21.1.05

LA UNIÓN ES EL PUNTO DE PARTIDA DE LA VICTORIA

(A continuación se transcribe el discurso pronunciado por el presidente de la Soka Gakkai Internacional, Daisaku Ikeda, durante la tercera sesión de la Reunión nacional ejecutiva realizada el 4 de agosto de 2003.)

Chu-ko K’ung-ming (181-234; Zhuge Liang) fue un antiguo héroe chino que el segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, admiraba tremendamente. Recuerdo con entrañable afecto mis días de juventud, cuando solíamos estudiar con él el Romance de los tres reinos, cuyo protagonista era, precisamente, K’ung-ming.
En el siglo III, la China estaba dividida en tres reinos: el de Wei, al norte, muy poderoso y gobernado por Ts’ao Ts’ao; el de Wu, al sudeste, regido por Sun Ch’üan; y el de Shu Han, al sudoeste, liderado por Liu Pei, a quien prestaba servicio K’ung-ming como general y primer ministro. Entre estos estados se desató una feroz guerra por el poder. En esta época turbulenta, K’ung-ming luchó valerosamente por proteger a su patria, consciente de que el destino del estado de Shu Han pendía sobre sus hombros.
Todos ustedes, los que se han dado cita hoy aquí, son los Chu-ko K’ung-ming de la Soka Gakkai.
Ya he hablado de este tema en varias ocasiones, pero hoy me gustaría analizar las teorías de K’ung-ming sobre el liderazgo, su método para forjar valores humanos y su enfoque de la lucha.

Aunar la sabiduría de todos
K’ung-ming dijo: “La base del buen gobierno yace en escuchar las opiniones de los demás”.
[1]
Este era el principio que sostenía su visión del liderazgo. Cuando uno lidera un grupo de muchas personas, no sólo es importante hablarles. Además, es necesario escuchar las opiniones de los demás, establecer las causas de preocupación de la gente y sumar la sabiduría de todos. A partir de allí, podrá crearse una gran ola de avance dinámico, que se extenderá a cada rincón.
K’ung-ming creó una asamblea donde se reunían representantes de todo el reino a dialogar, conferenciar y escuchar las opiniones de todos.
Este gran héroe fue un líder que supo tomar la iniciativa. Dado que, en general, todas las personas observan lo que hacen las personas en posiciones de liderazgo, un líder debe ser siempre modelo y ejemplo para los demás.

Nunca desaprovechar una oportunidad
No dejar que se escapen las oportunidades… En esta regla encontramos el fundamento de las innumerables victorias logradas por K’ung-ming.
Él dijo: “Perder el tiempo, aunque sea la más mínima fracción, es más lamentable que perder piedras preciosas, pues las oportunidades son más difíciles de encontrar y más fáciles de perder”.
Cuando una oportunidad se va, no vuelve más; por eso, dijo que no debíamos dejarlas pasar.
K’ung-ming también manifestó: “Un líder de grandes dimensiones no se afloja el cinturón para descansar ni deja huellas cuando camina a causa de su lentitud; sólo así puede estar listo en todo momento para aprovechar las oportunidades cuando las ve llegar”.
En otras palabras, uno tiene que estar siempre preparado para atrapar las oportunidades y aprovecharlas al máximo sin perder tiempo.

Mantenerse alertas
K’ung-ming era osado y valiente en la batalla. Decía: “Los que luchan en la línea del frente nunca deben estar inmóviles”, y “Los soldados que marchan a la vanguardia no deben ponerse de pie para luego quedarse quietos; si lo hacen, obstruirán a los ballesteros que vienen detrás”.
El señor Toda también solía advertir a los líderes de la primera línea que no fuesen distraídos ni lentos. Si ellos marchan siempre un paso o dos adelante, podrá abrirse un camino hacia el progreso.
Si los responsables no se mantienen alertas, acabarán interfiriendo con el avance de los que vienen detrás. Pero esto marcará su fracaso como líder.

Jamás ser arrogantes
¿Cuáles son las cualidades que deben tener los líderes en quienes descansa la prosperidad de un país? K’ung-ming decía enfáticamente que un conductor jamás debía ser soberbio.
Estas fueron sus palabras: “Si los líderes son arrogantes, actuarán con descortesía, y si son descorteses, perderán el apoyo de los demás. Pero si pierden el apoyo de los demás, el pueblo se rebelará”.
Si los responsables se vuelven altaneros y poco respetuosos, alejarán de su lado a los miembros y perderán su apoyo. Es una regla que se aplica no sólo a países sino también a las organizaciones.
K’ung-ming también advertía a los líderes que no se relacionaran con gente poco virtuosa: “Asóciense con sabios ministros, pero mantengan distancia de aquellos que carecen de virtud”.
Esta es la forma de asegurar el florecimiento de un país.

Líderes inapropiados
K’ung-ming también cita ocho clases de personas que no están en condiciones de ejercer el liderazgo. Son aquellos que:

1. Poseen una insaciable codicia de riquezas.
2. Envidian a las personas talentosas y capaces.
3. Se complacen hablando mal de los demás y rodeándose de aduladores.
4. Siempre están dispuestos a analizar los errores ajenos pero no se conocen a sí mismos.
5. Son indecisos y vacilantes.
6. Tienen excesiva afición por el alcohol e ignoran lo que es el autocontrol.
7. Son hipócritas y cobardes.
8. Hablan en forma manipuladora, con actitud grosera y arrogante.

El señor Toda solía aconsejar estrictamente a los responsables: “No interesa lo que hagan los demás. Todo depende de ustedes y de su determinación”. Todo queda determinado por la decisión interna de los líderes. Para llegar a ser responsables sabios, por favor, graben este punto en su corazón.

El enfoque de la lucha
Una vez que se empieza una batalla, hay que triunfar. K’ung-ming era muy severo en la forma de arengar a los líderes que emprendían una lucha. En otras palabras, era estricto consigo mismo.
Decía: “Si una sola persona resulta herida, es mi responsabilidad personal”.
La filosofía del liderazgo de K’ung-ming se basaba en una conciencia sumamente rigurosa y en su sentido de responsabilidad hacia el bienestar de los semejantes. Su decisión era no permitir que una sola persona resultara herida, quedara abandonada o fuera infeliz.
K’ung-ming también esbozó los puntos que siempre debía tener en cuenta un líder antes de lanzarse a la batalla:
1. Usar estrategias nuevas e inesperadas.
2. Planificar todo exhaustiva y cuidadosamente.
3. Actuar con calma y serenidad.
4. Unir el corazón y la mente de las personas a su cargo.


Vigilancia constante
En la célebre declaración de lealtad de K’ung-ming a su gobernante [Liu Ch’an, heredero y sucesor del difunto Liu Pei], éste dice: “Cumpliré mi deber con la espalda inclinada hasta el día en que muera”.
Este era un fragmento que solía recitar el gran primer ministro chino Zhou Enlai, quien fue el Chu-ko K’ung-ming del siglo XX. En su declaración, K’ung-ming también se remitía a sus luchas pasadas:

Desde el día en que asumí mi cargo a las órdenes del ex gobernante [Liu Pei], nunca descansé cómodo mientras dormí, nunca me deleité saboreando un solo plato durante las comidas; por el contrario, siempre busqué cumplir mi deber con dedicación absoluta.

Y refiriéndose a la dedicación infatigable de un líder, escribió:
Aunque reciba honores, no se jactará; aunque se le encomiende el poder, no actuará arbitrariamente; aunque otro acuda a rescatarlo, él no ocultará esta deshonra; aunque lo aparten de su cargo, no mostrará sorpresa o temor. Así pues, los actos de un líder excelso nunca muestran agitación, en ninguna circunstancia posible, de la misma manera que una gema pura jamás se contamina.

Los líderes que triunfan son los que poseen un espíritu de lucha inquebrantable. Por favor, demuestren un sabio liderazgo, al igual que K’ung-ming.

Los presagios de la derrota
Todo acontecimiento tiene algo que lo presagia, si uno sabe observar con atención. Esto es especialmente válido en el caso de la derrota, que siempre es predecible y responde a una causa identificable.
K’ung-ming enunció varias señales que presagian la derrota inminente de una organización:

1. Cuando los líderes se debilitan. Este es un factor capaz de definir la derrota. Los que conducen cualquier emprendimiento deben poseer un firme deseo de triunfar y estar preparados a dar la vida entera con tal de alentar a sus camaradas. No es exagerado decir que la victoria y la derrota dependen íntegramente del espíritu de lucha de nuestros líderes.

2. Cuando las personas forman camarillas y se consagran a su beneficio personal. En efecto, cuando alguien deja que su principal motivación sea el interés personal, pierde de vista los objetivos de su organización.

3. Cuando las personas dividen al grupo en facciones y crean intrigas entre sí para promover sus propios intereses. El señor Toda no toleraba a los que trataban de crear divisiones o facciones dentro de la Soka Gakkai. Los reprendía estrictamente y se aseguraba de que abandonaran su postura arrogante.

4. Cuando acceden a los cargos de poder personas de naturaleza retorcida, que adulan a sus superiores. Cuando los lugares de autoridad o de responsabilidad quedan en manos de aduladores, la gente teme su poder y prefiere callar.
K’ung-ming dijo que todas estas señales eran presagios de derrota.

Las características de una organización exitosa
K’ung-ming también describió varias características que tienen las organizaciones triunfales:

1. Los puestos de responsabilidad están asignados a personas talentosas.
2. La organización en conjunto posee unión y una moral elevada.
3. Hay buenas relaciones entre los líderes y los miembros.
4. Todos siguen esmeradamente las instrucciones.
5. Todos se esfuerzan con coraje y seriedad.
6. En la organización prevalece un clima de convicción y de dignidad.
7. Las recompensas y sanciones se administran de manera justa e imparcial.

La unión es de vital importancia para la Soka Gakkai, como lo son el optimismo y la vivacidad del espíritu. Avancemos valientemente, con sinceridad y actitud segura.

Forjar valores humanos para la victoria
¿Cómo forjar valores humanos y permitirles trabajar de la mejor manera para asegurar la victoria?
K’ung-ming valoraba no sólo la capacidad sino también el temple humano y la personalidad. Lo que menos le preocupaba era la posición social de la gente.
“Mi corazón es imparcial. No juzgo a las personas basado en los prejuicios personales”. Este era el credo de K’ung-ming.
Y con respecto a la forma de seleccionar valores humanos, K’ung-ming decía:

Cuando gobiernan líderes superiores, dejan que otros escojan personas de talento, en lugar de hacer todas las designaciones en forma personal. Los logros de las personas han de medirse con parámetros objetivos, no con inclinaciones arbitrarias o prejuicios personales. Si se adopta este sistema, será difícil que los valores humanos pasen inadvertidos y que las posiciones de poder acaben en manos de incapaces.

K’ung-ming también advertía: “La mayor contribución que uno puede hacer en nombre de la lealtad es recomendar personas capaces. Pero a la hora de hacerlo, la gente tiende a dejarse llevar por sus preferencias personales”.
No debemos permitir, bajo ningún concepto, que se genere una situación en que los líderes, guiados por sus prejuicios, causen sufrimiento a incontables personas. Es importante elogiar y apoyar sinceramente a los que realmente trabajan con ahínco, a los que más se esfuerzan. Espero que todos ustedes sean así de considerados y de generosos.
K’ung-ming también decía: “No todas las personas son brillantes. No todos los caballos son campeones. No todas las herramientas están hechas con solidez. Por eso hay que aprovechar de la manera óptima los recursos con los que contamos”.
Nada en este mundo es perfecto. Lo que nos dice K’ung-ming es que aprovechemos al máximo las virtudes de cada persona.

Fortaleza y coraje para hacer frente a cualquier contingencia
K’ung-ming ofrecía siete métodos para juzgar la personalidad de un ser humano. Son los siguientes:

1. Observar si la determinación o la actitud de la persona cambia en función de los rumores o de las opiniones ajenas.
2. Ver cómo responde la persona cuando es severamente reprendida. La verdadera personalidad de un individuo suele ponerse de manifiesto cuando éste es sometido a una dura reconvención.
3. Averiguar los proyectos y las opiniones de una persona para ponderar sus conocimientos y sus criterios de juicio. Esto también nos permitirá conocer el grado de responsabilidad de un ser humano.
4. Anunciar una situación de emergencia y observar el coraje y la fortaleza con que un individuo la afronta. El coraje y la fortaleza en situaciones críticas son cualidades indispensables en todo líder.
5. Observar cómo se comporta una persona cuando toma bebidas alcohólicas.
6. Poner a prueba su integridad ofreciéndole privilegios y beneficios.
7. Asignarle una misión importante y observar cuán digna de confianza es esa persona.

Elementos indeseables
Además, K’ung-ming decía que debíamos apartarnos de las siguientes cinco clases de personas, porque suelen causar problemas tanto en un país como en una organización. Quiero darlas a conocer como advertencia para el futuro:

1. Los que crean facciones y rupturas, y envidian y calumnian a los individuos de recta personalidad.
2. Las personas vanidosas, excesivamente afectas a la ropa lujosa y a llamar la atención.
3. Los que siembran confusión exagerando y tergiversando las cosas.
4. Los que tratan de manipular a los demás en provecho propio o para obtener ganancias personales.
5. Las personas ambiciosas que entablan alianzas secretas con los enemigos.

Permanecer fieles a nuestras convicciones
¿Cuál es la cualidad más decisiva que nos define como seres humanos? Según K’ung-ming, permanecer fieles a nuestras convicciones. Cito sus palabras:

El espíritu de la fidelidad es, para el ser humano, como el agua profunda para el pez. Así como el pez muere cuando el agua desaparece, cuando los hombres pierden la fe en sus convicciones perjudican la sociedad y hacen daño a sus semejantes. Por eso un buen líder es leal a sus principios. De esta forma, podrá lograr sus aspiraciones y construir una digna reputación.

Poseer aspiraciones elevadas
K’ung-ming instaba a las futuras generaciones a tener nobles ideales y aspiraciones, y a no vivir de manera frívola y vacía. Decía:

Si su voluntad no es fuerte e invencible, si han perdido la pasión, desperdiciarán la vida sin perseguir nada notable, prisioneros de su propia sensación de futilidad, siempre sujetos a los límites de lo ordinario, sin poder escapar de los estados más bajos de la existencia.

Si esquivan el esfuerzo y sólo buscan la comodidad y la seguridad, su espíritu acabará estancándose y marchitándose. ¡No vivan una existencia vacía y sin sentido! Dedíquense al bien supremo, a concretar su misión, a cumplir la responsabilidad que se les ha encomendado! ¡De esto se trata nuestra fe! Asumiendo este desafío es como podemos construir una vida de esperanza ilimitada, de inmensa plenitud y de creación de valores.

K’ung-ming advirtió a su propio hijo:

La persona sabia purifica su corazón y disciplina su cuerpo, con el sincero afán de cultivar la virtud. Si no se liberan de los apegos y de los deseos personales, sus aspiraciones jamás serán claras; si no adquieren calma y serenidad, sus pensamientos jamás se proyectarán muy lejos.

Somos el producto de nuestras aspiraciones. Cuando uno vive cada día en pos de sus ideales y de sus anhelos, puede construir una existencia realmente grande y genuina.

Amistad verdadera
Permítanme finalizar este discurso de hoy compartiendo con ustedes unas palabras de K’ung-ming sobre la verdadera amistad:

Es difícil mantener durante mucho tiempo relaciones oportunistas. El vínculo con los amigos verdaderos no echa flores en verano ni pierde las hojas en invierno; jamás se desvanece, en ninguna de las cuatro estaciones, y a medida que resiste horas buenas y malas sólo se fortalece más y más.

Salgamos a entablar muchas nuevas amistades verdaderas, este verano.


[1] Las citas atribuidas a K’ung-ming que menciona el presidente Ikeda en este ensayo han sido extraídas de fuentes en japonés y traducidas indirectamente al español.

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