esta Ley obtendrá tanto la causa como el efecto de la budeidad, simultáneamente.

El sabio practicó con esta Ley como su maestro y alcanzó la iluminación y, por lo tanto, obtuvo simultáneamente tanto la causa como el efecto místico de la budeidad, convirtiéndose en El Que Así Llega de la perfecta iluminación y manifestó plenamente las virtudes (Writings of Nichiren Daishonin, 421).
En “Sobre los Diez Estados dharmas” el Daishonin establece:
La enseñanza teórica del Sutra del Loto expone la posesión mutua de los Diez Estados desde el punto de vista de que Shakyamuni alcanzó su iluminación por primera vez en la existencia presente; la enseñanza teórica no revela aún la posesión mutua de los Diez Estados de la iluminación inicial de la que es dotado intrínsicamente... La enseñanza teórica, por lo tanto, no se encuentra en el significado de que la budeidad no tienen ni principio ni final (Gosho Zenshu, p. 42l).

En la “Recopilación de las enseñanzas transmitidas oralmente”, el Daishonin también establece:
Los “tres cuerpos del Buda de la libertad absoluta” indican al devoto del Sutra del Loto del Último Día de la Ley. El título del tesoro de los tres cuerpos del Buda de la absoluta libertad es Nam-myoho-renge-kyo. Estos tres cuerpos son los tres puntos más importantes en la realidad expuesta en el capítulo “Duración de la vida de El Que Así Llega”. El Que Así Llega de este capítulo será descrito en términos de las seis etapas de la práctica como sigue: El Que Así Llega de la primera etapa es una persona común que entonces avanza hacia la segunda etapa cuando recibe sobre su cabeza Nam myoho-renge-kyo en cuanto escucha el título del Sutra del Loto por primera vez. Entonces se mueve hacia la tercera etapa cuando comienza a practicar al escuchar la Ley. Esta tercera etapa es para observar en la realidad el objeto de devoción de los tres mil ámbitos en un solo instante de vida. Cuando se supera el obstáculo de los impulsos humanos, entra en la cuarta etapa. En la quinta etapa, se devociona a la práctica para los demás. Cuando logra la máxima captación de que posee los tres cuerpos del Buda de la absoluta libertad se dice que es un Buda en la sexta etapa. En general, en vez de considerar que suprimir los impulsos humanos como la máxima enseñanza del capítulo “La duración de la vida de El Que Así Llega”, uno debe considerar que la vida del mortal común, inicialmente dotada, es la máxima enseñanza de este capítulo (Gosho Zenshu, 752).

Según lo aclarado en esos pasajes, los tres mil ámbitos en un solo instante de vida expuestos por Shakyarnuni explican esta enseñanza desde el punto de vista de un Buda y es un principio doctrinal tanto en sus enseñanzas teóricas como en sus enseñanzas verdaderas. Creo que los tres mil ámbitos en un solo instante de vida expuestos por el Daishonin explican esta enseñanza desde punto de vista de una persona común cuya vida es originariamente dotada con la Ley Mística. Es una práctica de observar directamente nuestra mente y con ello alcanzar la iluminación; revela la realidad de la vida en su nivel más fundamental.
A continuación, presentaré mi visión sobre la eternidad de la vida, aunque no sin el temor de que mis interpretaciones pudiesen no estar a la altura de los textos originales.

La vida existe simultáneamente con el universo. No precedió al universo, ni llegó a surgir después de que el universo se formó, ni por chance ni por creación de alguien. El universo mismo es vida; sería un error ver la vida como algo exclusivamente limitado al planeta tierra. Ahora, bañado en la extensa e ilimitada compasión del Daishonin, nos devocionamos al Gohonzon, el objeto de devoción para el logro directo de la budeidad. Al hacerlo, estamos, de hecho, intentando captar la propia realidad mística de la vida.

Algunos puede que nieguen mi visión de la eternidad de la vida y que aseveren que los seres humanos y otras criaturas evolucionaron a partir de formas de vida unicelular. Pero yo les contestaría, ¿cómo llegaron a existir estas formas de vida constituidas por una sola célula, de dónde provinieron cuando nuestro planeta al rojo vivo se enfrió?

Sea en nuestro propio planeta o en otros, cuando las condiciones son las adecuadas para que aparezcan formas de vida unicelulares, éstas aparecen. Y cuando el suelo y el clima son adecuados para que el moho o las algas florezcan, éstos proliferarán. No estoy negando la teoría de la evolución que explica su desarrollo, sino que debido a que el universo es vida en sí mismo, cuando las condiciones son las correctas, aparecen formas de vida primarias. Por lo tanto, en modo alguno puede resultar extraño pensar que miles de millones de años atrás, la raza humana pueda haber habitado en otras estrellas y que ahora se encuentre floreciendo en la tierra. Además, podemos imaginar que en algún lugar de otros mundos existan animales que estén esforzándose por evolucionar hasta convertirse en seres humanos. He oído decir a astrónomos que ciertas formas de vida vegetal pueden existir en otros planetas de nuestro sistema solar. Como no soy un astrónomo, no estoy en posición de demostrarlo, pero me siento inclinado a creer que esto puede ser así.
No puedo aceptar la visión de que las proteínas se combinan de cierta manera con otras sustancias para, en un momento determinado, producir vida. La presencia de proteínas y sustancias similares proporcionan una condición necesaria para que emerja la vida, pero la vida misma es permanentemente inherente al cosmos.
¿Cómo se mantiene la vida?

La vida es eterna. Las personas con frecuencia hablan sobre la continuación de la vida, pero nos encontramos con numerosos enfoques sobre el tema. Algunos pregonan la visión abstracta de que “la vida es eterna” creo en ello vagamente, pero las nociones así de abstractas escapan a nuestro alcance.

La vida de una persona pasa a sus descendientes, y esa persona pasa a vivir en sus descendientes. Pero esto no es algo que pueda llamarse vida eterna. Si los descendientes de una personas llegan a morir, ¿acaso esa persona dejaría de existir? Más aún, no puede considerarse eterna una vida que pudiera perecer con la destrucción de la tierra. Si llegáramos a aceptar la visión de estas personas, tendríamos que decir que la propia vida de una persona se encuentra activa en este momento en su hijo o hija, tal como lo está dentro de ella misma, lo cual sería en extremo irracional. ¿Cómo consideran estas personas sus propias vidas después de la muerte? En efecto, ellos ven los cuerpos de sus descendientes como su propio cementerio, un concepto de la vida realmente superficial. No podemos decir que comprendemos la eternidad de la vida.

Recuerdo que el famoso Chogyu Takayama [1871—1902] dijo una vez, “Los hombres realizan grandes obras que se mantienen más allá de su propia muerte. De este modo, los hombres siguen viviendo en las grandes obras que dejan tras de sí”. Debido a que Takayama era un hombre de letras tan respetado, me preocupé enormemente por su explicación. Si lo que él dijo es verdad, entonces las vidas de nosotros, las personas comunes no se pueden considerar eternas, tanto menos las vidas de los perros o los gatos. En este caso, la vida eterna no sería universal. Durante mucho tiempo yo me pregunté si esto era o no verdad. En consecuencia, llegué a la conclusión de que aunque Takayama era más que todo un hombre de letras, su visión acerca de la vida después de la muerte era excepcionalmente superficial.

Aunque esto podría ser un tanto teórico, entre las teorías de la vida que parten de hechos demostrables, nos encontramos con la idea de que dentro de los seres vivos existe algo que es como un espíritu o alma, que se mantiene vivo eternamente después de la muerte. Puesto que este punto de vista al principio es bastante aceptable, un número considerable de eruditos y muchas otras personas lo aceptan. No obstante, desde el punto de vista de la filosofía budista, carece de validez. Shakyamuni niega categóricamente la existencia del alma en su Sutra Nirvana, y define que esta creencia es no budista e incorrecta. Entonces, ¿en qué forma continúan existiendo los seres vivos? El problema de lo que ocurre después de la muerte ocupa un lugar prominente en el pensamiento budista, al igual que en otras religiones. Sin embargo, dado que esto podría fácilmente crear malos entendidos por parte de personas que no están bien versadas en las enseñanzas budistas, en este momento omitiré explicaciones detalladas o doctrinales y me dedicaré, por el contrario, a este tema en términos del sentido común. Ruego al lector sepa comprender.

La sección en verso del capítulo “Duración de la vida” del Sutra del Loto establece: “como medio hábil, yo parezco entrar en el nirvana” (SL 16, 229), así expongo que la muerte es una suerte de medio hábil. Por ejemplo, cuando se ve en términos del objetivo fundamental de la vida, es decir, estar despiertos y activos, dormir es solamente un medio. Si decimos que los seres humanos deberían estar activos, entonces no deberían necesitar del sueño. Pero sin dormir, uno no puede salir de la fatiga o trabajar con energía. De modo similar, cuando las personas envejecen, se enferman o encuentran que sus cuerpos sufren serios daños, no tienen otra alternativa que rejuvenecer su fuerza vital mediante la muerte.

El principio supremo del budismo es tres mil ámbitos en un solo instante de vida. Resulta obvio decir que el budismo resuelve el problema de la vida después de la muerte en conexión con este principio. “La apertura de los ojos” señala, “La doctrina de los tres mil ámbitos en un solo instante de vida” comienza con el concepto de la posesión mutua de los Diez Estados” (Writings of Nichiren Daishonin, 224).
Con respecto a estos Diez Estados, “El objeto de devoción para la observación de la mente” declara:
Cuando vemos de vez en cuando el rostro de una persona, a veces lo encontramos feliz, otras veces envuelto en la ira, y otras veces calmado. En ocasiones aparece la avaricia en el rostro de esa persona, otras la estupidez, y otras la perversidad de la ira es el estado de infierno, la avaricia es la de los espíritus hambrientos, la estupidez es la de los animales, la perversidad es la de los “asuras”, la alegría es la del éxtasis, y la calma es la de los seres humanos... El hecho de que todas las cosas en este mundo son transitorias está perfectamente claro para nosotros. ¿No es esta la razón por la cual los mundos de los dos vehículos están presentes en el estado de humanidad? Incluso un villano sin corazón ama a su esposa y a sus hijos. Él también tiene una porción del mundo de bodisatva dentro de sí. La budeidad es la más difíciles de demostrar. Pero debido a que usted posee los otros nueve estados, usted debería creer que usted también posee la budeidad. (Writings of Nichiren Daishonin, 358)

Si contemplamos el estado de nuestra mente a lo largo del curso de las actividades de un día, nos encontramos con que momento a momento, surgen diversos estados y se desvanecen dentro de nosotros, tales como la avaricia, la alegría o la ira. Aquí, por cierto, me gustaría explicar un poco: El pasaje citado arriba señala, “La budeidad es la más difícil de demostrar” pero, cuál es exactamente la relación o estímulo externo que nos permitirá manifestar nuestro mundo inherente de budeidad? La máxima verdad del budismo de Nichiren Daishonin es la realidad de los tres mil ámbitos en un solo instante de vida o, en términos de nuestra práctica, las Tres Grandes Leyes Secretas. De este modo, con sólo abrazar la fe en el Gohonzon del supremo santuario del budismo verdadero podemos establecer la relación que nos capacita para alcanzar la budeidad en nuestra forma presente. Sin embargo, me gustaría hablar en detalle sobre este punto en otra ocasión.

Cuando observamos el funcionamiento de nuestras mentes descubrimos que aun cuando sentimos alegría, esa alegría desaparece con el paso del tiempo. Pero ésta no se ha ido a otro lugar, como un espíritu o un alma que parte, sino que se ha vuelto a fusionar dentro de los resquicios de la mente donde ya no la podemos encontrar. Sin embargo, luego de varias horas o días, esa misma alegría aflora a la superficie de nuevo. O, supongamos que alguna circunstancia le ha causado a usted un sufrimiento, incluso después de que han pasado varias horas o varios días, si algo le recuerda la circunstancia desafortunada, ese mismo sufrimiento puede asaltarlo de nuevo. En tales casos decimos con frecuencia que se trata de un “nuevo sufrimiento”, pero entre el sufrimiento inicial y el presente existe una misteriosa continuidad; no existe brecha en absoluto entre un momento y el otro.

Un fenómeno similar se repite cuando dormimos cada noche. Aunque estemos dormidos, no podemos ubicar el lugar en el que está nuestra mente, no obstante, ésta funciona, estemos dormidos o no. Cuando dormimos, nuestra mente conciente parece desvanecerse; cuando nos despertamos regresa al instante. ¿Existe o no nuestra mente conciente? Podemos decir que existe, pero hay momentos en los que se desvanece. La visión que define las cosas ni como existencia ni como no existencia es denominada percepción de la no sustancialidad. Esta dimensión de la vida que trasciende las diferencias entre existencia y no existencia se denomina místico (myo). Cuando consideramos la mente y su funcionamiento en el microcosmos de nuestro ser, y también estudiamos las profundas enseñanzas de la filosofía budista, podemos llegar a una conclusión válida sobre la existencia o la no existencia de la continuación de la vida después de la muerte.

Como mencioné anteriormente, el universo es vida en sí mismo; por lo tanto, cuando morimos, nuestra vida se fusiona dentro de la vida mayor del universo y no existe un lugar en el que se pueda encontrar. Esto es análogo al intervalo entre los dos instantes de sufrimiento, en el cual no parece haber sufrimiento, o el intervalo entre dos momentos de regocijo en los que la alegría parece haberse desvanecido, o el intervalo del sueño en el cual nuestra mente conciente no está en un lugar en el que se pueda encontrar. Nuestra vida en la muerte no vuela en algún lugar como un espíritu. Aunque ésta se fusiona con el cosmos, sin embargo, no está por lo tanto necesariamente en paz, tal como el sueño no siempre significa descanso. Algunas personas duermen profundamente, mientras que otras sufren de pesadillas, e incluso otras, agobiadas por las preocupaciones, solamente alcanzan a dormir intermitentemente.

Podemos llegar a captar fácilmente esto de que la vida se fusiona con la vida del cosmos si estudiamos el Sutra y abrazamos la esencia del budismo en nuestros corazones. Cuando la vida en el estado de muerte surge gracias a algún estímulo externo, ésta reaparece en el mundo en forma visible y reasume las actividades de su vida. Y así como cuando uno reasume sus actividades mentales del día anterior antes de abrir los ojos en la mañana, también así nacemos llevándonos con nosotros el karma sin disminuir que hemos creado en existencias anteriores, recibiendo sus efectos a medida que vivimos nuestras vidas en este mundo.
De este modo, tal como cuando dormimos y nos despertamos, nos despertamos y dormimos, así mismo nacemos y morimos, morimos y nacemos de nuevo, manteniendo así un ciclo eterno de vida. Debido a que cada persona lleva consigo su propio destino, quienes comparten una relación de esposos, o de padres e hijos en el lapso de esta existencia, no pueden mantener esta relación eternamente. Sólo quienes abrazan la ley pura y verdadera de Nam-myoho renge-kyo, es decir, quienes tienen fe en el Gohonzon, reciben inmensos beneficios, y mantienen la conexión entre ellos a lo largo de la eternidad.

Notas al pie:
1. Shramanera: un novicio de la Orden Budista que ha prometido sostener los diez preceptos.

2. Ocho fases en la existencia de un Buda: ocho fases sucesivas que se dice manifiesta un Buda cuando aparece en el mundo para salvar a las personas. Estas fases son: 1) descender de los cielos; 2) entrar en el cuerpo de la madre 3) emerger desde el cuerpo de la madre 4) renunciar al mundo; 5) conquistar las fuerzas diabólicas; 6) manifestar la iluminación; 7) dar vueltas a la rueda de la Ley y8) entrar en el nirvana.

3. Tres mil aspectos: Un sistema filosófico establecido por T’ien-t’ai, en China, que tiene como base el Sutra del Loto. La expresión “tres mil” es una integración de los Diez Estados, su posesión mutua, los diez factores y los tres mil ámbitos de la existencia. Estos principios integradores pueden concebirse como las tres mil condiciones de vida que pueden manifestarse en un solo momento.

4. Posesión mutual de los Diez Estados: Es el principio de que cada uno de los Diez Estados contiene dentro de sí mismo a los otros nueve como potencialidad. Esto significa que la condición de vida de un individuo se puede cambiar, y que todos los seres de los nueve estados poseen el potencial para la budeidad. 5. Los tres cuerpos , es decir, tres tipos de cuerpo que posee un Buda: 1) el cuerpo “dharma”, lo cual indica la Ley a la cual es iluminado un Buda; 2) el cuerpo de “recompensa”, el cual indica sabiduría; 3) el cuerpo manifieste, el cual es la forma física que asume el Buda para salvar a las personas.

El misterio de la vida por Josei Toda (Parte 1)

La siguiente es una traducción de un ensayo del segundo presidente de la Soka Gakkai. El artículo fue publicado por primera vez en la edición de julio de 1955 del Daibyakurenge, una publicación de la Soka Gakkai dedicada al estudio y fue reimpresa en la Recolección de Obras de Josei Toda, vol. 3, pp. 5-22.

El universo es vida en sí mismo; por lo tanto, cuando morimos, nuestra vida se fusiona dentro de la vida mayor del universo y no existe un lugar en el que se pueda encontrar. Esto es análogo al intervalo entre los dos instantes de sufrimiento, en el cual parece no haber sufrimiento, o el intervalo entre dos momentos de regocijo en los que la alegría parece haberse desvanecido, o el intervalo del sueño en el cual nuestra mente conciente no está en un lugar en el que se pueda encontrar. Nuestra vida en la muerte no vuela en algún lugar como un espíritu.


En el año 2000 se conmemoró el centésimo aniversario de su nacimiento.
Cuando el régimen ultra nacionalista y totalitario de Japón utilizó el Shinto para llevar a la nación al desastre de la Guerra del Pacífico (Segunda guerra mundial), proclamé con fuerza junto con mi maestro, el profesor Tsunesaburo Makiguchi y mis amados compañeros con los que compartía las mismas ideas, que la política religiosa del gobierno era absolutamente errada. Expliqué el porqué de que fuese ilógico e inmoral forzar a los ciudadanos a que rindieran homenaje a los santuarios Shinto. Por esta razón, sufrí persecuciones en el verano de 1943 y pasé dos años en prisión.

A pesar de mi inocencia, pasé muchos días de tristeza cavilando en una fría celda. Un pensamiento me llevaba a otro, hasta que, finalmente, llegué al tema esencial de la vida, es decir, al de su inescrutable esencia. ¿Qué es la vida? ¿Existe sólo en este mundo? ¿Continúa hacia la eternidad? Desde tiempos remotos son preguntas que han sido consideradas misterios. Los llamados santos y sabios del pasado intentaron resolver estos problemas.

Debido a las malas condiciones sanitarias, la prisión estaba infectada de pulgas. Revolviéndose bajo la luz del sol primaveral, las pulgas, sencillamente, se movían alegremente. En uno de los tablones de madera del piso puse a dos de ellas, éstas movían las patas sin cesar. Aplasté una mientras que la otra se mantuvo moviéndose despreocupada. ¿A dónde se había ido la vida de la pulga? ¿Había desaparecido de este mundo para la eternidad?

Supongamos que hay un árbol de cerezo. Si rompemos una rama y la colocamos en un jarrón, con el tiempo le brotarán retoños y, en su momento, también saldrán nuevos brotes de frágiles hojas. ¿Es la vida de esta rama de cerezo la misma del árbol original? ¿O es ahora diferente? La vida es en verdad misteriosa.
Desde hace mucho tiempo, he relatado la gran agonía y el gran tormento que sufrí cuando murió mi hija poco después de su nacimiento. Mis pensamientos eran: ¿Por qué estoy sufriendo tanto por la muerte de mi hija? ¿Y qué ocurriría si falleciera mi esposa? (Posteriormente ella murió, y su muerte me causó un gran dolor.) ¿Y si llegan a fallecer mis padres? (Ellos también murieron, y lamenté enormemente sus muertes.) Entonces pensé: ¿Y si muero yo? Este pensamiento me hizo temblar y me produjo mareos.

A partir de esa experiencia, comencé a estudiar el cristianismo y luego puse mi confianza en el sutra del Buda Amida (Buda de la tierra pura), en busca del camino correcto recorrí diversas corrientes de la fe. Sin embargo, por mucho que lo intenté, no pude encontrar una solución convincente al dilema de la vida. Fue así como ponderé este problema una vez más en mi solitaria celda. Como siempre me habían interesado las ciencias y las matemáticas, no podía creer en nada ilógico o irracional.

Me dediqué a leer sobre el Sutra del Loto y sobre los escritos de Nichiren Daishonin. Entonces entré en contacto con algunos misteriosos pasajes del Sutra del Loto. Para experimentar el significado de esos pasajes, comencé a entonar Nam-myoho-renge-kyo, tal como lo enseñó el Daishonin. Cuando terminé de entonar dos millones de veces, experimenté algo místico, observando en mi mente un estado de existencia que antes nunca había conocido. Temblando de alegría me puse de pie en mi solitaria celda, y proclamé a todos los Budas y bodhisattvas de todos los tiempos y espacios: “Me he liberado de toda mis captaciones equivocadas de la realidad provenientes de cinco años de seguir las enseñanzas de Confucio y he llegado a conocer mi misión cinco años después”. Gracias a esta experiencia, he llegado a entender el aspecto esencial de la vida según lo expuesto en el Sutra del Loto, y es esto lo que trataré a continuación.

Pasado, presente y futuro
El capítulo “Símil y parábola” del Sutra del Loto declara:
En aquel momento el Buda le dijo a Shariputra, “Ahora, en medio de esta gran asamblea de seres celestiales, seres humanos, shramanes y brahmanes, entre otros, digo lo siguiente. En el pasado, como veinte mil millones de Budas, por el bien del camino insuperable os he enseñado constantemente y os he convertido. Y vosotros, a lo largo de la obscura noche me seguisteis y aceptasteis mis instrucciones. Porque yo usé medios hábiles para guiaros y conduciros, vosotros habéis nacido rodeados de mi Ley.
Shariputra, en el pasado yo te enseñé a que aspiraras y a que prometieras alcanzar el camino del Buda. Pero ahora has olvidado todo ello y, por el contrario, supones que ya has alcanzado la extinción.
Ahora, puesto que mi deseo es que traigas de nuevo a tu mente el camino que inicialmente prometiste seguir, por el bien de los seres que escuchan la voz estoy enseñando este sutra del Gran Vehículo (Mahayana) que es denominado el Loto de la Ley Maravillosa, una Ley para instruir a los bodhisattvas, una ley que los Budas guardan y mantienen en sus mentes.

Shariputra, en las eras por venir, después de que hayan pasado un número incontable, ilimitado e inconcebible de kalpas, harás ofrendas a varios miles, decenas de miles, millones de Budas, honrarás la Ley correcta y la respaldarás. Cumplirás con cada uno de los aspectos del camino del bodisatva y lograrás convertirte en un Buda”. (Sutra del Loto 3, 51)

El capítulo “Parábola de la Ciudad Fantasma” establece:
[El Buda le anunció a los monjes: “...El Buda de la Gran Excelencia de la Sabiduría Universal se dirigió a toda la gran asamblea, diciendo:] ‘Estos dieciséis bodhisattvas “shramanes” son de un tipo muy difícil de encontrar, sus facultades son penetrantes y agudas, su sabiduría es brillante y amplia. Ya en el pasado ellos han dado ofrendas a inmensurables miles, decenas de miles, millones de Budas. En compañía de esos Budas constantemente han llevado a cabo prácticas brahmanes, han recibido y han abrazado la sabiduría del Buda, la han explicado a los seres vivos y los han hecho entrar en ella. Ahora todos vosotros deberíais, de vez en cuando, asociaros a ellos y darles ofrendas. ¿Por qué? Porque algunos de vosotros, seres que escucháis la voz o pratyekabudas o bodhisattvas, podréis abrazar la fe en las enseñanzas de los sutras proclamados por estos dieciséis bodhisattvas, y aceptaréis y abrazaréis estos sutras y nunca los denigraréis, entonces tales personas podrán todos manifestar el anuttara samyak-sambodhi, la sabiduría de El Que Así Llega”.

El Buda, dirigiéndose a los monjes dijo:
“Estos dieciséis bodhisattvas constantemente deseaban exponer este Sutra del Loto de la Ley Maravillosa. Los seres vivos convertidos por cada uno de estos bodhisattvas son iguales en número a seiscientos diez mil millones nayutas de arenas del Ganges. Existencia tras existencia estos seres vivos renacen en compañía de ese bodisatva”. (Sutra del Loto 7, 133-34)

El capítulo “Duración de la Vida de El Que Así Llega” declara:
[En ese momento el Buda dijo a la gran multitud de grandes bodhisattvas…] “Hombre bondadosos, El Que Así Llega observa cómo entre los seres vivos hay quienes se deleitan en una Ley pequeña, escasos de virtud y altamente corruptos. Para tales personas describe el modo en que en mi juventud abandoné mi hogar y alcancé el anuttara-samyak sambodhi [la iluminación]. Pero la verdad es que el momento desde el que alcancé la budeidad es extremadamente largo, como os he explicado...” (Sutra del Loto 16,226)
La sección en verso del capítulo “Duración de la Vida de El Que Así Llega” también declara:
Desde que yo manifestéla budeidadel número de kalpas[un período de tiempo extremadamente largo]que han transcurridoes de cientos, miles, decenas de miles,millones, trillones, asanikhya [incontables] (Sutra del Loto 16, 229)

Aunque es solamente una fracción del Sutra del Loto, el pasaje anterior indica que la totalidad de las enseñanzas budistas de Shakyamuni fueron expuestas sobre el supuesto básico del pasado, el presente y el futuro de la vida, es decir, la eternidad de la vida. Por lo tanto, si el concepto de vida eterna fuese reemplazado por la idea de que la vida se limita al presente, el budismo perdería su fundamento filosófico.
En este sentido, se puede juzgar la profundidad y la amplitud de los diversos escritos budistas y determinar si son profundos y amplios o superficiales y estrechos según la visión de la vida que asumen. No hace falta decir que Nichiren Daishonin estableció sus enseñanzas según la noción de la eternidad de la vida. El Daishonin investigó la existencia de la vida a mayor profundidad que Shakyamuni y fundamentó sus ideas sobre la vida en su nivel más esencial.

En “La apertura de los ojos” el Daishonin declara:
El confucianismo describe los Tres Soberanos, los Cinco Emperadores y los Tres Reyes, a quienes llama los Honorables de los Cielos. …Algunos dicen que, si le preguntáramos que había antes de que nacieran nuestros ancestros, nos encontraríamos con que la vida nació de una fuerza primaria, mientras que otros declararían que la eminencia y la falta de nobleza, la alegría y la tristeza, lo correcto y lo incorrecto, la ganancia y la pérdida ocurren simplemente como parte del orden natural. Éstas son teorías que se discuten con audacia, pero que no se percatan del pasado o del futuro. El misterio, como hemos visto, significa ignorancia u oscuridad, y es por esta razón que se le denomina misterio. Es una teoría que sólo tiene que ver con asuntos del presente. (Writings of Nichiren Daishonin, 220-2 1)

También señala en “La apertura de los ojos”:
Declararé lo siguiente. Que los dioses me abandonen. Que las persecuciones me asalten. Incluso así, daré mi vida por la Ley. Shariputra practicó el camino del bodisatva por sesenta kalpas, pero lo abandonó porque no pudo soportar la prueba del brahmán que le pidió uno de sus ojos. De aquellos que recibieron las semillas de la budeidad en el remoto pasado y los que la recibieron de los hijos del Buda Daitsu [Excelencia de la Gran Sabiduría Universal], muchos abandonaron las semillas y sufrieron en el infierno por largos períodos de gohyaku jintengo y de sanzen-jintengo, respectivamente, porque siguieron la influencia de los malos amigos.
Tentado por el bien o amenazado por el mal, si uno se aleja del Sutra del Loto, se condena a sí mismo al estado de Infierno. (Principales escritos de Nichiren Daishonin, 187)
“Sin embargo, por mucho que lo intenté, no pude encontrar una solución convincente al dilema de la vida. Fue así como ponderé este problema una vez más en mi solitaria celda”.

En “La selección del tiempo” el Daishonin establece:
Aunque las personas de hoy puedan seguir las enseñanzas de los sutras con la esperanza de una vida mejor en el porvenir, si los sutras que siguen son equivocados, jamás podrán alcanzar la iluminación. Sin embargo, esto no será atribuible a falla alguna del Buda”. (Writings of Nichiren Daishonin, 555).
Pasajes como éste abundan en los escritos del Daishonin. Resulta inimaginable abordar el budismo sin comprender el concepto de la eternidad de la vida. Es el verdadero aspecto de la vida y el que alguien lo capte es el primer paso hacia su sagrada iluminación. Muchos intelectuales pueden considerar que esto es una superstición, y puede que lo nieguen y se rían con sarcasmo. Desde mi propia perspectiva, sin embargo, la ignorancia de quienes niegan la eternidad de la vida es lo que es risible pues ellos no examinan sus propias vidas de un modo científico.

La ciencia no puede existir sin reconocer causa y efecto. Todos los fenómenos del universo van invariablemente acompañados de sus causas y efectos. Atribuir la aparición de la vida a la concepción de un óvulo con un espermatozoide es simplemente una descripción de los hechos; no nos ofrece una visión de lo esencial. Aunque reconocer que todos los fenómenos tienen sus causas y efectos, algunos piensan despreocupadamente que la vida aparece sólo por chance y que entonces desaparece como una burbuja después de la muerte. Debo decir que tales personas son excesivamente superficiales en cuanto a sus propias vidas.

Por mucho que se desarrollen las ciencias naturales, o por muy fuertemente que la gente grite sobre la abolición de las clases y por la igualdad, los verdaderos fenómenos de la vida no se pueden explicar o comprender plenamente por la sola ciencia o por la sola política.
Vemos personas, gatos, perros, tigres y enormes árboles de cedro. ¿Son sus vástagos iguales o diferentes? Además, ¿cómo se relacionan los unos con los otros?

Aunque todos somos seres humanos, algunos nacen inteligentes mientras que otros no. Algunos nacen bellos mientras que otros nacen feos. Algunos nacen sanos mientras que otros nacen débiles de salud. Algunas personas, por mucho que trabajan, siguen siendo pobres. Las instituciones científicas y sociales carecen totalmente de la capacidad para ayudar a las personas que sufren por causa de su propia avaricia o por sus propios celos, o a las personas que se sienten atormentadas por la avaricia o los celos de otras personas. Las diferencias en nuestras realidades tienen sus causas. Si no se buscan las causas a nivel fundamental, no será posible encontrar soluciones a esos problemas.

Aunque yo explique la eternidad de la vida, no me estoy refiriendo a la existencia de un alma o de un fantasma. Permítanme dejar claro que no estoy señalando la existencia de una especie de fantasma o alma que exista fuera de nuestro cuerpo y mente y que continúe indefinidamente después de la vida.


Notas al pie:
1. Shramanera: un novicio de la Orden Budista que ha prometido sostener los diez preceptos.

2. Ocho fases en la existencia de un Buda: ocho fases sucesivas que se dice manifiesta un Buda cuando aparece en el mundo para salvar a las personas. Estas fases son: 1) descender de los cielos; 2) entrar en el cuerpo de la madre 3) emerger desde el cuerpo de la madre 4) renunciar al mundo; 5) conquistar las fuerzas diabólicas; 6) manifestar la iluminación; 7) dar vueltas a la rueda de la Ley y8) entrar en el nirvana.

3. Tres mil aspectos: Un sistema filosófico establecido por T’ien-t’ai, en China, que tiene como base el Sutra del Loto. La expresión “tres mil” es una integración de los Diez Estados, su posesión mutua, los diez factores y los tres mil ámbitos de la existencia. Estos principios integradores pueden concebirse como las tres mil condiciones de vida que pueden manifestarse en un solo momento.

4. Posesión mutual de los Diez Estados: Es el principio de que cada uno de los Diez Estados contiene dentro de sí mismo a los otros nueve como potencialidad. Esto significa que la condición de vida de un individuo se puede cambiar, y que todos los seres de los nueve estados poseen el potencial para la budeidad. 5. Los tres cuerpos , es decir, tres tipos de cuerpo que posee un Buda: 1) el cuerpo “dharma”, lo cual indica la Ley a la cual es iluminado un Buda; 2) el cuerpo de “recompensa”, el cual indica sabiduría; 3) el cuerpo manifieste, el cual es la forma física que asume el Buda para salvar a las personas.